Para ir a través del miedo en la meditación, debemos aprender a ser efectivos en situaciones en las que antes no podíamos actuar. Podemos quebrar nuestro no puedo hacerlo>>, necesitamos solamente contactar lo que sentimos en tales situaciones directa, paciente, tranquila y confiadamente. Este procedimiento es genuinamente saludable, y en verdad nos capacita para determinar nuestras acciones y nuestra vida.

Comprendiendo los condicionamientos del karma, hacemos que la vida sea una gran oportunidad. La existencia humana es preciosa: cuando nos libramos de nuestras respuestas automáticas, podemos hacer realidad su limitado potencial. Es sólo encontrar los sitios silenciosos que yacen más allá del condicionamiento, contactar nuestra verdadera naturaleza y, luego, nutrir su crecimiento. Hacemos esto aprendiendo a ser honestos con nosotros mismos. Aunque este romper los viejos hábitos no ocurre en un día, ello sucederá cuando, momento a momento, aprendamos a mantener equilibrio en nuestra vida,

Transformando el miedo:
Desde la niñez con su miedo a la oscuridad hasta la vejez con su miedo a la muerte, el miedo ha formado parte de nuestra vida. Pero supongamos que cuestionamos nuestros miedos. Cuando los estudiamos calmadamente, hacemos un notable descubrimiento: el miedo es una creación de la mente. A una cierta sensación le colocamos la etiqueta miedo, le damos un carácter específico y establecemos reglas
acerca de cómo reaccionar frente a ello. Creamos un condicionamiento de miedo, el cual adopta una realidad por sí mismo. Simplemente entendiendo las razones que originan nuestros miedos en un intento por controlarlos, sólo luchamos contra los síntomas, no contra la causa.

La real fuente de origen del miedo yace en nuestra mente; añadir más pensamientos, más conceptos, sólo sirve para sostener ese condicionamiento. Necesitamos un enfoque diferente. El miedo no es sino una energía mal aplicada, una proyección mental, una idea. Cuando nuestro cuerpo reaciona al miedo, el cuerpo mismo no está asustado. El miedo viene de conceptos y pensamientos que hemos aprendido a asociar con esta reacción. Aunque un concepto no existe como una entidad sólida, puede ser tan convincente que creamos en él, y esa creencia es la que le da poder sobre nosotros, sea real o no.