6350903984014014Obra de Ángel Rey Vazquez

 

El orgullo es una concepción, un modo de ver las cosas, por el que exageramos una cualidad que poseemos –fuerza física o belleza, educación, clase social o talento- y que nos conduce a considerarnos superiores a los demás.

Esta actitud conlleva muchos inconvenientes. Bajo la influencia del orgullo, tratamos de asegurarnos que otros se enteren de lo buenos que somos. Hablamos de nuestros logros; buscamos impresionar a los demás para ganar elogios, reputación o dinero. El orgullo provoca que miremos desde arriba a aquellos que pensamos que carecen de nuestras buenas cualidades.

Cuando la presunción nos domina, resultamos realmente patéticos. Si fuéramos honestos con nosotros mismos, veríamos que bajo el disfraz no creemos que somos realmente buenos. Para convencernos de lo contrario intentamos desesperadamente persuadir a los demás de que poseemos ciertas cualidades que son excelentes. Pensamos que si otros consideran que somos importantes es que debemos serlo. En el fondo, todos nosotros, seres comunes, tenemos una pobre imagen de nosotros mismos, ni siquiera la persona con aspecto distinguido que según el modelo mundano personifica el éxito, se siente lo bastante bien. Cuando nos resulta difícil admitir nuestra propia inseguridad, la enmascaramos con el orgullo.

¿Cómo es posible que personas que parecen tener éxito no se sientan bien consigo mismas? Ellos, como nosotros, buscan en el exterior la autoafirmación, el elogio, y el reconocimiento. Así ignoramos nuestra capacidad para llegar a ser sabios y compasivos. Aunque busquemos en el exterior la felicidad y el amor propio, estas cualidades sólo pueden ser verdaderamente alcanzadas mediante un desarrollo interno.

El orgullo nos hace actuar de forma ridícula: alardeamos de apariencia física pareciendo a menudo estúpidos a los ojos de los demás. Criticamos libremente a los otros y después nos desconcierta que la gente no quiera compartir nuestra compañía. Tratamos a los demás injustamente y más tarde protestamos porque no hay armonía en la sociedad. Cuando las personas se sienten orgullosas y descuidan los sentimientos de los demás, rompen la armonía de grupo.