Sin saberlo, hemos desarrollado condicionamientos que han llegado a asumir una fuerza propia. Más tarde, notamos con sorpresa que esa fuerza – karma – tiene en un real sentido controlado el correr de nuestros días en una forma casi automática, y que nos hemos permitido perder el control sobre nuestra dirección. Nuestras oportunidades resbalan y se alejan, y ese deslizamiento también toma la forma de un condicionamiento. El resto de nuestra vida puede consistir solamente en vivir según condicionamientos
que no sirven a ningún propósito.
Esta falta de control viene en formas sutiles pero definidas. Por ejemplo, no hacer lo que sabemos que debiéramos hacer fortalece un condicionamiento evitativo. Esta reluctancia llega a ser un hábito. Empezamos automáticamente a evitar todo aquello que sea aun ligeramente difícil o desagradable. Pueden perderse oportunidades desafiantes y productivas, porque el condicionamiento evitativo ha hecho su elección por nosotros. Cada vez que el condicionamiento gana, se fortalece, y nuestra voluntad se debilita cada vez más.
A medida que el tiempo pasa, estos condicionamientos van creciendo más y más fuertes, se van volviendo tendencias que continúan a través de otras encarnaciones, lo recordemos o no. Esto es karma y es una parte del proceso de la vida. A causa de este karma, llega a ser cada vez más difícil alcanzar nuestras metas, realizarnos o progresar espiritualmente. Nuestra vida no es realmente sana, ya que hemos internalizado de tal manera estas tendencias nocivas que no son fáciles de cambiar. Ellas han pasado a ser parte de nosotros sin que nos diéramos cuenta.
Cómo remediar esto? Primero, necesitamos reconocer y ubicar aquellos hábitos que nos perjudican. Esto pone fin a nuestras justificaciones e inicia una responsabilidad activa y honesta por nuestra propia vida, reemplazando nuestra tendencia a suspirar pasivamente por un lugar perfecto donde la vida estuviera libre de problemas.
No podemos cambiar de la noche a la mañana, pero podemos empezar un proceso que nos dará una base sólida y genuina que nos ayudará a ser más vitales y más equilibrados. Empezaremos por quebrar los condicionamientos evitativos, Nos concentraremos sistemáticamente en las tareas que no queremos hacer y nos pondremos en acción, manteniéndonos atentos a las emociones negativas que se originen al cumplir estas tareas.