artemetafora09

 

Metaforación 5.- Las artes y las ciencias simbolizadas como ápsides.- Dos puntos de una órbita excéntrica giran en torno de la verdad. Un punto (ápside superior) está más alejado del centro de atracción (el impulso que está detrás de la búsqueda de la Verdad); el otro (ápside inferior) está más cerca del centro de atracción. La sugerencia: ni el arte ni la ciencia están permanentemente situados en las posiciones inferior o superior. Ni una ni otra son La Verdad, sino que ambas orbitan en la periferia de ese mundo inferior innombrable de ambigüedad que llamamos materia. Sus representaciones de la Verdad indiscutible sobre la vida y la muerte en el cosmos y en nosotros mismos son sólo eso: representaciones. Si sustituyéramos la relación arte-ciencia por la relación cerebro-universo, por ejemplo, los significados de esta metaforación cambiarían instantáneamente.

Podríamos generar incontables variaciones de estos tipos de comparaciones para expresar mensajes similares por medio de diferentes representaciones. La mayor parte de las metaforaciones nos permiten pensar con inventiva sobre las relaciones entre cosas conocidas y cosas no familiares. Muchas metaforaciones familiarizan aún más con lo familiar, y lo hacen turbador y curioso. Otras son menos productivas. De hecho, algunas pueden ser claramente engañosas y manipuladoras, de un modo que revela los peores de nuestros vicios. Junto con el dominio de nuestras aptitudes para conceptualizar y conectar diversas formas de información, necesitamos seguir desarrollando mentalidades críticas para evaluar nuestras creaciones metafóricas. Esto también supone incitarnos a examinar qué es lo que constituye una buena conexión o analogía.

Sobre una cuestión similar, es importante observar los tipos de transformaciones y consecuencias iniciados por nuestros actos de nombrar aspectos de la naturaleza. Un poeta podría llamar a las estrellas esferas de luz que dan calor a nuestras mentes e iluminan nuestra presencia en el espacio. Lo que surge de esa asociación es placer estético. Sin embargo, en cuanto asignamos nombres matemáticos a esas esferas de luz reales o imaginarias dimensionándolas y detallando sus propiedades mecánicas – se siguen muchas consecuencias, algunas de las cuales pueden transformar la propia comprensión que tenemos de la luz.