Recuerdo de Sí,  Consciencia  y  Memoria.

Recuerdo de Sí, Consciencia y Memoria.

 

Si recordarse a sí mismo es tan deseable, ¿por qué es tan difícil de alcanzar?.  Para contestar esta pregunta debemos volver con más detenimiento, a la cuestión de la atención.  Porque la posibilidad de estados más elevados de consciencia en el hombre depende precisamente de ciertas materias finas que produce el cuerpo siendo sometidas a su atención.

El proceso de digestión en el hombre se compone de un enrarecimiento progresivo del alimento, el aire y las percepciones que ingiere; y la materia fina de que hablamos se puede tomar como el producto final de este enrarecimiento en condiciones normales. A desemejanza de la carne o la sangre, que se componen de células, esta materia se puede visualizar como en estado molecular, esto es, como en un estado análogo al de los gases o los perfumes. Es, así, extraordinariamente volátil, inestable y difícil de contener.

En el caso del hombre, sin embargo, está sujeta al control psicológico y este control psicológico es la atención. Combinada con la atención, esta materia deviene el vehículo potencial de la auto consciencia.

En el estado ordinario del hombre esto es, al actuar como máquina cuando su proceso interno opera muy independientemente de su voluntad o de su deseo – esta materia fina sigue las leyes que gobiernan a toda materia libre en estado molecular. Se difunde desde aquél en todas direcciones o en las direcciones que le cogen la atención. Tan pronto como es fabricada, o con muy breve retardo, esta materia fina sale a través de él en una u otra forma. Pues para contenerla o para acumularla requiere voluntad que normalmente no posee, y produce una tensión interior que sólo puede mantenerse con auto conocimiento y auto control grandes.

Esta difusión de la energía fina del hombre desde el mismo, toma muchas formas.  Puede salir de él normalmente como energía sexual; explotar desde él anormalmente como ansiedad o irritación; filtrarse desde él como envidia o auto compasión.  Más comúnmente que esto, sencillamente se difunde desde él para crear el curioso estado psicológico de fascinación (o identificación) en el cual un hombre pierde por completo su identidad en una conversación, una tarea, un amigo, un enemigo, un libro, un objeto, un pensamiento o una sensación. Esta fascinación es sencillamente, efecto del discurrir hacia fuera de la materia fina desde un hombre, en una dirección determinada por su tipo y personalidad, y que arrastra su atención con ella. En casos extremos esta succión hacia fuera de la atención puede ser tan completa que el cuerpo del hombre queda por entonces como un ser vacío aún de los rudimentos de la individualidad psíquica. Esta fascinación es el más usual de los modos de gastar la materia fina de la energía creadora del hombre. Constituye, en realidad, el estado habitual del hombre y por esta misma razón es irreconocible por completo e invisible de ordinario.

Por las clases más finas y más productivas del trabajo humano, un hombre aprende por el uso de la atención a conservar su fascinación en una dirección determinada. Por ejemplo, un buen zapatero permanece durante una hora fascinado por la confección de un par de zapatos, un político queda fascinado por el discurso que pronuncia, una mujer queda fascinada por la carta que está escribiendo a un amigo.  Sin esta retención más elemental de la atención en una dirección, ningún buen trabajo de ninguna clase, ni aún el mas simple, puede producirse.

Así, hay tres categorías en el gasto ordinario o difusión de la materia fina.  La corriente al exterior puede vagar simplemente de uno a otro objeto, de la vista al oído y el pensamiento, a medida que uno u otro fenómeno le coja la atención.  Nuevamente, la corriente hacia fuera puede ser atraída por algo que ejerce un fuerte asidero a la atención, una persona que lo divierte, una persona que lo irrita, un libro que interesa, un sonido grato y así sucesivamente. O, por último, por un simple esfuerzo de atención, la corriente puede ser retenida durante cierto tiempo en una dirección deseada.

Como hemos dicho, estos diferentes modos en los cuales la materia fina es consumida normalmente, representan diferentes aspectos de la función particular en actividad: un aspecto puramente automático, un aspecto emotivo, o un aspecto intelectual. Más aún, son característicos de tres procesos distintos y producen tres grupos de resultados muy diferentes.

Al mismo tiempo, estos son igualmente mecánicos y la característica principal de todos ellos es que la atención sólo es suficiente para hacer posible que la materia fina que trae el estado de alerta, se aplique a una cosa cada vez. Este es el estado ordinario del hombre. Solamente puede darse cuenta de una sola cosa cada vez. Puede darse cuenta ya sea de la persona a quien está hablando, o de sus propias palabras; puede darse cuenta del malestar de alguien o de un dolor en su propio cuerpo; puede darse cuenta de una escena o de sus propios pensamientos. Pero, excepto en muy raras ocasiones, no puede darse cuenta simultáneamente de sus propias palabras y de la persona a quién las está dirigiendo; o de su propio dolor y del de alguna otra persona; o de la escena y de sus pensamientos acerca de aquélla. Así, el darse cuenta de todos los hombres en ese estado ordinario puede clasificarse como fascinación. Porque si se da cuenta de algún fenómeno exterior pierde su darse cuenta de él mismo; o al devenir alerta de algo en él mismo, pierde su darse cuenta del mundo exterior, esto es, deviene fascinado por una cosa, interna o externa, con exclusión de todo lo demás.

Ciertamente la experiencia de cada hombre contiene casos de atención dividida y de no ser así, no tendríamos indicio alguno de cómo proceder. Por ejemplo, una de las razones para el extraordinario poder que las sensaciones del amor y del sexo tienen sobre los hombres, es que en determinadas circunstancias provocan un intenso estado de alerta de uno mismo y de otro, al mismo tiempo. Esto es un verdadero preguntar del siguiente estado de consciencia.  Pero si esta sensación llega a hombres no preparados para ello, es enteramente accidental y totalmente más allá de su control.

Una de las cosas principalmente enseñadas en las escuelas del cuarto camino es la división intencionada de la atención entre uno mismo y el mundo exterior.  Mediante larga práctica y el ejercicio constante de la voluntad, no se le permite a la materia fina del estado de alerta que fluya ininterrumpidamente en una dirección, sino que es dividida, por decir así. Una de cuyas partes es retenida en uno mismo, mientras que la otra se dirige al exterior, hacia aquello que se pueda estar haciendo o estudiando. Mediante la división de la atención, el estudiante aprende a darse cuenta de él mismo cuando habla a otro, de él mismo mientras permanece en determinado escenario, de él mismo actuando, sintiendo o pensando en relación con el mundo exterior.

De este modo aprende a recordarse a sí mismo, primero por momentos y luego con frecuencia creciente. Y en proporción a su aprendizaje de recordarse a sí mismo, sus acciones adquieren consistencia y significación en la misma proporción, las que le habrían sido imposibles mientras su darse cuenta se movía únicamente de una a otra fascinación.

La característica de este segundo estado, recordarse a sí mismo, es la atención dividida. Hay varias cosas extrañas respecto a este estado.  Primero, por ciertas razones cósmicas, nadie puede intentarla o practicarla hasta que se le haya hablado de aquella y se le haya explicado.  Segundo, cuando se le ha explicado, toda persona normal tiene suficiente voluntad y energía para recoger un vistazo momentáneo de lo que ello significa. Si lo desea, puede en el momento que acaba de enterarse, devenir alerta de él mismo en su medio ambiente: de él mismo, sentado en una silla, atento a una nueva idea.

Pero este recordarse a sí mismo no puede repetirse o mantenerse excepto por su esfuerzo consciente.  No ocurre espontáneamente. Nunca se convierte en un hábito. Y en el momento en que la idea de recordarse a sí mismo o de atención dividida se olvida, todos los esfuerzos, no importa cuán sinceros sean, degeneran una y otra vez en fascinación, esto es, en el darse cuenta de una cosa a un tiempo.

Es así necesario señalar que la estrecha atención puesta en un trabajo, en el darse cuenta físico del cuerpo de uno, en el ejercicio mental de una u otra clase, en visiones o visualizaciones, aún dentro de emociones profundas, no constituyen por sí, recordarse a sí mismo.   Porque todo esto puede hacerse con la atención indivisa, esto es, uno puede devenir fascinado por una tarea, por un darse cuenta físico, por un ejercicio mental o por una emoción; y uno devendrá inevitablemente tan fascinado en el momento que cesa la atención de estar dividida entre un actor u observador en uno mismo y aquello que él observa o sobre lo que actúa.

Otra curiosa treta psicológica se debe mencionar en conexión con el momento en que un hombre escucha por primera vez hablar del recordarse a sí mismo.  Si él lo relaciona con algo que ha escuchado o leído antes, con algún término filosófico, religioso u orientalista que le es ya familiar, inmediatamente la idea se le hace invisible, pierde su poder. Porque ésta sólo puede abrir nuevas posibilidades para él como idea completamente nueva. Si se conecta con alguna asociación familiar, significa que ha ingresado a la parte equívoca de su mente, donde podrá quedar alojada como cualquier otro fragmento de conocimiento.

Se ha desarrollado un impacto y sólo con gran dificultad puede volver el hombre a la misma oportunidad. La extraordinaria elusividad de este nuevo estado psicológico, el siguiente abierto al hombre más allá de su estado habitual, está muy bien descrito en el Cap. 7 de Fragmentos de una Enseñanza Desconocida por P.D. Ouspensky, donde el autor describe con gran exactitud sus propios experimentos y experiencias cuando por primera vez se le habló de la idea de recordarse a sí mismo.

Cuando por primera vez un hombre escucha algo sobre recordarse a sí mismo, si lo toma en serio, toda clase de nuevas posibilidades parecen abrirse inmediatamente para él. No puede comprender cómo es que jamás había pensado en ello. Siente que únicamente tiene que hacer esto y todas sus dudas, artificialidades y dificultades desaparecerán y toda clase de cosas podrán convertirse en posibles y fáciles para él, las mismas que antes consideraba completamente más allá de su alcance. Su vida toda podrá ser transformada.

Y esta sensación está tan en lo cierto como en el error.   Está en lo cierto en su creencia de que si pudiera recordar todo por sí mismo sería tan diferente a como se lo imagine.  Sólo que en un principio no ve la enorme resistencia que hay en él mismo para dominar este nuevo estado.  No se da cuenta que conseguir recordarse a sí mismo como estado permanente o aún conseguir frecuentes momentos de recurrencia, requiere el deber de reconstruir completamente su vida, pues esta tarea exigirá una gran parte de la materia fina que su máquina puede ahorrar o hacer, toda la voluntad y atención que puede desarrollar por el ejercicio más constante. Tendrá que luchar en contra de y eventualmente abandonar todas las formas psicopáticas de quemar su materia fina, la cual forma ahora parte tan familiar y aparentemente necesaria de su vida: ansiedad, irritación, indignación, auto compasión y toda clase de temores, toda clase de sueños, todas las formas en las cuales se hipnotiza a sí mismo en la satisfacción con las cosas como son. Sobre todo, debe necesitar recordarse a él mismo, constante y permanentemente, no importa cuán doloroso e incómodo pueda hacer esto, ni cuán desagradables las cosas que ve así en sí mismo y en otras gentes. Porque en el momento que cese de necesitar recordarse a sí mismo, pierde en todo grado por algún tiempo – la posibilidad de hacerlo.

De este modo, recordarse a sí mismo o la práctica de la atención dividida aunque a la primera mirada pueda parecer extraordinariamente sencilla, fácil y obvia – requiere en realidad una reconstrucción completa de toda la vida de uno y de puntos de vista tanto hacia uno mismo como hacia otras personas. Mientras uno cree que se puede cambiar a uno mismo o a otra persona, mientras uno cree que tiene el poder de hacer, esto es, de hacer cosas distintas a como son, sea interna o externamente, el estado de recordarse a sí mismo parece retirarse de uno cuanto más esfuerzos se hacen para alcanzarlo. Lo que en un principio pareciera estar al alcance de la mano comienza a parecer infinitamente lejano, imposible de lograr.

Y, sin embargo, muchos años de lucha y de fracasos pueden ser necesarios antes de arribar a un curioso hecho psicológico, que en realidad se conecta con una ley en verdad muy importante. Este hecho es que, aunque es extraordinariamente difícil dividir la atención de uno en dos, es mucho más posible dividirla en tres: aunque es extraordinariamente difícil recordarse uno mismo y el medio ambiente de uno simultáneamente, es mucho más posible recordarse uno mismo, el medio ambiente de uno y alguna cosa más.

Sabemos que ningún fenómeno es producido por dos fuerzas: cada fenómeno y cada resultado real requiere de tres fuerzas. La práctica de recordarse a sí mismo o la división de la atención se conecta con el intento de producir un determinado fenómeno, el nacimiento de una nueva consciencia en uno mismo.  Y para hacer esto con éxito, la atención debe ser dividida no en dos sino en tres. Debe dedicársela simultáneamente al propio organismo de uno, sujeto del experimento, a la situación a la cual este organismo está expuesto en el momento y, finalmente, a algo permanente que se mantiene en un nivel más alto que ambos y el cual sólo puede resolver la relación entre los dos.

 

Qué es este tercer factor que debe ser recordado? Toda persona debe encontrarlo por sí misma: su escuela, su maestro, los principios que ha aprendido, el sol, algún poder superior en el universo, Dios. Debe recordar que él mismo y su situación permanecen ambos en presencia de poderes superiores, ambos están bañados por la influencia celestial. Fascinado, es absorbido totalmente por el árbol del que se da cuenta; con la atención dividida, ve tanto al árbol como a sí mismo que lo mira; recordando, se da cuenta del árbol, de él mismo y del Sol que imparcialmente brilla sobre ambos.

Hemos hablado del mundo mineral, del mundo celular, del mundo molecular y del mundo electrónico. La situación del hombre, sus problemas, su medio ambiente, las dificultades existentes en el mundo material, celular, son la fuerza pasiva; la energía fina de la consciencia dirigida por su atención existe en el mundo molecular como la fuerza activa; y aquella que puede resolver la lucha eterna entre estos dos mundos puede derivar solamente de un modo todavía más alto: el mundo del Sol, el mundo electrónico. A semejanza de la luz del Sol que une e interpenetra todo, la individualidad – este tercer factor – creando y disolviendo ambas debe ser de tal manera que en el recuerdo de sí, el que recuerda está unido a su medio ambiente, y él adquiere tanto como pierde la individualidad separada.

Si un hombre puede descubrir tal tercer factor, recordarse a sí mismo deviene posible para él y puede llevarlo mucho más lejos de lo que pareciera en un principio.

Recordarse a sí mismo debe, así, contener tres principios, tres cosas para ser recordadas. Y si se está ocupado con alguna tarea interior, será entonces necesario recordar tres mundos en uno mismo, tres lugares en uno mismo.

Por esta división de la atención en tres, la materia fina que es la conductora de la fuerza creadora del hombre derechamente se divide en tres corrientes una dirigida a la acción directa en el mundo exterior, otra dirigida hacia la creación de una conexión con poderes superiores y otra que se retiene en uno mismo. Aquella que es retenida en uno mismo en el curso del tiempo se cristalizará en un vehículo permanente de la auto consciencia, esto es el hombre 5.

Consciencia y memoria.

De ordinario la memoria es un impulso que se transporta alrededor del círculo de la vida del hombre, en la sola dirección del tiempo. Surge de un momento de consciencia máxima; si no hay consciencia, no se crea memoria.

Aquí es posible una analogía muy exacta.  En relación con la línea de la vida corpórea del hombre, su esencia es bidimensional; conecta simultáneamente todos los puntos de la línea, creando una superficie. En relación con la superficie de la esencia del hombre, el hombre auto consciente, hombre 5, sería un sólido, puesto que no sólo se conectaría con todos los puntos de su vida y con todas las superficies de su esencia sino que uniría éstos a otras posibilidades y fuerzas existentes en otra dimensión.

Supongamos, entonces, que el círculo de la vida corpórea del hombre está hecho de alambre, que la superficie conectante de su esencia sea una lámina metálica, y que el futuro hombre 5 sea un prisma sólido que toque la vida en la concepción, el nacimiento, el final de la niñez y la muerte, y del que la superficie de la esencia sería una sección aislada. El fenómeno de la consciencia será, ahora, exactamente análogo al calor.

Nuestra sensación ordinaria de la vida es como un punto de tibio calor que avanza alrededor del círculo. Pero suponed un momento de consciencia, digamos a la edad de quince años. En este punto el alambre se calienta. Los impulsos de calor corren por el alambre desde este punto, en ambas direcciones. Pero, naturalmente, para una percepción que avanza en adelante a lo largo del alambre desde el punto en cuestión, como estamos acostumbrados a movernos en el tiempo, siempre parecerá que proceden de atrás, esto es, desde el pasado. La conducción de calor o memoria hacia atrás, esto es, hacia una edad más temprana, nos será desconocida debido a nuestro método de percepción. Y nuevamente, mientras más nos alejemos del momento de consciencia, del punto calentado, más débiles parecerán gradualmente.

Al mismo tiempo, aunque la memoria de los momentos de consciencia presenta una tendencia a decaer, es importante comprender que este decaimiento no es consecuencia del paso del tiempo. Nuestra principal ilusión acerca de la memoria es que ella decae con el tiempo, como las ropas o los edificios. No es así. Decae por falta de alimento. La memoria se genera por la consciencia y debe nutrírsela por la consciencia, esto es, debe ser nutrida conscientemente.

De hecho, la memoria es un fenómeno no sujeto a las leyes del tiempo. El hombre que realmente comienza a comprender esto encontrará mundos nuevos que se abren ante él.  Y prácticamente podrá ver el modo de entrar y poseer estos mundos.

Permítasenos examinar primero, cómo se pierde la memoria y, luego, cómo se la puede cultivar y darle vida.

Como hemos dicho, la razón más frecuente para la pérdida de memoria es sencillamente la negligencia y la muerte por hambre. El hombre ordinario en circunstancias ordinarias no hace esfuerzo de alguna clase para mantener vivos sus recuerdos, para alimentarlos, recordarlos y prestarles atención. A menos que sean tan gratos o tan dolorosos que la emoción misma los aten a su consciencia, desaparecen naturalmente. Esta es la pérdida pasiva de memoria.

Pero hay, también, una destrucción activa de la memoria. Se halla en la substitución de la memoria por la imaginación o, mas sencillamente, por la mentira.  Por ejemplo, doy un paseo por la calle, donde encuentro a un conocido.  Al principio el encuentro puede ser muy claro en mi mente lo que dije, lo que dijo él, cómo aparecía y otras cosas más – pero cuando vuelvo a casa recapitulo el incidente a mi familia.  Al hacerlo, hago todo el incidente más divertido y dramático de lo que era en realidad: hago mis propias observaciones más graciosas, las suyas más torpes; sugiero algo acerca de sus hábitos; quizás introduzco algún otro carácter o adapto la conversación para incluir un chiste que escuché ayer. Después no recordaré más la escena como fue, sino solamente como la he recapitulado. Imaginación y mentira destruyeron la memoria.

Y si empleo toda mi vida en esta forma, entonces con certeza, después de algunos años será totalmente imposible para mí distinguir lo que realmente me ocurrió de lo que deseaba que me ocurriera o que temía podría ocurrir, o de lo que ocurrió a otros o de lo que sencillamente leí acerca de eso. En esta forma la memoria es destruida activamente. La diferencia radica en el hecho de que cuando se pierde la memoria por negligencia ésta queda todavía entera aunque sepulta y con tesonero esfuerzo se la puede recobrar, mientras que la memoria destruida por la mentira se la perjudica de modo permanente si es que no ha sido totalmente aniquilada.

Cómo es que se puede reanimar y utilizar la memoria? Únicamente devolviéndole la vida intencionalmente y conscientemente.  Supóngase que tengo una razón particular para desear recordar un encuentro con alguien, ya sea porque me parece que cometí un error con aquél o porque dejé de aprovechar una oportunidad que me ofrecían y es muy importante para mí corregir esto. Cuidadosamente, con atención, comienzo a desenrollar mi memoria. Me acuerdo de haber llamado a la puerta de la habitación en la que estaban, sentir que me abrían, que entraba, me sentaba.   Recuerdo la posición en que ellos estaban sentados, las sillas, los muebles, los cuadros en los muros, el modo cómo caía la luz sobre la escena, entrando por la ventana. Luego recuerdo lo que dije, mi voz, cómo la sentí, el modo cómo reaccionaron las otras personas, lo que dijeron y así sucesivamente. En forma gradual, si puedo sostener la atención, todos mis varios sentidos vista, oído, tacto, modales – comenzarán a contribuir con sus distintas memorias y poco a poco la escena recuperará su vigor en mi interior exactamente como fue.  De una vez, también, mis errores se reactualizan. Los veo con toda claridad: se han hecho conscientes.

Sea que pueda o no enderezar las cosas en el presente o aprovechar la oportunidad que perdí, son cuestiones diferentes. Esta corrección puede necesitar de mucho tiempo y aún puede no ser posible en esta vida. Pero lo principal es que la consciencia ha sido retrotraída al pasado. Ahora soy más consciente en relación a este incidente que lo que era cuando realmente ocurrió. De este modo, por la memoria intencional, nuevos momentos de consciencia se pueden agregar siempre a aquellos que ocurren naturalmente en la secuencia del tiempo. Y no hay límite a este proceso de hacer más consciente el pasado.

Ahora bien, si estos puntos de consciencia en el círculo de la vida son multiplicados suficientemente, podemos imaginar que se genere bastante calor para calentar la figura bidimensional de la esencia del hombre y, con el tiempo, hasta el sólido del alma (hombre 5).  Por supuesto, la tarea de calentar una superficie desde una línea sería una labor inmensa y probablemente la mayor parte del alambre tendría que ponerse al rojo vivo para poder lograr que la esencia se calentara apreciablemente. Si, además, se transfiere el calor de la superficie de la esencia hasta el sólido del alma (hombre 5), será evidente la misma desproporción y sin duda la figura bidimensional tendría que estar, a su vez, al rojo vivo para lograr calentar al sólido.

En realidad, semejante método de calentamiento manifiestamente no es práctico. Y, en la misma forma, la idea de crear consciencia en el alma (hombre 5) exclusivamente desde abajo, por así decirlo, se opone a todas las creencias y experiencias humanas. Tenemos que suponer que sus esfuerzos para ser consciente pondrán en contacto al hombre, tarde o temprano, con una fuente de calor o consciencia situada por encima.

En una forma práctica, está bien claro que la sola idea de consciencia, que penetra profundamente en la esencia del hombre, le hará buscar a hombres más conscientes que él y a las escuelas conducidas por tales hombres.  Por tanto, su interés especial actuará como por magnetismo, atrayéndolo a aquéllos en cuya presencia puede adquirir mayor consciencia. Y si verdaderamente se trata de un interés esencial, éste no le dará descanso hasta que los encuentre.

Además, si un hombre empieza a adquirir un principio de consciencia permanente aunque sólo sean los rudimentos, es seguro que ella en virtud de su capacidad de penetración dentro de otra dimensión (quinta dimensión), pueda relacionarlo con algún nivel del universo donde la energía cósmica creadora es ilimitada y puede emplearse para intensificar la consciencia hasta el límite de la resistencia. Volviendo a nuestra explicación anterior, podemos suponer que este nivel de consciencia puede relacionar directamente a un hombre con la materia en estado molecular, con el infinito mundo de la energía molecular.

Por tanto, en la búsqueda de la consciencia debe comprenderse, primero, que el hombre debe hacer todo por sí mismo es decir, debe penetrar en otro nivel sólo por sus propios esfuerzos; y, segundo, que él no puede hacer nada por sí mismo – es decir, que toda su tarea es la de ponerse en contacto con fuentes y niveles superiores de energía. Porque, a menos que tenga éxito al intentar esto, no podría ni puede conseguir nada.

En todo caso, ahora es posible empezar a apreciar el efecto de diferentes niveles o grados de consciencia. Los momentos de consciencia en el círculo de la vida corpórea actual, como hemos visto, producirán recuerdos intensos para los otros niveles de la vida; teóricamente, también, debería producir impulsos que pasen hacia atrás, hacia el nacimiento. Sin embargo, de empezar a penetrar la esencia, los efectos de la consciencia acarrearán cambios mucho más grandes. De modo que si el alambre se enfría casi instantáneamente, una lámina puede retener calor durante un tiempo mucho más largo.   En lugar de ser momentánea, como debe ser en el círculo de la existencia corpórea, la consciencia que ha penetrado a la esencia tiene ya cierta duración, cierta garantía. No puede perderse súbitamente.  Mas aún, irradiará calor en todas direcciones, calentando el entrelazamiento de círculos paralelos y cruzados de la interrelación de vidas humanas que, como sabemos, están tejidas en una masa sólida e intrincada. Por tanto, el contacto o presencia de un hombre con tal esencia puede aumentar realmente la perspicacia de aquellos que llegan a su esfera de radiación o de influencia.

Y, sin embargo, de calentarse el sólido interior, es decir, de crearse un hombre 5 dentro de sí mismo con el material acumulado, resultará un cambio enorme.  En primer lugar, un sólido caliente puede retener calor casi indefinidamente. Para tal hombre la consciencia se habrá hecho permanente, convertida en el fuego central de su ser.  Mas aún, radiará sobre un área enormemente extendida, quizás cien veces mayor que la calentada por la radiación de la sola esencia.

Así, pues, tenemos una base para clasificar a los hombres de acuerdo con su grado de consciencia. Primero tenemos la enorme masa de hombres comunes en los que la consciencia, si realmente existe, ocurre sólo momentáneamente y por accidente en el curso de la vida corpórea.  En segundo lugar, tenemos aquéllos para quienes la idea de consciencia ha penetrado en la esencia y, así, han adquirido duración y confiabilidad. Y, finalmente, hay un reducido puñado de hombres, regados a través de la historia y del mundo, que han creado almas conscientes para sí mismos (hombres 5), para quienes la auto consciencia es permanente y que, por intermedio de esta consciencia, tienen el poder de influir e iluminar a miles y aún millones de hombres.

Por fin e invisiblemente, pueden existir hombres de espíritu consciente (hombres 6 y 7).

La verdadera historia de la humanidad es la historia de la influencia de estos hombres conscientes.

 

Rodney Collin

 

Extractado por Pablo Cáceres de
El Desarrollo de la Luz.- Edit. Eneagrama,

 

El Séptimo Rayo.

El Séptimo Rayo es la energía de Orden Ceremonial. Constituye una expresión de la voluntad que impele hacia la manifestación externa; contiene en sí la periferia y el punto en el centro. Es la voluntad para la síntesis ritualista”, si puedo expresarlo así; la necesidad – principal factor condicionante de la naturaleza divina – de expresarse en forma rítmica y ordenada, de abarcar lo que está arriba y lo que está abajo” y, por medio de esa actividad, producir belleza, orden, totalidad perfecta y rectas relaciones. Es la energía impulsora que emana del Ser cuando aparece, toma forma y vive. Es la Voluntad de Expresión. Actualmente, en lo que concierne a la humanidad, su expresión más elevada es la organización.

El Señor de Orden Ceremonial o Magia está ahora entrando en el poder, y en forma lenta y segura hace sentir Su presencia. Su influencia es muy poderosa en el plano físico, porque existe una íntima interrelación numérica entre el Señor del séptimo rayo, por ejemplo, y el séptimo plano, el físico, así como la séptima raza raíz estará en completo acuerdo y expresará perfectamente la ley y el orden. Este rayo de orden y su advenimiento es parcialmente responsable de la actual tendencia en los asuntos mundiales de implantar gobiernos dictatoriales o imponer el control de un grupo central de gobierno.


“Cuando la luz de los siete rayos se fusiona con la del séptimo
rayo, entonces se podrá conocer la luz suprema.
Las implicaciones derivadas de este punto sorprenden al primer golpe de vista y exigen un reconocimiento inmediato de dos factores, tiempo y espacio. Las significaciones implícitas en este punto pueden ser más claras si parafraseo el enunciado, dándoles así un sentido de la significación que les traerá comprensión. Cuando la energía de la luz de todos los rayos se expresa por intermedio del séptimo rayo, entonces el aspecto más elevado de la luz divina puede penetrar en el plano físico. Evidentemente será muy difícil que capten este enunciado, por ser además la afirmación de una verdad fundamental.

En una instrucción anterior señalé que estaban involucradas tres ideas para comprender la significación de estos puntos de revelación que, una vez captadas, aparecen en toda su belleza, claridad y simplicidad. El Procedimiento requerido para la manifestación de la luz suprema” tiene lugar cuando se alcanza un nivel transitorio de síntesis y las siete energías se fusionan en una gran Luz energética. Estas siete energías de conjunto han creado siempre la luz suprema” en los niveles más elevados de la expresión divina, pero esa luz reveladora encuentra Ubicación sólo cuando el séptimo rayo de Orden Ceremonial está activo y en proceso de manifestarse en los tres mundos y necesariamente en el séptimo plano, el plano físico. Tal manifestación tiene lugar inevitablemente en los momentos de crisis planetaria, cuando el séptimo rayo está activo y el Sol se encuentra en Acuario.

Esta combinación de relaciones se va estableciendo ahora porque el séptimo rayo se está manifestando rápidamente, y el Sol está en Acuario, comenzando ahora la era acuariana. El Objetivo de esta combinación (que ha tenido lugar seis veces durante el período de la quinta raza raíz) es traer iluminación y establecer orden en la Tierra. La divulgación de la Nueva Invocación fue el primer indicio de la posibilidad de la efectividad de estas proposiciones divinas; su poder fue tan grande que hubo que esperar las correctas condiciones antes de su posible enunciación.

Ese fue el primer paso en la proyectada precipitación de la luz suprema”; el segundo será la reaparición del Excelso Señor, que actuará como lente por el cual podrá enfocarse la luz y adaptarla a la necesidad humana. Se están creando rápidamente las condiciones que posibilitarán este gran acontecimiento de distribución de luz. El Cristo puede actuar y actúa ahora en el plano átmico, personificando en Sí Mismo al gran Punto de Revelación, como lo manifesté con las palabras: “La Voluntad es una expresión de la Ley de Sacrificio”. La invocación que asciende ahora desde la humanidad hasta el Lugar elevado donde mora el Cristo, se enfoca u origina en el plano de las emociones; por eso se dice en las Escrituras que al final de la era surgirá “el Deseo de las Naciones”. Por lo tanto, desde el plano astral surge desde las masas – el movimiento para que Él venga. Los proyectos de Su venida se están forjando en la analogía superior del plano astral, el búdico, o el plano de la razón pura.

El poder motivador para Su advenimiento, lo proporcionan los discípulos e iniciados, siendo, por consiguiente, un movimiento conjunto, calificado por el deseo y el móvil de la Jerarquía y la Humanidad unidas; en consecuencia, la Invocación no puede ser desoída. Astrológicamente el momento es propicio; desde el aspecto planetario son inminentes grandes e importantes acontecimientos, porque el Logos planetario está recibiendo una iniciación cósmica; la energía que trae orden y une en forma mágica el espíritu y la materia (la energía de séptimo rayo), ya está organizando los asuntos humanos, y estos tres grandes acontecimientos coincidentes en tiempo y espacio, hacen posible que las energías del séptimo rayo alcancen un elevado punto de actividad y cooperación fusionadas.

El resultado será la creación de un canal directo para la precipitación de la luz suprema” en los tres mundos y su enfoque predominante en el plano físico. Así se creará la nueva civilización y el nuevo orden mundial y hará posible el nuevo acercamiento a la divinidad; se darán entonces los pasos iniciales para la creación del “nuevo cielo y la nueva tierra”. Es aquí donde necesitarán discernir cuidadosamente entre símbolos y realidades; no es necesario darles más indicaciones.

Ahora me referiré al propósito del rayo descripto en una antigua enseñanza, redactada en hojas tan viejas que la escritura se va desvaneciendo lentamente. La traduciré en lenguaje moderno, aunque se perderá gran parte del significado…

El Séptimo Propósito de la Deidad

7mo. Rayo. Orden Ceremonial o Magia.

Que se construya el Templo del Señor”, pregonó el séptimo gran Ángel. Entonces siete grandes hijos de Dios, en sus lugares, en el norte, sur, este y oeste, se encaminaron con paso mesurado y tomaron asiento. Así comenzó el trabajo de construcción.

Las puertas se cerraron. La luz brilló tenuemente. Los muros del templo no se divisaban. Los siete permanecían silenciosos y sus formas estaban veladas. El momento no había llegado para que brillara la luz. El Verbo no podía ser pronunciado. Sólo las siete Formas llevaron a cabo el trabajo. Un silencioso llamado fue emitido de una a otra. Sin embargo la puerta del templo permanecía cerrada.

A medida que pasaba el tiempo se escuchaban los sonidos de la vida. La puerta se abrió y luego se cerró y cada vez que se abría aumentaba el poder dentro del templo, la luz se acrecentaba con más fuerza, porque uno a uno penetraban en el templo los hijos de los hombres, pasaban de norte a sur, de oeste a este y en el centro del corazón hallaron luz, comprensión y poder para trabajar. Atravesaron la puerta; pararon ante los Siete; levantaron el velo del templo, y entraron en la vida.

El templo se acrecentaba en belleza. Sus líneas, sus paredes y sus decorados, su altura, profundidad y anchura emergían lentamente y penetraban en la luz.

Del este surgió la Palabra: Abrid la puerta para todos los hijos de los hombres que vienen desde el oscuro valle de la tierra y buscan el templo del Señor. Dadles la luz. Descorred el velo del santuario interno y, mediante el trabajo de los artesanos del Señor, ampliad los muros del templo, y así iluminará al mundo. Emitid la Palabra creadora y resucitad a los muertos.

Así el templo de la luz será llevado del cielo a la tierra. Así sus muros serán erigidos en las grandes llanuras del mundo de los hombres. Así la luz revelará y nutrirá todos los sueños de los hombres.

Entonces el Maestro despertará en el este a todos los que están dormidos. Entonces en el oeste el guardián probará y juzgará a todos los verdaderos buscadores de la luz. Entonces el guardián del sur instruirá y ayudará a los ciegos. Entonces el portal del norte quedará abierto de par en par, porque allí el Maestro invisible tenderá la mano para dar la bienvenida, y con el corazón comprensivo conducirá a los peregrinos hacia el este, donde brilla la verdadera luz.

“Por qué la apertura del templo?”, claman los siete mayores. Porque el trabajo está preparado; los artesanos también están preparados. Dios ha creado en la luz. Sus hijos pueden ahora crear. Qué más puede hacerse?”.

“Nada!” fue la respuesta de los Siete mayores. “Que continúe el trabajo. Que los hijos de Dios creen.”

La mayoría observará que estas palabras tienen un profundo significado e indican la amplia intención (durante el ciclo venidero) de abrir de par en par la puerta del templo de los misterios ocultos para el hombre. Uno a uno seremos sometidos a la prueba de la contraparte esotérica y espiritual del factor psicológico denominado “prueba mental”. Esta prueba demostrará la utilidad del hombre para el poder y el trabajo mentales y se probará su capacidad para construir formas mentales y vitalizarlas. De esto me he ocupado en Tratado sobre Magia Blanca, y la relación de este tratado con el trabajo mágico del séptimo rayo y su ciclo de actividad serán cada vez más evidentes. En dicho tratado intenté formular las reglas para el entrenamiento y el trabajo que permitirá, al aspirante a los misterios, entrar en el templo y ocupar su lugar como trabajador creador, a fin de ayudar en el trabajo mágico del Señor del Templo.

Este Señor de rayo tiene un poder especial en la tierra y en el plano físico de la manifestación divina, y es evidente su utilidad para Sus seis Hermanos. Hace surgir el trabajo que deben realizar. Es el más activo de los rayos en este período mundial, y está en manifestación desde hace más de mil quinientos años. Es como si girara dentro y fuera del trabajo activo en un rápido ciclo, y Su parentesco más próximo, simbólicamente, se relaciona con Sus Hermanos del segundo y quinto rayos en este período mundial.

Construye (con la colaboración del segundo rayo) mediante el poder del pensamiento (colaborando así con el Señor del quinto rayo en el plano físico, su propia esfera esencial y peculiar). En otro período mundial, podrá cambiar Su relación con los otros Señores de rayo, pero en la actualidad Su trabajo será comprendido más fácilmente cuando se reconozca que presta ayuda al Señor constructor del segundo rayo y utiliza las energías del Señor del pensamiento concreto.

Los aforismos que encierran Sus cualidades son los siguientes, y fueron susurrados esotéricamente en Sus oídos, cuando Él “abandonó el lugar más elevado y descendió a la séptima esfera para llevar a cabo el trabajo asignado”:

1.- Lleva las herramientas contigo, hermano de la luz constructora. Talla hondo. Construye y da forma a la piedra viviente.
Cualidad. poder de crear.

2.- Elige bien tus trabajadores. Ama a todos. Selecciona a seis, para que cumplan tu voluntad. Que el séptimo permanezca en el este. Llama al mundo para que penetre en aquello que construirá. Fusiona todo en la voluntad de Dios.
Cualidad…….. poder de colaborar.

3.- Siéntate en el centro, lo mismo que en el este. No te muevas de allí. Envía tus fuerzas para que cumplan tu voluntad y recupere luego esas fuerzas. Emplea bien el poder del pensamiento. Siéntate inmóvil.
Cualidad……..poder de pensar.

4.- Observa cómo todas las partes entran en el propósito. Construye para la belleza, hermano Señor. Procura que todos los colores sean brillantes y diáfanos. Observa la gloria interna. Construye bien el santuario. Hazlo con cuidado.
Cualidad …….revelación de la belleza de Dios.
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5.- Cuida bien tus pensamientos. Entra a voluntad en la mente de Dios. Arrebata de allí el poder, el plan y la parte a desempeñar. Revela la mente de Dios.
Cualidad……..poder mental.

6.- Permanece en el este. Los cinco te han dado la Palabra de amistad. Yo, el sexto, te digo, que la emplees con los muertos. Revive a los muertos. Construye de nuevo las formas. Cuida bien esa Palabra. Procura que todos los hombres la busquen por sí mismos.
Cualidad…….poder de vivificar.

La comprensión de que se necesitan en el mundo pensadores iluminados y trabajadores subjetivos indujo, a Quienes guían, a dirigir de cierta manera las energías espirituales entrantes, lo que trajo la formación en todas partes de grupos esotéricos; también condujo a que se publicara la gran cantidad de literatura mística y oriental sobre la meditación y temas análogos, que en la actualidad inundan el mundo. Por eso, como trabajador interno de la vida, me esfuerzo por enseñar en este tratado la nueva psicología y por demostrar al hombre cuál es su equipo y cuán apropiado es para el trabajo para el que ha sido creado y que aún no ha comprendido. Sin embargo, la fuerza y el efecto de la influencia del séptimo rayo le revelará el trabajo mágico; en los próximos dos mil quinientos años se producirán tantos cambios y se podrán efectuar tantos denominados “milagros”, que incluso se cambiará totalmente la apariencia externa del mundo; se modificarán y se desarrollarán la vegetación y la vida animal, y se expresará gran parte de lo que está latente en las formas de los dos reinos mediante la libre afluencia y la inteligente manipulación de las energías que crean y constituyen todas las formas. El mundo ha cambiado increíblemente durante los últimos quinientos años, y en los próximos doscientos años los cambios serán aún más rápidos y estarán más hondamente arraigados, porque el aumento de los poderes intelectuales del hombre está tomando impulso, y el Hombre, el Creador, está entrando en posesión de Sus poderes.

Transición Desde un Ciclo de Sexto Rayo a uno de Séptimo

Ciertos grandes reajustes están teniendo lugar ya en el centro de la humanidad, pues por fin está comenzando a adaptarse a la intención divina. En otra parte he señalado que, por primera vez en la larga historia del desarrollo humano, la energía de Shamballa hizo impacto directo sobre este tercer centro planetario, lo cual no se debió totalmente al punto de evolución alcanzado por el género humano; esta realización es sólo una causa o razón secundaria. Se debe a la voluntad de Sanat Kumara Mismo, al prepararse para cierta iniciación cósmica. Esta iniciación requiere la reorganización de las energías que forman y fluyen a través de ese “centro que llamamos la raza de los hombres”, produciendo un reordenamiento dentro del centro mismo, trayendo así a la expresión manifestada ciertos aspectos y cualidades siempre inherentes a esas energías no reconocidos hasta ahora. Esta crisis creadora ha sido posible por tres acontecimientos principales:

1.- La terminación de un ciclo o movimiento de veinticinco mil años alrededor de lo que se llama el zodíaco menor. Esto significa un ciclo mayor de experiencia en la vida de nuestro Logos planetario. Tiene relación con la interacción entre el Logos planetario y el Logos solar, al responder este último a energías que emanan de las doce constelaciones zodiacales.

2.- El fin de la era pisceana. Significa simplemente que las energías provenientes de Piscis, durante los últimos dos mil años son ahora rápidamente reemplazadas por energías provenientes de Acuario, dando por resultado cambios mayores en la vida del Logos planetario y afectando potentemente Su cuerpo de manifestación por intermedio de Sus tres centros principales: Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad.

3.- La actividad acrecentadamente dominante del séptimo Rayo de Orden o Magia Ceremonial, como se lo denomina casi erróneamente. Este rayo está entrando ahora en la manifestación y colabora estrechamente con los dos factores mencionados; produce también la disminución del poder del sexto Rayo de Idealismo. Éste tuvo un ciclo largo y apresuró grandemente el proceso evolutivo; en el surgimiento de las grandes ideologías mundiales se ve su trabajo efectivo. Lógicamente considero a estas energías sólo en relación con la consciencia humana.

Es evidente, por lo tanto, que el día de la oportunidad está con nosotros y que la venidera generación puede, si lo desea, efectuar el trabajo mágico con la mayoría de los actuales factores que traerán resultados satisfactorios. El quinto rayo está pasando, pero su influencia todavía se hace sentir; el tercer rayo está en pleno meridiano, y el séptimo rayo está entrando rápidamente en la correcta actividad. En consecuencia, muchas cosas ocurrirán hasta que el hombre triunfe, siempre que pueda mantener constantemente una correcta orientación, pureza de móvil y de vida, un cuerpo emocional estabilizado y receptivo, y ese alineamiento interno que haga de una personalidad un verdadero vehículo para su alma.

Corresponde ahora tratar la influencia ejercida por una fuerza que está decreciendo y perdiendo su predominio, la del sexto Rayo de Devoción o Idealismo. No será posible decir mucho acerca de éste, aparte de exponer ciertas ideas generales que serán de utilidad para alcanzar una perspectiva general de los ciclos de Rayo.

Estas influencias de rayo actúan, en todos los casos, a través de sus puntos focales (macro y microcósmico) constituyendo los centros etéricos. En lo que respecta a todos los seres, dichos centros son siete y están formados de entes dévicos y humanos que actúan grupalmente, o de vórtices de fuerza que contienen en latencia y mantienen en actividad ordenada células que tienen la potencialidad de manifestarse en forma humana. No ha de olvidarse la verdad esotérica de que todas las formas de existencia pasan, en alguna etapa de su carrera, por el reino humano.

Los Rayos cósmicos, que vienen de fuera del sistema, hacen impacto sobre, y a través de, los centros que se hallan en el segundo éter cósmico, pero en el actual estado de objetividad, se hacen visibles en el cuarto éter cósmico del sistema, el plano búdico.

Uno de los Rayos cósmicos permanentes es el de nuestro Logos Solar, y los subrayos de este rayo impregnan todo Su sistema. Otros seis Rayos cósmicos, que animan a otros sistemas, influyen sobre el nuestro y se reflejan en los subrayos de nuestro Rayo logoico. Nuestros Hombres Celestiales responden a estas seis influencias cósmicas. Absorben dicha influencia puesto que son centros del cuerpo logoico, la pasan a través de Sus esquemas, la hacen circular por Sus centros (cadenas) y la trasmiten a otros esquemas, coloreándola con Su matiz y cualificándola con Su nota o tono peculiar. Todo el sistema de influencia de rayo o calor irradiante, considerado tanto física como psíquicamente, constituye una interacción y circulación intrincadas. La irradiación o vibración pasa, en ciclos ordenados, de su fuente original, o sea el Rayo Uno o Logos del sistema, a los diferentes centros de Su cuerpo. Desde el punto de vista físico, esta fuerza de Rayo es el factor que energetiza la materia, desde el punto de vista psíquico es la facultad cualitativa. Esta fuerza o cualidad pasa y circula de un esquema a otro, de una cadena a otra, de un globo a otro, agregando y, al mismo tiempo, absorbiendo y retornando a su punto focal con dos notables diferencias:

1. El calor que irradia se intensifica.

2. El carácter o color cualitativo aumenta.

Al desvanecerse la influencia de rayo en una raza, un planeta, un esquema o un sistema solar, no ha de suponerse que se anula por completo, simplemente ha pasado más allá de la periferia de “cualquier círculo no se pasa” que ha estado energetizando, y la fuerza de Su influencia se enfoca en otra parte. El receptor original se convierte en canal o agente trasmisor y no en recipiente o absorbente. Nuevamente las palabras entorpecen y demuestran cuán inadecuadas son para expresar una idea. Lo que el estudiante debe reconocer es que, durante el ciclo de influencia de un rayo, el objeto de su atención inmediata es recibir dicha influencia y absorberla, trasmutándola de acuerdo a su necesidad; por lo tanto, no queda mucha influencia disponible para ser trasmitida. Cuando el ciclo se acerca a su término se hará sentir cada vez más en otro lugar la influencia del rayo o magnetismo, hasta que, prácticamente, ésta haya pasado sin ser absorbida.

Esto es, precisamente, lo que comienza a suceder en relación con el sexto Rayo de Devoción. Los Egos que se encuentran en dicho Rayo tomarán forma en otros globos y cadenas y no tanto en nuestro planeta. En lo que a nosotros respecta, las vibraciones de ese Rayo se aquietarán, aumentando su actividad en otro lugar. En otras palabras, podemos decir que nuestro planeta y todo lo que éste contiene se convertirá en positivo, ya no será receptivo, y rechazará momentáneamente este tipo particular de fuerza. Una manifestación psíquica de esto puede observarse en el decreciente entusiasmo cristiano. Dicho rayo, al cual pertenece el Chohan Jesús, no derramará su fuerza, como lo ha hecho hasta ahora sobre la forma que Él construyó y, lógicamente, se desintegrará en forma lenta, pero segura, después de haber servido su propósito cerca de dos mil años. Más tarde esta misma fuerza volverá a hacerse sentir y una nueva forma vendrá lentamente al ser, pero en forma más adecuada.

En consecuencia, se evidencia que el conocimiento de estos ciclos y de la fuerza de la manifestación u oscuración de un Rayo, conducirán con el tiempo a actuar con la Ley y a colaborar inteligentemente con el plan de la evolución. Puede afirmarse aquí que los siete Kumaras (los cuatro exotéricos y los tres esotéricos) colaboran con esta ley y actúan, esotérica o exotéricamente, de acuerdo al Rayo que está asumiendo el poder, excepto el primer Kumara o Logos Planetario de nuestro esquema quien, por ser el punto sintetizador de todos, permanece siempre en actividad objetiva.

La actividad de este sexto Rayo rige la oscuración o manifestación de un sistema y de un esquema, con todo lo que influyen tales manifestaciones. De allí el énfasis que todos los libros de ocultismo ponen en el estudio de los ciclos y en la diferenciación de los cien años de Brahma en sus partes componentes. Este conocimiento encierra el misterio del Ser, de la fuerza eléctrica y de la síntesis fohática.

No haré mayores comentarios sobre los efectos futuros del Rayo que está entrando en una oscuración temporaria, en lo que a nosotros concierne. Más adelante trataremos con mayor extensión, de la que se ha dado a los otros Rayos, el tema del séptimo tipo de fuerza que está asumiendo el poder, por lo tanto, es un factor vital en la evolución inmediata del hombre.

Ahora consideraremos las fuerzas que prevalecen en la actualidad, de allí su suprema importancia en relación con lo que voy a exponer. En primer lugar podría decir que el principal problema actual se debe a que actúan simultáneamente dos rayos de gran poder. Sus efectos se hallan hasta ahora tan bien equilibrados que se ha producido una situación que está descripta en los antiguos archivos como: “La época en que las cimas de las montañas protectoras se despeñan de su lugar elevado, y las voces de los hombres se pierden en el estrépito y estruendo de la caída”. Dichos períodos sólo ocurren en raros y largos intervalos, y cada vez que tiene lugar se inicia un período peculiarmente significativo de divina actividad. Las antiguas cosas desaparecen, pero sin embargo, se restauran los viejos mojones.

 

El séptimo rayo de Orden Ceremonial o Ritual, está entrando en manifestación. El sexto rayo de Idealismo o Visión Abstracta, está saliendo lentamente. El séptimo rayo traerá a la manifestación lo que fue visualizado y también lo que constituyó los ideales del precedente ciclo de actividad de sexto rayo. Un rayo prepara el camino para el otro, y la razón de que se manifieste uno u otro depende del Plan y del Propósito divinos. No es frecuente que dos rayos sigan uno al otro en regular secuencia numérica, como acontece ahora. Cuando esto sucede, los efectos siguen a las causas rápidamente y esto podría ser la base de una segura esperanza.

La influencia del sexto rayo sirvió para llevara las mentes de los hombres hacia un ideal, por ejemplo, el sacrificio o servicio individuales. En dicho período la misión mística fue lo más elevado que podía lograrse, y numerosos guías místicos aparecieron en Occidente y Oriente.

La influencia del séptimo rayo producirá con el tiempo al mago, pero en esta era se practicará predominantemente la magia blanca (no como sucedía en los días atlantes, que predominaba el egoísmo o la magia negra). El mago blanco trabaja con las fuerzas de la naturaleza y las devuelve a la humanidad avanzada para que las controle. Esto bien puede verse ya actuando por medio de los científicos que han surgido a fines del siglo antepasado y en el siglo XX. También es verdad que gran parte de su trabajo mágico ha sido dirigido hacia canales egoístas debido a la tendencia de esta época materialista, y muchos de sus descubrimientos sabios y verdaderos, realizados en el reino de la energía, fueron adaptados a los fines que hoy sirven al odio y al amor propio del hombre. Pero esto de ninguna manera milita en contra de sus maravillosas realizaciones. Cuando se trasmute el móvil del interés puramente científico en amor a la revelación divina, y cuando el servicio a la raza sea la fuerza determinante, entonces tendremos la verdadera magia blanca. Por lo tanto, tenemos aquí la necesidad de transformar al místico en ocultista y entrenar al moderno aspirante sobre el correcto móvil, el control mental y el amor fraternal, todo lo cual deberá ser expresado, y se expresará, por medio de la inofensividad, que es la fuerza más poderosa que existe en la actualidad. No me refiero a la no resistencia, sino a esa actitud mental positiva del que no piensa mal. El que no tiene malos pensamientos ni hace mal a nadie es un ciudadano del mundo de Dios.

Deben tenerse presente las siguientes relaciones que existen entre el sexto y el séptimo rayos; los estudiantes deberían comprender la relación que hay entre el pasado y el futuro inmediato, y ver en ello el desarrollo del Plan de Dios y la futura salvación de la raza:

1. El sexto rayo fomentó la visión.
El séptimo rayo materializará lo que fue visualizado.

2. El sexto rayo produjo al místico, como el tipo máximo de aspirante.
El séptimo rayo desarrollará al mago que trabaja en el campo de la magia blanca.

3. El sexto rayo, como parte del plan evolutivo, condujo a la separatividad, al nacionalismo y al sectarismo, debido a la naturaleza selectiva de la mente y a su tendencia a dividir y separar.
El séptimo rayo conducirá a la fusión y síntesis, porque el tipo de su energía fusiona el espíritu y la materia.

4. La actividad del sexto rayo condujo a la formación de grupos de discípulos que trabajan en grupo, pero sin estrecha relación y sujetos a desavenencias internas, basadas en las reacciones de la personalidad.
El séptimo rayo entrenará y producirá grupos de iniciados que trabajarán al unísono con el Plan y entre sí.

5. El sexto rayo proporcionó el sentido de dualidad a una humanidad que se consideraba una unidad física. Exponentes de esta actitud son los psicólogos académicos materialistas.
El séptimo rayo introducirá el sentido de la unidad superior; primero, la de la personalidad integrada de las masas y, segundo, la fusión del alma y del cuerpo en los aspirantes del mundo.

6. El sexto rayo establece una diferencia de ese aspecto de la energía universal eléctrica conocida como electricidad moderna, producida para servir a los fines materiales del hombre.
El séptimo rayo familiarizará al hombre con ese tipo de fenómeno eléctrico que produce la coordinación de todas las formas.

7. El sexto rayo produjo, debido a su influencia, el surgimiento en las mentes de los hombres de los siguientes conocimientos:
a. El conocimiento de la luz y de la electricidad en el plano físico.
b. El conocimiento, entre esotéricos y espiritistas, de la existencia de la luz astral.
c. El interés por la iluminación tanto física como mental.
d. La astrofísica y los nuevos descubrimientos astronómicos.
El séptimo rayo cambiará las teorías de los pensadores avanzados de la raza y las convertirá en realidades en los futuros sistemas de educación. La educación y la acrecentada comprensión respecto a la iluminación en todos los campos, serán consideradas oportunamente como ideales similares.

8. El sexto rayo enseñó el significado del sacrificio, y de esta enseñanza la crucifixión fue el emblema sobresaliente para los iniciados. La filantropía fue expresión de la misma enseñanza para la humanidad avanzada. El problemático ideal de ser simplemente bueno encierra el mismo móvil, aplicada a las masas irreflexivas.
El séptimo rayo traerá a la consciencia de los futuros iniciados el concepto del servicio y el sacrificio grupales. Esto inaugurará la era del “servicio divino”. La pasión del individuo entregado al sacrificio y al servicio en el grupo y para el ideal del grupo, será la meta de la masa de pensadores avanzados en la Nueva Era, mientras que para el resto de la humanidad la hermandad será la tónica de sus esfuerzos. Estas palabras tienen una connotación y significación más amplia de lo que pueden saber y comprender los pensadores de hoy.

9. El sexto rayo promovió el crecimiento del espíritu individualista. Los grupos existen, pero son grupos de individuos reunidos alrededor de un individuo,
El séptimo rayo fomentará el espíritu grupal; el ritmo, el objetivo y las actuaciones rituales del grupo serán los fenómenos fundamentales.

10. La influencia del sexto rayo trasmitió a los hombres la capacidad de reconocer al Cristo histórico, y desarrollar la estructura de la fe cristiana coloreada por la visión de un gran Hijo del Amor, pero cualificada por una excesiva militancia y separatividad, basadas en un estrecho idealismo.
El séptimo rayo trasmitirá a los hombres el poder de reconocer al Cristo cósmico y producir la futura religión científica de la Luz, que le permitirá cumplir el mandato del Cristo histórico y dejar que brille Su luz.

11. El sexto rayo produjo las grandes religiones idealistas con su visión y estrechez necesarias: estrechez imprescindible para proteger a las almas infantiles.
El séptimo rayo liberará de la etapa infantil a las almas desarrolladas e introducirá la comprensión científica del propósito divino que fomentará la futura síntesis religiosa.

12. El efecto producido por la influencia del sexto rayo fomentó los instintos separatistas: religión dogmática, exactitud científica, escuelas de pensamiento con sus barreras doctrinarias y excluyentes y el culto a la patria.
El séptimo rayo preparará el camino para el reconocimiento de premisas más amplias, que se materializarán como la nueva religión mundial que acentuará la unidad, excluyendo la uniformidad, y preparará para esa técnica científica que hará percibir la luz universal que todas las formas velan u ocultan, internacionalismo que se manifestará como hermandad práctica y como paz y buena voluntad entre los pueblos.

Podría seguir acentuando estas relaciones, pero esta enumeración es suficiente para demostrar la belleza de la preparación realizada por el sexto gran Señor del Idealismo, y llevar a cabo el trabajo del Séptimo Señor del Ceremonial.

Ahora entra otro factor que varía de acuerdo a la necesidad de la época. No todos los ciclos tienen la misma importancia fundamental. Los períodos de verdadera importancia en un ciclo son los terminales y aquellos en que ocurre la superposición y la fusión. Éstos se manifiestan en el plano físico en grandes revoluciones, gigantescos cataclismos y trastornos fundamentales en los tres sectores de la Jerarquía: el del Instructor del Mundo, el del guía de la raza raíz y el del Regente de la civilización o de la fuerza. En los puntos de fusión de un ciclo se producen corrientes encontradas y todo el sistema parece estar en condición caótica. En la mitad de un ciclo, donde la vibración entrante se halla estabilizada y la anterior ha desaparecido, llega un período de calma y aparente equilibrio.

En ningún otro período de la historia de la raza lo antedicho ha sido tan evidente como en la mitad del siglo XX. El sexto Rayo de Devoción va desapareciendo, y está entrando el Rayo de Ley Ceremonial, destacándose con ello las características y facultades del sector fuerza y actividad; recuerden que es la síntesis de los cuatro rayos menores., Por lo tanto tenemos la lucha por ideales, y la devota adhesión a una causa, como lo manifiesta el rayo del Maestro Jesús; de allí que se produzcan choques en todos los campos de esfuerzo de los idealistas (correctos o equivocados) y la violenta lucha entre ellos. La guerra mundial, no fue acaso la culminación de la lucha en el plano físico entre dos ideales opuestos? Constituyó un ejemplo de la fuerza de sexto rayo. A medida que este rayo vaya desapareciendo cesarán gradualmente los choques y predominará la organización, la reglamentación y el orden, debido al empuje de la fuerza entrante, la del rayo del Maestro Rakoczi. De la presente turbulencia surgirá la forma ordenada y organizada del nuevo mundo.

El nuevo ritmo se impondrá gradualmente sobre las comunidades desorganizadas de los hombres, y en vez del caos social actual se tendrán orden social y regla social; en vez de las diferencias religiosas y de las innumerables sectas de las llamadas religiones, se dará forma a la expresión religiosa, y todo estará regido por la ley; en vez de tensión y tirantez económica y política, habrá una actuación armónica del sistema, de acuerdo a ciertas fórmulas fundamentales; en todo predominará el ceremonial y los resultados internos que persigue la Jerarquía irán tomando forma gradualmente. Recuerden que en la apoteosis de la ley y el orden y sus resultantes formas y limitaciones, se producirá cerca del fin (elijo las palabras deliberadamente), un nuevo período de caos y la liberación de la vida aprisionada aún por tales limitaciones, llevando consigo los dones impartidos y la esencia del desenvolvimiento perseguido por el Logos del séptimo rayo.

Esta es la situación que se presenta esporádicamente en el transcurso de las épocas. Cada rayo asume el poder trayendo consigo sus propios espíritus encarnantes, para quienes el período constituye comparativamente un punto de mínima resistencia; ellos hacen contacto en los mundos con otros seis tipos de fuerza y seis grupos de seres, que deben ser impresionados por esa fuerza y llevados adelante en su carrera hacia la meta universal. Tal es la situación especial de la época en que viven ustedes; un período donde el séptimo Logos de la Ley y Orden Ceremonial trata de ordenar el caos momentáneo y aspira a evitar, hasta cierto punto, que la vida se evada de las antiguas y caducas formas. Ahora se necesitan otras nuevas y adecuadas. Sólo después del período intermedio de un nuevo ciclo, se hará sentir nuevamente la limitación y se iniciará un nuevo intento de evasión.

En este período particular se desarrollará mucho el aspecto Forma en la meditación (ya sea que la meditación esté basada principalmente en el rayo del Ego o en el de la Personalidad). Es de esperar que la construcción de formas bien definidas y asignadas tanto a los individuos como a los grupos, dará por resultado el incremento de la magia blanca, y la consiguiente ley y orden en el plano físico. El futuro período de reconstrucción avanza de acuerdo al rayo, y su éxito y realización finales es más factible de lo que se cree. El Supremo Señor se acerca en concordancia con la ley y nada puede detener Su acercamiento.

En estos momentos es de gran necesidad hallar a quienes comprenden la ley y son capaces de actuar con ella. También es el momento oportuno para desarrollar este principio y entrenar a la gente para ayudar al mundo.

Los Rayos menores de Armonía y de Ciencia responden rápidamente a esta séptima influencia, lo cual significa que las mónadas que pertenecen a dichos rayos son fácilmente orientadas en tal sentido. A las mónadas que pertenecen al sexto Rayo de Devoción les es más fácil adaptarse, hasta acercarse al punto de síntesis. Las mónadas de primero y segundo rayos, hallan en aquel rayo un campo de expresión. Las mónadas de primer rayo tienen un vínculo directo con este rayo y tratan de aplicar la ley mediante el poder; mientras que las de segundo rayo, siendo de tipo sintético, guían y rigen por medio del amor.

Además de considerar los rayos como canales a través de los cuales fluye todo lo que existe, debemos reconocerlos como influencias que actúan a su vez en el mundo. Cada rayo posee un período de máxima influencia a la cual todo está sujeto en gran medida, no sólo los que pertenezcan por naturaleza a ese rayo particular, sino los que pertenecen a otros rayos. El extenso período de influencia de cada rayo se divide en siete etapas, cada una de las cuales está cualificada por la influencia del período más extenso de rayo, el cual se intensifica cuando alcanza el máximo período de su propio subrayo (por ejemplo, la influencia del sexto rayo es mayor durante el período del sexto subrayo). Debemos observar que el término “sub rayo”, se emplea simplemente por conveniencia, a fin de designar un período más breve de influencia y no para señalar cualquier diferencia en la naturaleza del rayo.

El Sexto Rayo de la Devoción, activo desde antes de la era cristiana, se convirtió en una influencia modificadora más o menos desde 1860 y continuará ejerciendo influencia. El primer resultado de su influencia fue el Concilio Ecuménico en Roma (1870) con la declaración de la Infalibilidad del Papa. El Movimiento Tractario empezó en Inglaterra en la misma época, mientras que el progreso de la influencia del séptimo subrayo de ese Rayo, que aún continúa, se ha caracterizado por el constante incremento del ritualismo y sacerdotismo en las distintas iglesias, incluso en la iglesia de Roma, y ha habido una notable restricción de la autoridad clerical en materia de dogma y práctica. Nada más diré sobre su influencia en el pensamiento religioso, más adelante consideraré sus otros aspectos.

También se nos ha dicho que el renacimiento religioso bajo el régimen de Wesley y Whitfield en Inglaterra estaba regido por el sexto subrayo, y creo que se justifica la suposición de que el surgimiento de Molinos y los Quietistas en España y Europa Central, y el Santo Martín y su grupo de filósofos espirituales en Francia y en otras partes, indican el progreso del mismo período, durante el cual el Rayo de Devoción se acentuó debido a su propio sexto subrayo.

Con estos pocos hechos aislados quizás podamos llegar a la conclusión de que la época en que cada subrayo ejerce su influencia modificadora tiene una duración de 150 a 200 años.

No sabemos cuántas veces (tal vez siete) se repiten sucesivamente los subrayos en el ciclo del rayo mayor. Lógicamente debe ser más de una vez, teniendo en cuenta que el gran sexto rayo ya estaba activo antes de surgir el cristianismo. También es evidente que el budismo no pudo haber sido, como se creía, el resultado final del gran período del segundo rayo, porque el intervalo entre la aparición del budismo y del cristianismo duró sólo 500 años. Probablemente el budismo apareció bajo la influencia del segundo subrayo del gran período del sexto rayo. Al tratar de investigar retrospectivamente cuál fue la influencia del último resultado de los subrayos 5, 4, 3, 2 y 1, se sugiere que el período de Alquimistas y Rosacruces pudo haber sido regido por el quinto subrayo; la época del flagelador y otros acérrimos fanáticos que practicaban la auto tortura y las mutilaciones, influencia ejercida por el cuarto subrayo, como también la época en que la astrología se practicaba ampliamente representando al tercer subrayo, mientras que la época anterior de los gnósticos pudo haber sido el resultado del segundo subrayo. Éstas sólo son conjeturas y aunque la última época mencionada pudo ser posible no hay correspondencia en los casos anteriores, porque los Alquimistas, Flagelantes y Astrólogos, eran más o menos contemporáneos en la Edad Medía.

La energía de estos dos rayos, el Sexto y el Séptimo, son, por muchos conceptos, de mayor importancia inmediata para las masas y de enorme efectividad. Uno de ellos tiene importancia debido a su pronunciado aferramiento y a la cristalización que ha producido, particularmente en el mundo de las ideas; el otro, debido a su aferramiento y poder, su influencia y efectos, adquirirá mayor impulso. Uno tiene poder para provocar la necesidad de producir el actual caos; el otro está aún en potencia y mantiene en actividad las simientes del futuro.

Éste es un hecho de gran interés y de verdadera importancia práctica, llevando además al reino de la previsión. Quisiera recordar en este punto, que ninguna previsión está totalmente disociada del pasado, sino que debe contener siempre la simiente de la verdad. La Ley de Causa y Efecto rige eternamente y, en especial, en el reino de la visión espiritual (en rápido desarrollo actualmente), que permite al vidente ver el futuro y predecir las eventualidades que sobrevendrán. Existen varias maneras para poder desarrollarse esa previsión durante los tres próximos siglos en la raza de los hombres:

1. Por el desarrollo del contacto del alma entre los miembros avanzados de la raza. Este contacto relacionará el conocimiento del alma con la impresión cerebral y, si se entrena y controla debidamente el factor meditativo de la mente, se obtendrá un anticipado conocimiento correcto del destino del individuo y de los acontecimientos venideros.

2. Por el desarrollo de la ciencia de la astrología aún en su infancia basada en tantos factores inciertos que resulta difícil al estudioso descubrir los verdaderos indicios que realmente señalarán el futuro. Las definiciones del carácter y los insignificantes acontecimientos de la personalidad, pueden predecirse frecuente y correctamente, pero el tema general es aún demasiado nebuloso para tener una certeza. Más adelante me ocuparé de este asunto e indicaré las líneas que deberá seguir la futura investigación.

3. Por medio de la “adivinación” y la reaparición de las antiguas “profetisas de la raza”, denominadas en la época romana “sibiIas”. Estas médium (porque eso eran) serán entrenadas por los trabajadores de séptimo rayo, a fin de que hablen inspiradas por la Jerarquía, cuya preciencia se extiende muy lejos en el futuro, aunque no va más allá de 2.000 años. Sin embargo estas médium serán empleadas y dirigidas únicamente después de un cuidadoso entrenamiento y sólo dos veces al año, en los rituales de los plenilunios de Tauro y Géminis (festivales de Wesak y de Cristo).

Referente a la predicción, de la cual me ocuparé, por poco ortodoxo que pueda parecerles a algunos de ustedes, se basará en dos factores: primero, las indicaciones lógicas que se recogen de acontecimientos pasados y presentes, que condicionan el futuro inmediato y deben conducir inevitablemente a hechos tangibles y definidos. Cualquiera que estudie profundamente los asuntos humanos puede seguir la misma línea de razonamiento y llegar aproximadamente a las mismas conclusiones, siempre y cuando ame al semejante y pueda verlo realmente tal cual es, y tenga en cuenta por consiguiente, lo imprevisto. Segundo, lo que voy a decir se funda en el conocimiento de la influencia de los rayos que actualmente afectan poderosa y eficazmente a la humanidad y a la civilización y cultura futuras.

Por lo tanto, quisiera que lean con mente abierta lo que digo, que relacionen mis palabras con las actuales condiciones mundiales y que vean surgiendo de los reinos de la subjetividad, las fuerzas y potencias que cambian directamente la corriente del pensamiento de los hombres, moldean sus ideas e incidentalmente alteran la faz de la tierra y la política de las naciones.

1. El sexto rayo es, como bien se sabe, el más poderoso de los que están en manifestación en estos momentos, y un gran número de personas responde a su influencia. Constituye la línea de menor resistencia para la mayoría, particularmente en la raza aria, debido a que durante el proceso del tiempo y la evolución, la influencia de un rayo se hace muy poderosa y afecta principalmente a los grupos y no sólo a los individuos. Se establece entonces un ritmo e impulso que dura mucho tiempo y adquiere poder por la misma fuerza de las multitudes organizadas. Esta verdad surgirá con mayor claridad a medida que prosigamos estudiando. Bastará decir que las personas de sexto rayo son reaccionarias, conservadoras, intransigentes y fanáticas, se aferran a todo lo que pertenece al pasado y su influencia es poderosa para obstaculizar el progreso de la humanidad hacia la nueva era. Son legión. Sin embargo, proporcionan el equilibrio necesario y son responsables del proceso equilibrador, tan indispensable en el mundo de hoy.

2. El séptimo rayo adquiere constantemente impulso, y durante largo tiempo ha estimulado y acrecentado la actividad de todas las naciones que pertenecen al quinto rayo. Si se tiene en cuenta que uno de los principales objetivos de la energía de séptimo rayo es unir y relacionar el espíritu y la materia, así como la sustancia y la forma (obsérvese la diferencia), podremos percibir que la tarea de la ciencia está íntimamente vinculada con este esfuerzo y que la creación de las nuevas formas será definidamente el resultado de la activa interacción entre los regentes del quinto, segundo y séptimo rayos, ayudados de acuerdo a la demanda por el regente de primer rayo. Un gran número de almas de séptimo rayo, así como también muchos hombres y mujeres con personalidades de séptimo rayo, están encarnando, encomendándosele la tarea de organizar las actividades de la nueva era y terminar con las antiguas normas de vida y con las viejas y cristalizadas actitudes hacia la vida, la muerte, la ociosidad y la demografía.

3. El resultado de la creciente afluencia de la energía de séptimo rayo, más la decreciente influencia de sexto rayo demostrada en la pronunciada cristalización de las formas aceptadas y reglamentadas, de las creencias religiosas, sociales y filosóficas consiste en llevar a millones de personas, que por su respuesta egoica o personal no responden a ninguna de las influencias mencionadas, a un estado de aturdimiento. Se sienten totalmente perdidas, atormentadas por la idea de que la vida no les reserva un futuro promisorio y que todo lo que han aprendido a estimar y a querer está fracasando rápidamente.

Estos tres grupos de personas, influidos por los rayos sexto y séptimo o aturdidos por el impacto de las fuerzas generadas por dichos rayos, son quienes, en conjunto, deben establecer el orden con clara visión y comprensión, dentro del caos actual, y además deben materializar las nuevas y deseadas condiciones que estarán de acuerdo al canon subjetivo, existente en las mentes de las personas iluminadas de todo el mundo, y al plan espiritual tal como existe en la conciencia de los miembros de la Jerarquía. La nueva era con su civilización y cultura peculiares, entrará en manifestación por la colaboración de muchas personas bien intencionadas que responden acrecentadamente al bien del todo y no del individuo, que son idealistas, pero prácticos pensadores, influidos por el canon de las cosas venideras y por los discípulos mundiales, impresionados por los planes e instruidos por la Jerarquía, que controla y dirige todo.

Cualquier predicción que yo pueda hacer tendrá que ver indefectiblemente con estos tres grupos de personas y con el trabajo que están realizando. Todos los cambios en conexión con la familia humana, el cuarto reino de la naturaleza, dependen siempre de tres factores:

1. Los acontecimientos externos de orden físico, que son definidamente “actos de Dios” y sobre los cuales ningún ser humano tiene la menor autoridad.

2. La actividad de los mismos seres humanos que actúan en los diversos rayos, pero que en un momento dado y en un período determinado están condicionados por:

a. La preponderancia de egos que se halla en determinado rayo. Existe un gran número de almas de segundo rayo encarnadas hoy, cuya vida y trabajo facilitará el gran Acercamiento venidero.

b. La naturaleza y la cualidad de los rayos de la personalidad que predominan en la mayoría. Tenemos ahora un vasto número de almas encarnadas cuyo rayo de la personalidad es el sexto o el tercero. Condicionan en forma destacada la civilización venidera, incluyendo todas las empresas educativas y financieras, análogamente a como la influencia ejercida por quienes han establecido contacto con el alma y pueden expresar su cualidad, condiciona y determina la cultura actual.

c. La actividad del quinto principio, el de la mente. Este principio mente está hoy particularmente activo en un sentido amplio y general. Exponiéndolo simbólicamente, diría que la actividad vertical de la mente, que ha afectado a los individuos de todas partes en el transcurso de las épocas, ha producido siempre los guías mentales, los dirigentes y conductores de la humanidad. Hoy la actividad horizontal de la mente, que abarca enormes multitudes y a veces naciones y razas enteras, puede observarse en todas partes, y ello debe inevitablemente conducir a acontecimientos y efectos hasta ahora no imaginados e imprevisibles.

3. La influencia de los rayos entrantes y salientes en cualquier época. Se ha dicho a menudo que tales acontecimientos porque la aparición y desaparición de un rayo y su influencia es un evento en el tiempo son de lento desarrollo, de naturaleza psíquica y regidos por la ley. La duración del tiempo en que un rayo aparece, se manifiesta y efectúa su trabajo y finalmente desaparece, es uno de los secretos de la iniciación; pero a medida que el tiempo trascurra y se comprenda mejor su naturaleza, se establecerá el período y la ecuación tiempo de los rayos menores de atributo, aunque no ha llegado aún ese momento, por más que el intenso interés demostrado hoy por los fenómenos del tiempo, indique una creciente percepción del problema mismo y de la necesidad de comprender la relación del tiempo tanto con el espacio como con el acontecimiento. Pronto se conocerá que el tiempo es un evento cerebral; un estudio del sentido de la velocidad, registrado por el cerebro, más la capacidad o incapacidad del ser humano para expresar esta velocidad, revelará, si se la encara adecuadamente, mucho de lo que ahora es un misterio.

En esta época todo el mundo está sumido en el caos y en el desorden incidentales al choque de las fuerzas del sexto y séptimo rayos. Cuando un rayo sale y otro entra en la manifestación, y sus impactos sobre la Tierra y las formas de todos los reinos de la naturaleza llegan a un punto en que las dos influencias se equilibran, sobreviene un definido punto de crisis. Esto ha ocurrido ahora, y la humanidad sujeta a dos tipos o formas de energía, ha sido desplazada de su centro, de allí la intensa dificultad y tensión del presente período mundial. Su causa se debe no sólo al impacto de los dos tipos de energía que golpean sobre las formas de vida con igual fuerza, sino a que la energía de la humanidad misma (combinación de los rayos cuarto y quinto) es arrastrada al conflicto. A esto debe agregarse la energía del reino animal (que es también una combinación de las energías de los rayos tercero, quinto y sexto) que rige la forma física o animal de todo ser humano. Tenemos, por lo tanto, un encuentro de muchas fuerzas en conflicto y el Arjuna mundial enfrentando una batalla estupenda periódica y cíclica que en esta era particular será un factor decisivo y determinante en el milenario conflicto, a causa de la dominación material y el control espiritual. Las fuerzas que actúan ahora en el planeta son de suprema importancia. Si tenemos presente que el sexto rayo actúa por medio del plexo solar, al que controla (estando estrechamente relacionado con el plano astral, el sexto nivel de percepción), y que el séptimo rayo controla al centro sacro, será evidente porqué hay tanta emoción, idealismo y deseo, entremezclados y relacionados con el conflicto mundial, y por qué también aparte de las tormentas en la palestra política y en el campo religioso el sexo y sus variados problemas han llegado a una etapa tal de interés en la consciencia humana, donde una solución de estas dificultades, una nueva comprensión de las implicaciones subyacentes y una franca consideración de la situación, son inevitables e inmediatas.

He indicado ya que el séptimo rayo entrante actúa a través del centro sacro planetario y luego a través del centro sacro de cada uno de los seres humanos. Por esta razón podemos anticipar el desarrollo de esa función humana que denominamos sexual. Oportunamente en la actitud del hombre veremos las cambios consiguientes respecto a este problema tan difícil.

Hay un punto sobre el que quisiera llamarles la atención y es que los dos grandes grupos de agentes divinos la Gran Hermandad Blanca y la Logia de las Fuerzas Materialistas tratan de desviar las energías hacia ciertos canales que servirán a los fines para los cuales trabajan, se formaron y existen. Por lo tanto les pediría recordar que tras los acontecimientos externos están estos dos agentes directrices. En consecuencia, tenemos:

1. Dos grupos de Mentes avanzadas, ambos igualmente iluminados por la luz del intelecto, formulando claramente sus objetivos, pero difiriendo en su orientación y énfasis. Un grupo, de acuerdo al plan divino, trabaja enteramente con el aspecto forma, estando ausente en este grupo la luz del amor y del desinterés. El otro trabaja únicamente con el aspecto alma o consciencia, y en este grupo controlan la doctrina del corazón y la ley del amor. A este respecto, ambos grupos trabajan por lo tanto en oposición en el plano mental.

2. A los planes que incorporan estos dos ideales y divergentes objetivos se los hace descender al plano astral, entrando así en el mundo de deseos. Las líneas demarcatorias son siempre claras en lo que concierne a los trabajadores de ambos grupos, pero no resultan tan claras para los seres humanos comunes ni para los discípulos mundiales y los iniciados. El caos reina en el plano de los deseos, y el Arjuna mundial permanece hoy perplejo entre las dos fuerzas o campos opositores, reconociendo su relación con la forma y con el alma, haciendo conjeturas al mismo tiempo dónde reside su deber. Su etapa de evolución determina su problema. Así ambos grupos trabajan en oposición en el plano del deseo.

3. La materialización de los planes de estos dos grupos de mentes iluminadas prosigue constantemente, de acuerdo a las leyes divergentes de su ser, las leyes de la vida de la forma y las leyes del vivir espiritual. En esta etapa inicial y mientras se libra la batalla en el campo del deseo (porque allí es donde se libra el conflicto principal, y todo lo que ocurre en el plano físico es sólo el reflejo de un conflicto interno), las fuerzas de ambos grupos, trabajando con las energías de los rayos sexto y séptimo, han producido en el campo del vivir humano un estado de total cataclismo. La situación económica y los odios religiosos son los dos instrumentos principales. Sobre este tema debería reflexionarse.

En consecuencia, tenemos dos grupos, dos objetivos, dos grandes ideales formulados, dos corrientes de energía activa y dos rayos predominantemente en conflicto, que producen las divergentes ideologías. El resultado de este dualismo es el caos externo, la diferenciación de ambos ideales grupales en los muchos experimentos humanos, y el alineamiento resultante de toda la familia humana agrupada bajo diversas banderas, testimoniando los variados puntos de vista en los numerosos campos del pensamiento: político, religioso, económico, social, educativo y filosófico. Diré que el resultado de este conflicto es definidamente bueno, y demuestra la constante realización de la Gran Logia Blanca. La consciencia de la humanidad se ha expandido definidamente, y en la actualidad todos los hombres piensan. Esto constituye un fenómeno totalmente nuevo y una fresca experiencia en la vida del alma humana. El primer resultado de todo este disturbio ha sido el traslado del foco de atención humano al plano mental, por lo tanto más cercano a la fuente de luz y de amor.

Alice A. Bailey

 

Extractado por Mauricio Estrada de
Tratado de los Siete Rayos
Editorial Fundación Lucis

La Domesticación de la Vaca

La Domesticación de la Vaca

Museo D.T. Suzuki | Visit Kanazawa

I
En busca de la vaca.- Nunca se perdió, de modo que de qué sirve buscarla? No estamos en íntimos términos con ella, porque hicimos planes contra nuestra naturaleza más recóndita. Ella se perdió pues nosotros mismos perdimos nuestro rumbo a través de los engañosos sentidos. La casa se aleja cada vez más, y nos confunden los atajos y encrucijadas. El deseo de ganancia y el temor a la pérdida arden como el fuego; las ideas de correcto y equivocado brotan como una falange.

Sólo en el yermo, perdido en la selva, él busca, busca !
Aguas crecidas, montañas distantes, sendero sin término
Exhausto y desesperado, no sabe dónde ir,
Sólo en el yermo, perdido en la selva, él busca, busca !

II
Tras las huellas de la vaca.- Con el auxilio de los Sutras e indagando en las doctrinas llegó a entender algo; halló las huellas. Ahora sabe que las cosas, por más multitudinarias que sean, son de una sola sustancia, y que el mundo objetivo es un reflejo del yo. Con todo es incapaz de distinguir lo que es bueno de lo que no lo es; su mente está todavía confusa respecto de la verdad y la falsedad. Como aún no traspuso la puerta, se dice que por ahora advirtió los rastros.

Junto al agua, bajo los árboles, están dispersas las huellas de la vaca perdida:
Los bosques fragantes se tornan densos. El halló el camino?
Por más lejos, por sobre las colinas y más allá, que haya vagado la vaca,
La nariz de ésta alcanza a los cielos y nadie puede ocultarla.

III
Vaca a la vista.- El halla el camino por el sonido; ve dentro del origen de las cosas, y todos sus sentidos están en orden armonioso. En todas sus actividades eso está manifiestamente presente. Eso se parece a la sal en el agua y a la cola en el color. (Eso está allí, aunque no se lo distinga separadamente.) Cuando el ojo es dirigido apropiadamente, descubrirá que no hay otra cosa que él mismo.

Allá, encaramado en una rama, un ruiseñor canta alegremente;
El sol es cálido, la suave brisa sopla a través del verde sauce sobre la orilla;
Allí está la vaca en plenitud, en ningún lado hay sitio para que se oculte;
Qué pintor puede reproducirla, con la espléndida cabeza decorada con majestuosos cuernos?

IV
La vaca está a mano.- Después de perderse tanto tiempo en el yermo, al fin encontró la vaca y puso su mano sobre ella. Pero debido a la imponente presión del mundo objetivo se aprecia que es difícil controlar a la vaca, pues constantemente ansía los dulces pastos. La naturaleza salvaje es todavía indómita, y rehúsa por completo ser atada. Si él desea tenerla completamente sujeta, debe usar libremente el látigo.

Con la energía de toda su alma, al fin pudo echar mano de la vaca:
Pero cuán salvaje es su voluntad, cuán ingobernable su poder !
A veces se contonea por la altiplanicie,
Cuando he aquí se pierde en un neblinoso e impenetrable paso de la montaña.

V
Pastoreo de la vaca.- Cuando se desplaza un pensamiento, le sigue otro, y luego otro; así despierta un tren interminable de pensamientos. A través de la iluminación todo esto se vuelve verdad; pero la falsedad se afirma cuando prevalece la confusión. Las cosas nos oprimen, no debido al mundo objetivo sino debido a la mente engañosa del yo. No aflojéis el cabestro; mantenedlo restringido, y no os consintáis indulgencia.

No permitas separarte del látigo y la cuerda,
No sea que ella se descarríe por un mundo mancillado;
Si se la cuida apropiadamente, crecerá pura y dócil,
Incluso sin cadena, sin nada que la ate, te seguirá de buen grado.

VI
Vuelta al hogar a lomo de la vaca.- La lucha ya pasó; él ya no se preocupa más de ganancia ni pérdida. Canturrea una tonada campestre de leñador, entona canciones simples de niños pueblerinos. Montado sobre el lomo de la vaca, sus ojos no están fijos en cosas terrenales. Aunque se le llamase, no volvería su cabeza; aunque se lo tentase, no se le retendría más.

Montando la vaca lentamente dirige sus pasos hacia el hogar:
Envuelto en la niebla vespertina, cuán armoniosamente se desvanece la flauta a lo lejos !
Entonando una cancioncilla, marcando el compás, su corazón está lleno de dicha indescriptible !
Es menester decir que él es ahora uno de aquellos que conocen?

VII
Olvidada la vaca, el hombre queda solo.-Las cosas son una sola y la vaca es simbólica. Cuando sabes que lo que necesitas no es señuelo ni red sino conejo o pez, esto se parece al oro separado de la escoria; se parece a la luna saliendo de entre las nubes. El único rayo de luz, sereno y penetrante, brilla incluso antes de los tiempos de la creación.

Montado en la vaca él está al fin de regreso en su hogar,
Donde he aquí no hay más vaca, y cuán serenamente él se sienta totalmente sólo !
Aunque el sol rojo se sostiene en el cielo, él parece estar todavía silenciosamente dormido;
Bajo un techo de paja yacen ociosamente, junto a él, su látigo y su soga.

VIII
La vaca y el hombre se pierden de vista.- Puesta a un lado toda confusión, sólo prevalece la serenidad; ni siquiera la idea de santidad tiene vigencia. No se demora donde está el Buda, y donde el Buda no está, pasa rápidamente de largo. Cuando no existe forma de dualismo, hasta un ser de mil ojos fracasa en detectar una salida. Santidad ante la que los pájaros ofrecen flores no es sino farsa.

Todo está vacío, el látigo, la soga, el hombre y la vaca;
Quién midió jamás la vastedad del cielo?
Sobre el horno que arde en llamas, ni un copo de nieve puede caer:
Cuando obtiene este estado de cosas, está manifiesto el espíritu del antiguo maestro.

IX
Regreso al origen, vuelta a la fuente.- Desde el principio mismo, puro e inmaculado, jamás fue afectado por máculas. Observa con calma el crecimiento y decadencia de las cosas con forma, mientras que él mismo mora en la inmóvil serenidad de la no-afirmación. Cuando no se identifica con transformaciones aparentemente mágicas, qué tiene que hacer con las artificialidades de la auto-disciplina? El agua fluye azul, la montaña se empina verde. Sentado sólo, él observa las cosas que sufren cambios.

Retornar al Origen, regresar a la Fuente: este ya es un paso falso !
Mucho mejor es quedarse en casa, ciego y sordo, al instante y sin alharaca.
Sentado dentro de la choza no toma conocimiento de las cosas externas;
Observad el agua que fluye, nadie sabe adónde; y aquellas flores rojas y frescas para quién son?

X
Ingreso a la ciudad con las manos que conceden bienaventuranza.- La puerta de la humilde morada está cerrada, y los muy sabios no le conocen. No han de lograrse vislumbres de su vida interior; pues él recorre su propio rumbo sin seguir los pasos de los antiguos sabios. Entra al mercado transportando una calabaza; llega al hogar inclinándose contra un bastón. Se lo encuentra en compañía de bebedores de vino y matarifes; él y ellos están todos convertidos en Budas.

Con el pecho y los pies desnudos, él entra en el mercado;
Embadurnado de barro y cenizas, cuán amplia es su sonrisa !
No es necesario el poder milagroso de los dioses,
Pues basta su contacto y he aquí los árboles muertos florecen en plenitud.

D. T. Suzuki

Extractado por Julián Alvarez de
D. T. Suzuki.- Ensayos Sobre Budismo Zen.-Kier

Nuestra Imaginación Negativa.

Nuestra Imaginación Negativa.

Mucha gente piensa que no sufre, pero reconoce que padece tensión, temor, ansiedad, incomunicación con los demás y falta de sentido de la vida. Todo eso totaliza una creciente insatisfacción consigo mismo.

No solamente se sufre por las situaciones negativas del presente, sino también por hechos ocurridos en el pasado. Se recuerda haber perdido oportunidades, bienes, personas queridas; no haber conseguido el reconocimiento social y familiar que se anhelaba; haber tenido grandes dificultades para conseguir lo que se necesitaba para sí mismo y para la familia.

Como si todo esto fuera poco, se sufre imaginando acontecimientos negativos en el futuro: temor a perder lo que se tiene, temor a la soledad, a la enfermedad, accidentes, fracasos, etc. En relación a las futuras desdichas imaginadas, con un poco de lógica debiéramos comprender que nos enfrentamos a dos posibilidades: que ocurra aquello que tememos o que no ocurra. En el primer caso, ya tendremos la oportunidad de sufrir en su totalidad el hecho doloroso, y nadie nos va a descontar lo que hemos sufrido anticipadamente. En el segundo caso, hemos sufrido en vano por algo que no ocurrió.

Toda persona que emprenda con seriedad un trabajo sobre sí, que le ayude a comprender sus motivaciones profundas y la raíz de sus tensiones y angustias, podrá liberarse de ese malestar interior que llamamos sufrimiento. Mediante el esfuerzo de observarse a sí mismo, según una pauta graduada – como en nuestro Curso de Crecimiento Personal – es posible ir evolucionando progresivamente y elevar el nivel de consciencia a medida que se van modificando las condiciones desfavorables del presente. Se aclaran las zonas oscuras del pasado, comprendiendo así las tendencias que rigen la dinámica de la propia vida, posibilitándonos el emprender una nueva dirección hacia el futuro.

El antiguo adagio de “Conócete a tí mismo…” sigue estando vigente al inicio de este tercer milenio.

Fernanda
Eratóstenes y la Reflexión.

Eratóstenes y la Reflexión.

Eratóstenes (276-194 a. C.)

El verbo reflexionar alude al acto de considerar nueva o detenidamente una cosa, de modo tal que se la sopese o estime en sí misma, de una forma activa, y no como absorción inconsciente o semiconsciente de una información o dato. Informaciones y datos pueden transcurrir inadvertidamente por el flujo ordinario de consciencia, lo que por sí sólo no nos lleva a ninguna conclusión nueva, a ningún acto creativo ni menos de descubrimiento o expansión. Por el contrario, la reflexión es actividad mental consciente y deliberada, y deriva del verbo latino reflejar reflecto, refflexum -, o volver hacia atrás.

Eratóstenes de Cirene nació en lo que actualmente es Libia, en el siglo III a. C., y se educó en el centro cultural que era en la época Alejandría; también tuvo estudios en Atenas, formándose como matemático y geómetra, astrónomo y geógrafo; además fue poeta, anticuario, orador, filósofo, y un gran atleta, razón por la que se le llamaba el Pentathlos. Se dice que fue amigo de Arquímedes y otros grandes pensadores y creadores de su época. Sobre todo, un inquieto observador, cualidad inseparable de la reflexión, y a quien podemos suponer por tanto con una gran necesidad de respuestas, con un gran vacío de saber. Se le atribuyen innumerables descubrimientos e inventos, como la criba que lleva su nombre para la determinación de los números primos, la esfera armilar, el mesolabio, el calendario juliano, un reloj solar (skaphe), etc. Tolomeo cita un libro de Eratóstenes dedicado a las proporciones musicales, y se sabe que también escribió sobre decoración, vestuario, crítica teatral, geografía, astronomía, moral, geografía, climatología, historia, y al parecer no hubo rama del conocimiento a la que no dedicara su atención. En 1822 se publica el libro Eratosthenica que pretendía reunir todas las obras atribuidas a Eratóstenes. Y sin embargo, se le apodaba sarcásticamente el Beta, por considerárselo el segundo mejor del mundo en todas las áreas del saber en las que incursionó. Se hizo cargo de la Biblioteca de Alejandría desde el año 236 a. C. hasta su muerte el 194 a. C., alrededor de los 80 años de edad. Al quedar ciego, habría tomado la determinación de dejar de alimentarse voluntariamente.

Muchas observaciones y mediciones astronómicas, geográficas y geológicas realizó el incansable e insaciable Eratóstenes: desarrolló los conceptos de latitud y longitud terrestres ya iniciados por Dicearco, calculó la oblicuidad de la eclíptica, catalogó las estrellas, determinó la proporción entre la distancia inter trópicos y la circunferencia terrestre, los diámetros del Sol y de la Luna y las distancias de la Tierra a ambas luminarias – aunque no todos sus cálculos fueron correctos, como se comprobó siglos después – Eratóstenes cartografió la Tierra y afirmó que se podía llegar a la India navegando hacia el Oeste desde España, base de los cálculos con los que muchos siglos más tarde C. Colón lograría convencer a los Reyes Católicos de patrocinar su travesía. Sin embargo, lejos, su mayor fama la debe a su cálculo para la determinación de la circunferencia terrestre, que asombra aún hasta nuestros días, por su genial simplicidad y su coherencia científica.


 

La idea de la esfericidad de la Tierra ya existía entre los antiguos (Pitágoras, Platón, Aristóteles), particularmente considerada como la forma perfecta de un sólido y que, por tanto, la Tierra debía tener, aunque no hay antecedentes de que alguno de ellos lo hubiese demostrado matemáticamente como lo hizo Eratóstenes. Al parecer, en la época de Eratóstenes era de común conocimiento que en la ciudad de Siene (actual Asuán), a orillas del Nilo y a unos 800 kmt. al sur de Alejandría, los rayos del Sol del mediodía se reflejaban en el agua de un profundo pozo durante el solsticio de verano el 21 de Junio; por tanto, los rayos debían ser absolutamente verticales en esa fecha. Pero Eratóstenes observó un día que en Alejandría, en la misma fecha y hora, los objetos y columnas, como un obelisco alejandrino, sí producían cierta sombra. A la misma hora, el Sol incidía verticalmente en una ciudad y en la otra no; la única explicación posible es que la Tierra no fuese plana, sino curva, y que a mayor curvatura mayor diferencia debía haber entre ambas sombras. Eratóstenes calculó la diferencia angular entre ambas sombras en 720, deduciendo que ese tenía que ser el mismo ángulo existente entre ambas ciudades consideradas desde el centro terrestre.

 

Obelisco en Alejandría
 

Los conocimientos de geometría de Eratóstenes le permitían saber que 7 y fracción equivalían a un poco más de un cincuentavo de una circunferencia de 360. Por la época se medían las distancias con un cuentapasos que determinaba los estadios entre un punto y otro, por lo que pagó a una persona para que contara los estadios entre Siene y Alejandría. Con ese dato (multiplicando la distancia Siene/Alejandría por 50) dedujo fácilmente tanto el perímetro como el diámetro de la Tierra, con un margen de error ínfimo (alrededor de 400 Kmt. menos que la cifra que se maneja hoy), considerando que sus recursos fueron sólo la observación, la reflexión y unos pocos y simples cálculos geométricos. Eso es todo lo que se requiere para llegar a lo nuevo.

Cálculo de Eratóstenes
 

Estudios posteriores como los del matemático indio Aryabhata en el s. VI d. C., afinaron el cálculo llegando a sólo un 1% de error, más de 800 años después!

Tal como la luz reflejada, la reflexión nos lleva a una nueva valoración de los claroscuros de un concepto, un objeto o situación. En la reflexión se encuentra implícita una necesidad, y esa necesidad crea la tensión entre el polo incógnito de una ecuación y aquello que ya sabemos de ella; internamente podemos sentir que hay algo no esclarecido, incompleto o insatisfactorio en la explicación o significado que hasta ahora tenemos del objeto de nuestra reflexión; una sensación de vacío de conocimiento o de sentido que moviliza la mente atrayéndola hacia esclarecer el punto o encontrar un nuevo enfoque que nos parezca más completo o significativo. Este vacío aparente, o velo que cubre el eslabón perdido de nuestra comprensión de un fenómeno, se evidencia así como el núcleo de mayor magnetismo sobre la consciencia humana.

El vacío que nos mueve a develar el misterio detiene la actividad mecánica de la mente, para volver atrás sobre aquello que debe ser completado, resuelto, más ampliamente explicitado, o conectado con un marco de referencia más general o universal que le aporte un sentido vital para nuestras vidas. La reflexión puede obtener su fruto en el mismo acto o bien en forma mediata, pero su recompensa no es sólo el despeje de la incógnita de la ecuación; muchos beneficios simultáneos pueden sobrevenir aparejados con su ejercicio. Acaso el mayor de ellos sea la detención de la mecanicidad habitual que nos lleva a dar por conocidos y sabidos los hechos, personas, sucesos y significado de todo aquello que experimentamos diariamente, en ese flujo continuo en el que la vida sucede y que ya tenemos ampliamente catalogado en una defensa previa contra lo nuevo, contra cualquier cosa que nos obligue a considerar, a sopesar, a interrumpir el mecanismo. A menudo los hechos y personas del día ya están clasificados, etiquetados y vividos a priori, sólo porque, aunque letárgico, es cómodo o tranquilizador (sé cómo son las cosas). En este escenario sólo algo muy sorpresivo o sorprendente puede detener esta inercia, y ese algo tiene por tanto que venir de afuera para dejar de pensar en la lista de compras del supermercado o de repasar mecánicamente la conversación que tuve anoche por teléfono o cualquier otra cosa del pasado, del futuro, o de la imaginación.

La reflexión, por el contrario, es una detención que viene de adentro del individuo, producto de una necesidad interna de mayor comprensión u organización de los datos ya adquiridos, o para resolver algún aspecto incógnito. Cuando cayeron las torres gemelas de Nueva York, probablemente la mayor parte de la población del planeta se detuvo en su flujo continuo por la fuerte impresión, sin que mediara ninguna necesidad interna de reflexionar o de buscar una respuesta satisfactoria. Qué proporción de esa población dedicó algún tiempo a la reflexión sobre los hechos no lo sabemos; es posible que la mayoría esperara una respuesta suficiente entregada por las autoridades norteamericanas u otros líderes mundiales, y pronto todo siguió su curso normal. En este sentido la población como masa funciona en forma semejante al hombre primitivo y su espanto natural frente a lo desconocido y amenazante – el rayo, la inundación, el ataque de un tigre – haciéndolo correr en busca de refugio y protección. Por el contrario, el desarrollo del aspecto mental del hombre lo lleva a buscar respuestas en sí mismo acerca de los fenómenos – internos o externos – que le otorguen algún sentido a los hechos; siente en sí ese vacío, y la reflexión sobre las áreas oscuras es una detención voluntaria sobre algún aspecto de la realidad externa o interna.

La detención voluntaria y la concentración sobre algún particular interrumpen el automatismo aunque sea en forma temporal; es un acto consciente y por tanto humano en su más elevada acepción. A mayor necesidad de esclarecimiento, a mayor apremio por develar la incógnita, mayor concentración, mayor energía dirigida a un punto específico, mayor integración y unidad mental. Cuando la concentración es total, cuando toda la energía consciente se reúne en un punto focal, es posible que ocurra sorpresivamente la aparición de la respuesta: la comprensión instantánea ! Al agotar todos los recursos intelectuales personales, es posible que la respuesta ingrese a la mente personal desde un nivel superior, o intuicional; el intelecto es limitado. Este es el mismo principio que guía el ejercicio de los koan en los practicantes budistas.

Otro de los beneficios de la reflexión es que su ejercicio desarrolla el discernimiento; al considerar detenidamente, revaloramos lo contemplado porque estamos justamente buscando algo nuevo sobre lo ya conocido, y eso nos ayuda a organizar los elementos destacando los más valiosos sobre los menos, los claros sobre los oscuros, los medulares por sobre los secundarios, etc. Incluso, nos revela cuáles son los aspectos no esclarecidos sobre un asunto, los que, aunque parezca obvio, no conocemos a menos que reflexionemos sobre ellos (esto se evidencia fácilmente cuando tratamos de explicarnos o de enseñar a otros). De este modo, no sólo aislamos las incógnitas, sino que obtenemos un panorama más amplio, una mayor perspectiva acerca del objeto de nuestra reflexión y su relación espacial o valórica con otros elementos. La respuesta ansiada puede sobrevenir o no, pero siempre obtendremos un paisaje más completo del asunto; a veces la respuesta surge como una simple conclusión lógica una vez organizados y valorados los elementos que tenemos a la vista. En otras ocasiones alcanzamos solamente una hipótesis probable que nos lleva a nuevas reflexiones o a intentar su comprobación, cuando esto es posible.

Hay temas de reflexión favoritos que insumen la vida entera, y a los que volvemos una y otra vez en busca de mayor profundidad o aprehensión, y que nunca logramos sentir completamente abarcados o discernidos. Se mantienen como en un segundo plano de la consciencia en forma permanente. Normalmente son temas esenciales de la vida o la consciencia humana, como aquellos que se refieren a la verdad, la justicia, el amor, la muerte, el tiempo, el alma, el más allá, el sentido, la evolución de los distintos reinos de la naturaleza, etc., y en los que pareciera que siempre podemos incrementar o ampliar su comprensión, como una espiral que asciende a lo largo de las décadas. Durante el curso de estas cavilaciones, o luego de un sostenido esfuerzo mental, además es posible que surja una verdadera comprensión, que es un acto instantáneo en el que nos parece ver las cosas en su real dimensión, tal como son, tanto en su aspecto de entendimiento como de valoración.

La comprensión es energía auto-consciente, la más escasa y valiosa de nuestras humanas energías. Dice J. G. Bennett: la comprensión es oculta, interna; más que el resultado de cambiar lo que sabemos, es el resultado de cambiarnos a nosotros mismos y el modo en que existimos. Para entender más, hemos de ser más, hemos de transformarnos. La verdadera prueba de nuestra comprensión no es la de que nuestros seres ordinarios tengan algo más de lo que hablar, sino que nos permita crear estos mundos superiores dentro de nosotros mismos, entrar en los mundos superiores que, hasta entonces, deben seguir siendo para nosotros sólo palabras. Y para hacer esta entrada, tal vez descubramos que hemos de aprender a vaciarnos de todo lo que ordinariamente aclamamos como nuestras riquezas, toda nuestra comprensión, actitudes, opiniones, y demás material que se ha fijado en nosotros en el curso de nuestras vidas (1). Esto lo podemos alcanzar de dos formas, y una de ellas, la voluntaria, es la reflexión.

La reflexión ejercita la voluntad, la concentración, la unidad interna, el discernimiento, y permite nuevas comprensiones. La comprensión es, como dice Bennett, auto consciencia, pues me reubica con respecto a la realidad descubierta; en la comprensión quedo incorporado en lo comprendido, y de este modo todo adquiere un nuevo sentido. Al formar parte inseparable de lo comprendido, me veo compelido a actuar de una forma también nueva, coherente con la nueva comprensión, y esa es su gran diferencia con el simple entendimiento, que es la inteligencia simple de la información, pero que no me mueve a cambiar de conducta porque no ha modificado un ápice mi consciencia, sólo le ha ingresado unos nuevos datos sin involucrarme; el entendimiento no me transforma. Pero en la comprensión es mi existencia la que queda integrada en la nueva visión, y eso me obliga a un deber ser y un deber actuar con respecto a ella. Todos entendemos que es perjudicial echar bolsas plásticas al mar, por ejemplo, pero sólo hasta que comprendo profundamente las consecuencias de ese actuar respecto del entorno, de la vida y de mi propia vida, es que modifico mi conducta. En la comprensión hay una experiencia que religa la existencia personal aparte de los hechos, permitiendo al mismo tiempo que aquellos formen parte de mi vida como que ésta se incorpore a los hechos, objetos, personas o circunstancias del entorno en un continuo interconectado.

Cuando obtengo una comprensión de este tipo obtengo al mismo tiempo una auto consciencia incrementada que me insta, por ese mismo acto, a ser responsable del contenido de mi comprensión. Ya no tengo que responder por mi conducta a la autoridad, a los padres, a los maestros, a la ley o a lo aprendido o impuesto por otros, porque ya no puedo actuar de acuerdo a preceptos externos con respecto a esa situación, sino subordinado mi propia consciencia. Esta nueva posición no disminuye en nada las exigencias éticas, sino por el contrario, las vuelve imperativas. Como la comprensión es oculta, interna, es íntima, y sólo yo sé si estoy actuando conforme a ella. Ahora debo responder ante mí mismo, íntimamente también, en ese espacio interior donde sólo yo sé si estoy siendo fiel a lo que he comprendido como el bien o la verdad, lo que debe ser. Esta responsabilidad es la manifestación del crecimiento de la consciencia, de su evolución producto de la maduración de los conceptos aprendidos y luego reflexionados hasta la obtención de una verdad personal cuya vigencia se pone a prueba, para mí mismo también, en cada acto de la vida cotidiana. Por el contrario, el estancamiento o retroceso en mi crecimiento evolutivo es producto de actuar ignorando o contraviniendo aquello que mi consciencia ya había comprendido: me separo así de mi verdad. La evolución de la consciencia es necesariamente un progreso moral, en su más amplio sentido, es decir, debe conducir a más verdad, a más bien, en un sentido evolutivo, es decir, espiritual. El diccionario apunta: Consciente (del lat. conscire, saber perfectamente): Que siente, piensa, quiere y obra con cabal conocimiento y plena posesión de sí mismo. (2)

Mi verdadero ser profundo no exige de mí que actúe de acuerdo a hipotéticas verdades absolutas a las que acaso nunca he tenido acceso; lo que espera es que actúe de acuerdo al mejor nivel de comprensión que he alcanzado. Cuando eso no ocurre, comienzan los remordimientos, los sufrimientos que pudieron evitarse, y el crujir y rechinar de dientes citados en los evangelios. Es la historia de la parábola del siervo (Mt. 25, 14:30) que esconde su único talento bajo la tierra para no perderlo (no aplica su comprensión en su vida), y tampoco intenta hacer nada para incrementarlo (aumentar su comprensión). Sólo yo soy responsable por mi evolución, que avanza de comprensión en comprensión, hasta alcanzar en mí mismo un nivel de autoridad, esto es, la capacidad de ser autor y responsable por los propios actos más allá de las leyes comunes a todos. Qué es, en definitiva, la iluminación, el satori, sino la gran comprensión, la comprensión total?

Hasta qué punto la comprensión es un asunto personal sería tema de especulación y reflexión (palabras éstas sinónimas). Podemos constatar vivencialmente cómo cada comprensión parece facilitar las subsiguientes; en este contexto, resulta sugerente imaginar la comprensión como un espacio de sinapsis en la que dos elementos se conectan a través de un medio no-físico produciendo un efecto eléctrico luz – que finalmente se puede manifestar en el plano físico o psicológico: un acto, por ejemplo, o una nueva actitud. La red neuronal de nuestro sistema nervioso es igualmente plástica y en la actualidad se sabe que puede establecer nuevos caminos y conexiones en cualquier período de la vida. La comprensión es un acto simultáneo de entendimiento mental y de valoración emocional, con lo cual se la puede inscribir como el principio más básico de re-ligazón, y por tanto, de toda religión o camino de crecimiento verdaderos. Se asimila de este modo al origen del símbolo. De algún modo la comprensión parece religar lo puramente humano con algo que está más allá de ello, y esto lo podemos experimentar cada vez que sentimos que una nueva comprensión nos amplía, nos libera de una contracción previa, expande nuestros límites conocidos y nos obliga a reorganizar todos los conceptos previos en torno a la nueva luz. No hacerlo, o no actuar conforme a lo comprendido, es nuestro único problema real. En Oriente se dice que el único pecado es la ignorancia, pero la ignorancia tiene dos aplicaciones: el ignorar por no-saber-o-no-haber-nunca-conocido, y el ignorar por no hacer caso o uso de aquello que ya sabemos. Sólo somos responsables por el segundo sentido.

Por último, la reflexión desarrolla la creatividad y crea nuevas realidades a través de nuevas conexiones entre lo aparentemente disímil, incompatible o inimaginable. Es a través de la reflexión que un mero dato o información como la sombra de un palito en Siene y otro en Alejandría – se vuelve significativo para nuestras vidas, o para la humanidad en su conjunto. A través de la reflexión encontramos respuestas, nuevas soluciones a los viejos problemas, o nuevas interrogantes; pero siempre empieza por la observación de una necesidad, ya sea práctica, como en los inventos que resuelven asuntos concretos – domésticos, industriales, etc. – o por un vacío de sentido que llama a volverlo plenitud. No huyamos del vacío!

Eratóstenes, revalorado en la modernidad, permanece inmortalizado como un maestro en la reflexión, la deducción y la capacidad de extraer algo nuevo y universal de aquello que está siempre ahí, frente a nosotros, sin ser comprendido en sus alcances, en su realidad en el contexto de nuestra experiencia interna. Miles de sus contemporáneos veían las mismas sombras, pero eso no le dio luz a ninguno de ellos acerca de un significado o un sentido más allá del objeto; nadie extrajo una conclusión o comprensión de ello, y eso es lo que nos sucede cada vez que no estamos ahí, y toda vez que no detenemos el flujo continuo y automático de nuestra consciencia mecánica que da todo por sentado y fijo, y que impide experimentar cada momento, cada observación, como nueva y única y como un núcleo de comprensión y/o creatividad potencial. La consciencia global de la humanidad es un lento gusano que se mueve por un túnel, o por el fondo de la caverna de Platón, apenas percibiendo, cada tantos siglos, algunos destellos de luz; y sin embargo, no es suficiente. El trabajo de Eratóstenes quedó sepultado por siglos predominando la noción de que la Tierra era plana. Otro sabio, algunos siglos antes que Eratóstenes, ya había dicho:

Sin salir por la puerta
Se puede conocer el mundo.
Sin mirar por la ventana
Se puede conocer el camino del Cielo.
Cuanto más lejos se va
Tanto menos se aprende.
Por eso el sabio
Sabe sin desplazarse
Entiende sin ver
Realiza sin hacer.
Lao Tsé, s. VI a. C. (3)

Isabel de Veer

Referencias:

(1) Bennett, J. G.- La Profundidad del Hombre.-Editorial Sirio
(2) Diccionario Etimológico.-Ed. Espasa-Calpe S.A..
(3) Lao Tsé.- Tao Te King.-Editorial Cuatro Vientos.