La atención y la voluntad generada por los objetos externos, a través de los sentidos, no es de nuestra propiedad. Son parte del mecanismo de la Naturaleza. La Naturaleza trabaja sobre nosotros. Nosotros no conquistamos la Naturaleza; la Naturaleza nos conquista a nosotros. La atención y la voluntad conectadas con los sentidos físicos y con los objetos externos no es de nuestra propiedad. Esa voluntad no es libre, sino que responde al llamado de cada objeto exterior.
Pero existe otra Atención, y otra Voluntad (con mayúscula). El hombre tiene dos naturalezas, una inferior, y una superior. La naturaleza inferior es parecida a la del animal, quizás más sutil y compleja, pero casi siempre trabaja de la misma manera. La naturaleza superior es la única real. Ésta es incompleta, pero capaz de crecer dentro de un hombre completo.
Para la naturaleza superior, existe otra Atención y otra Voluntad, que no nace fuera de nosotros, sino que nace en nosotros. Esta Atención es el comienzo de la Consciencia Real; y su Voluntad es el comienzo de la Libre Voluntad. Con esta Atención podemos observarnos a nosotros mismos; con esta Atención, podemos recordarnos a nosotros mismos. Con esta Voluntad podemos hacer los esfuerzos para alcanzar nuestra meta más grande: completarnos a nosotros mismos.
Pero debemos realmente “poseerlas”. El conocimiento no es bastante. Es bueno y necesario, por cierto, pero por sí mismo no cambiará nada en nosotros. La comprensión es necesaria. Debemos tener un nuevo conocimiento, por ejemplo, para lograr saber qué puede ser deseado. Pero a menos que actualmente lo deseemos, no tendremos oportunidad de lograr nada. Y el solo deseo, no es bastante. Podemos desear por siempre, pero a menos que nos movamos hacia lo que nosotros deseamos nunca lo obtendremos. Debemos tener la determinación.
Pero nosotros no “tenemos” bastante Voluntad. Y tampoco “tenemos” mucha Atención. Así que debemos incrementarlas lo mejor que podamos. Y la única manera de incrementarlas es ejecutando el tipo correcto de esfuerzos. Sin esfuerzos, nada puede incrementarse. Pero si conducimos toda nuestra Atención, toda nuestra Voluntad, y todos nuestros Esfuerzos, hacia nuestra gran meta, poco a poco, parecidos al gusano, nos aproximaremos a ella: al gran objetivo o meta.