De los escritores contemporáneos, sólo mencionaremos a Samuel Beckett como el apóstol del trágico sin sentido. En sus libros no sucede fundamentalmente nada, todo gira alrededor de un eterno círculo y una vez más comienza la eterna letanía del sin sentido, pues el hombre no ve lo esencial o, viéndolo, no lo comprende; porque él no crea el sentido sino que lo aguarda y así termina en una desesperanza infinita.

La vida no ofrece interpretación alguna y a este respecto parece carecer de sentido. Sin embargo, posee una naturaleza que puede interpretarse, que el intelecto discriminador es capaz de discernir, pues en todo caos existe un cosmos; en todo desorden, un orden secreto; en todo capricho una ley fija, pues todo lo que funciona se basa en su opuesto. Un No inequívoco a la pregunta del sentido no abarca la totalidad, que es siempre una paradoja. Falta el opuesto, el Sí. Es por ello que la pregunta está siempre viva y una y otra vez vuelve a enfrentar al hombre; pues el sentido es un arquetipo, al igual que el acertijo de la existencia y los indicios de inmortalidad constituyen experiencias arquetípicas.

Aniela Jaffé

Extractado por Pablo Cáceres de
A. Jaffé.-El Mito del Sentido en la obra de C. G. Jung,
Ed. Mirach, Barcelona, España, 1995.