Antes que un hombre estudie el Zen, las montañas son para él montañas, y las aguas, aguas.
Cuando él se inicia en la verdad del Zen bajo la conducción de un buen maestro, para él las montañas ya no son montañas, ni las aguas son aguas.
Pero, cuando ya él ha entrado en la morada del reposo, las montañas son de nuevo montañas y las aguas, aguas.
Chung Yuan