La meditación es una manera de abrir nuestras vidas a la riqueza de la experiencia, no es una práctica esotérica limitada a ciértas horas y lugares. Esto implica atención a todo lo que hacemos, aprendemos a abrir nuestros sentidos a cada matiz de la experiencia, todo está incluído en esta meditación atentos aun a los más mínimos detalles.
A medida que se desarrolla nuestra capacidad de estar alertas, se va transformando nuestro entero rango de referencias. Vemos cómo se interrelacionan el pensamiento y la acción y, consecuentemente, llegamos a ser más sensitivos en nuestras comunicaciones con los demás. Nuestra percepción penetra a niveles más profundos, descubrimos cómo se producen los sentimientos y cómo funciona el pensamiento. Cuando nuestra percepción se profundiza aún más, podemos distinguir la relación entre pasado, presente y futuro,
y aprendemos a dirigir nuestras acciones de modo que nuestra vida sea satisfactoria y plena.
La atención cuidadosa (mindfulness) abre nuestra visión a acciones más constructivas, y la paciencia permite a nuestra visión a que se ponga a la obra. La paciencia trabaja silenciosamente como un agente secreto, protegiéndonos de ser atrapados en acciones sin sentido o en la desesperación por no conseguir más rápidamente lo que deseamos. Cuando conscientemente desarrollamos la paciencia, ella llega a ser una respuesta natural y apropiada para cada nueva situación; nos fortalece para afrontar aun los más difíciles momentos.
Cuando la paciencia está fuertemente desarrollada, el estado de alerta aparece aun desde dentro de nuestras negatividades, y de él viene nuestra meditación. Vemos que todo lo que ocurre es una manifestación de energía, la cual es una forma de nuestro estado de darnos cuenta y comprendemos que cada experiencia cotidiana es una parte de la naturaleza iluminada.
Este estado de atención puede ser siempre alcanzado ahondando en la naturaleza de la experiencia. Nuestra experiencia puede llevarnos mucho más lejos de nuestro pensar, ver y ser ordinarios. Nos puede llevar a la iluminación mística. Cuando estamos alertas podemos funcionar apropiadamente aun entre la confusión del mundo. Nuestra actitud positiva es benéfica para nosotros y para los demás. Vivimos la verdad que hemos adquirido.