por fernanda | Cosmología
La historia comienza en Grecia durante el siglo VI A. C., en Mileto, una pequeña colonia helénica del Asia Menor. Un grupo de pensadores revolucionarios empieza a utilizar la razón para fundamentar el conocimiento y para resolver los grandes problemas a los que tenían que enfrentarse. Antes de ellos, para conocer el mundo, se recurría al mito, a la explicación sobrenatural. Pero ellos se rebelan contra un conocimiento que no dependía de sus propias facultades, sino que les era impuesto, en forma misteriosa y arbitraria, por la tradición. Al utilizar la razón para obtener conocimiento, rechazan al mito como falso y se dedican a desentrañar los secretos de la naturaleza.
Uno de ellos, Thales de Mileto, es el primer hombre que trata de comprender los fenómenos naturales y de explicarlos de manera racional. Según afirma, el agua es el origen de todas las cosas y todo lo que sucede en la naturaleza resulta de las transformaciones de dicha substancia. Pero otros pensadores más jóvenes señalan dificultades en su teoría y proponen explicaciones diferentes. Para Anaximandro el origen de todo es lo infinito; para Anaxímenes, es el aire…
Los primeros intentos de explicación se enfrentan a dificultades insuperables. Son los primeros balbuceos del conocimiento racional. Pero todos ellos tienen algo en común: la meta que persiguen es el conocimiento total de la naturaleza, la explicación de todos los fenómenos, y esta explicación sólo podía obtenerse si se encontraba un principio único del cual pudieran derivarse lógicamente los hechos observables. La razón es una facultad totalizadora, no se conforma con explicar las cosas parcialmente. Su afán es explicar la totalidad.
Estos primeros colosos de la racionalidad humana llaman física al estudio de la naturaleza y al intento de comprenderla y explicarla por medio de un principio único. Al fracasar los primeros intentos explicativos se tiene que buscar una nueva manera de comprender los fenómenos naturales, una teoría que permita superar las dificultades que habían encontrado los pioneros. Este nuevo enfoque, la teoría atómica, concebida por Leucipo y Demócrito, constituye un nivel más alto en el conocimiento de la naturaleza. Ellos consideran la idea de que la materia está hecha de unidades indivisibles separadas por vacío. Su creencia en lo que llaman átomo es una respuesta a las interrogantes planteadas por Parménides y Zeno. Tal vez son inspirados por la aspereza de materiales naturales como la arena y la piedra. Demócrito extiende el concepto tan lejos como puede, diciendo que no sólo la materia, sino todo lo existente – desde el color hasta el alma humana – debía consistir de átomos.
Pero el nuevo intento, como es de suponer, es muy elemental. Sin duda la teoría atómica permite explicar algunos fenómenos naturales, por ejemplo la elasticidad de los cuerpos, la formación, combinación y desintegración de los compuestos. Pero su ámbito es muy limitado. A pesar de ello, su poder explicativo es infinitamente superior a las teorías que la habían precedido. De todas maneras, Platón y Aristóteles creen que la materia es infinitamente divisible y que la naturaleza está compuesta de cuatro elementos: tierra, aire, agua, fuego, más una perfecta simetría y geometría.
Pasan los siglos y ninguna teoría diferente de la atómica alcanza un mayor poder explicativo. A partir del siglo XVI, los sabios que se interesan por el estudio de la naturaleza comienzan a estudiar con mayor detalle sus manifestaciones. Alrededor de 1660, Robert Boyle, químico y filósofo, es uno de los primeros en buscar nuevas explicaciones. El propone una teoría corpuscular de la materia que justifique la difusión de los gases. De acuerdo con Boyle, hay sólo un elemento, todos los corpúsculos debían ser idénticos. Se podía dar origen a diferentes substancias combinando los corpúsculos de diferentes maneras. Esta teoría está basada en la creencia alquímica de la existencia de la piedra filosofal que podía transformar el plomo en oro, como si esto fuera una evidencia empírica.
Galileo aplica por vez primera la matemática a la descripción, explicación y predicción de los fenómenos físicos. La física empieza así a convertirse de una teoría filosófica en una teoría científica. Pero el rigor exigido por el nuevo método científico obliga a reducir el estudio de la naturaleza a campos muy limitados. Surgen diferentes ramas de la física que no parecen tener relación entre sí.
Sin embargo, el ideal del conocimiento racional no ha variado desde que aparecieron en Grecia los primeros ensayos de explicación de los fenómenos naturales. Lo que pretende la ciencia es una teoría integral, una teoría que permita explicar todos los fenómenos físicos conocidos, habidos y por haber. Impulsadas por este grandioso ideal de la racionalidad humana avanzan las diferentes ramas de la física. La mecánica, gracias al enorme despegue que experimenta con Newton, avanza más que las otras ramas y logra explicar un número cada vez mayor de fenómenos. Newton une la teoría corpuscular con la filosofía mecanicista de Descartes.
En 1811 la teoría atómica es resucitada por John Dalton para explicar la composición química. Avogadro desarrolla la teoría molecular y su ley de que todos los gases a la misma temperatura, presión y volumen contienen el mismo número de moléculas, aunque sus pesos puedan ser diferentes.
MaxweIl y Boltzmann, a mediados del siglo pasado, logran unificar en una sola teoría la descripción, explicación y predicción de los fenómenos eléctricos y magnéticos, explicando las leyes de la termodinámica a través de las estadísticas físicas del movimiento molecular.
El desarrollo de la química da nuevo impulso a la teoría atómica. La concepción del átomo se torna más rigurosa. Los nuevos experimentos sugieren que el átomo funciona como un pequeño sistema planetario. Partiendo de este sistema, se trata de explicar todos los fenómenos físicos.
Pero la física tiene una grave limitación: sus leyes sólo pueden formularse debidamente en relación con ciertas posiciones y movimientos del observador que las formula. Y de acuerdo con el ideal de totalidad del conocimiento racional, hay que lograr formular las leyes que rigen el comportamiento de los fenómenos y hechos físicos de manera universal, es decir, que tengan validez para todos los observadores posibles, sean cuales fueren sus posiciones y sus movimientos. Einstein logra dar este paso fundamental en relación al estudio de la gravedad. Pero la teoría atómica permanece aún limitada a ciertas posiciones y movimientos de los observadores.
Por otra parte, el progreso técnico de los aparatos de laboratorio permite descubrir una serie de nuevos hechos que no pueden ser explicados con la teoría atómica disponible. Hay que complicar la teoría de manera radical para lograr la explicación debida. La creación de la nueva teoría atómica llega a conclusiones profundas e inesperadas. Además de las que integran el átomo, hay una enorme cantidad de partículas subatómicas que no se sabe bien de dónde provienen. Hay, además, cuatro fuerzas diferentes de la naturaleza que son las responsables de la acción de unos cuerpos sobre otros: la fuerza de gravedad, la fuerza electromagnética, la fuerza débil, que produce los fenómenos radiactivos, y la fuerza fuerte, que mantiene juntos los quarks , que son las últimas partículas simples que integran los protones y los neutrones. La fuerza fuerte, además de unir los quarks entre sí, une a los protones y los neutrones que constituyen el núcleo de los átomos.
El progreso que se logra es grande, pero la razón exige una mayor unidad. Después de gigantescos esfuerzos intelectuales, a partir de 1960 se logra crear una teoría que permite reducir todas las partículas subatómicas a unas cuantas y que deduce a la fuerza electromagnética, la fuerza débil y la fuerza fuerte de una sola super-fuerza. Pero la fuerza de gravedad es rebelde y, por más esfuerzos que se hacen, no es posible integrarla con las demás.
Hubo un momento en que comenzó a perderse la esperanza. Pero, alrededor de 1985, una constelación de genios, entre los que debe mencionarse a Green, Schwarz, Neveu, Scherk y Witten, logra dar un paso decisivo creando una teoría que parece tener la posibilidad de explicar de manera unificada todos los fenómenos físicos. Conforme la teoría se continúa desarrollando, se va teniendo cada vez más la convicción de que los elementos últimos de la materia se pueden reducir a uno solo y que las cuatro fuerzas no son sino diferentes manifestaciones de una sola fuerza. La teoría – válida en relación con cualquier posición y movimiento del observador – que está avanzando rápidamente hacia esa meta fabulosa, es la teoría de las supercuerdas. Una supercuerda es, como su nombre lo indica, un filamento. Pero se denomina supercuerda no por su tamaño, pues es la entidad más pequeña que hay en el universo, sino por su poder. Porque las supercuerdas son como filamentos de energía que vibran de diferentes maneras y cada tipo de vibración genera un determinado tipo de partícula subatómica. Los protones, neutrones, electrones, neutrinos, positrones, y la inmensa totalidad de las partículas subatómicas, de las que provienen los átomos y todo el contenido material del universo, no son sino productos de las diferentes vibraciones de las supercuerdas.
Como comprenderá el lector, el esquema matemático mediante el cual se está desarrollando la teoría de las supercuerdas es de una complejidad apabullante. La teoría es tan complicada que los recursos matemáticos actualmente disponibles no son suficientes para poder formularlas de manera completa. En la actualidad se están creando nuevos conceptos y sistemas matemáticos para poder seguir adelante.
Pero el camino está trazado. Cada día hay nuevos aportes, seguros avances que muestran que la meta está más y más cercana. Después de 2.500 años, el genio del hombre parece acercarse a la meta que plantearon los primeros filósofos griegos: construir una teoría que permitiera describir la naturaleza de manera completa y explicarla en todos sus aspectos. La razón, al fin, podrá conquistar la realidad, toda la realidad física. Por eso, como la llama uno de sus más geniales exponentes, Eduard Witten, la teoría de las supercuerdas es una teoría de todos las cosas.
Julián Ruiz
por fernanda | Cosmología
Conversando con Fritjof Capra
Fritjof Capra.- En la historia del pensamiento humano, los desarrollos más fecundos nacen de la intersección de dos corrientes de ideas. Esta máxima de Werner Heisenberg parece haber sido confirmada perfectamente por el estudio de la unicidad de la materia en física contemporánea y la visión unicista de las filosofías orientales, punto de vista que he sostenido en mis libros. Según la física actual, el universo no es un sistema mecánico compuesto de una multitud de partes independientes, sino un conjunto dinámico de eventos interconectados, en el cual sólo las interacciones determinan la estructura de la realidad.
Guitta Pessis.- No es sorprendente constatar que el occidente concibiera una filosofía dualista, en tanto que el oriente fundara una espiritualidad monista?
F. C.- Se puede, hoy día, imaginar la evolución de la consciencia, su cómo, pero no siempre su porqué. Esta evolución del espíritu humano, que ha debido tener lugar varios miles de años antes de nuestra era, se sitúa simultáneamente en occidente y en oriente. Por razones misteriosas, nosotros nos hemos identificado en occidente con el espíritu racional – que analiza y separa – que es la expresión del ego estrecho, opuesto al pensamiento intuitivo y sintético. En tanto que en oriente ellos han buscado este último. Han existido grandes místicos tanto en occidente como en oriente. Pero es en oriente que este modo de pensar ha encontrado un terreno más propicio.
G. P.- Sería entonces justo creer con el célebre sabio japonés Yukawa, que podría existir una correlación entre la importante contribución del Japón a la física moderna y la filosofía zen~budista?
F. C.- Los físicos orientales a los cuales yo he señalado ese paralelismo, me confesaron no haberlo considerado porque se encontraban condicionados por la ciencia y la cultura occidental, al punto de no poder instaurar una correlación entre estas dos visiones del mundo. Es solamente en su madurez – como Yukawa – que podrían establecer este lazo. Es muy probable que ellos guarden en su inconsciente colectivo, la impregnación de la filosofía oriental, lo que les permitiría captar mejor los nuevos conceptos de la física atómica.
G. P.- Los principios de unidad y de interdependencia de los fenómenos serían tan propios a la espiritualidad oriental como a la microfísica?
F. C.- En otro tiempo – según la teoría newtoniana – el espacio tridimensional del universo era el escenario de fenómenos físicos compuestos de partículas elementarias interactuando y separándose independientemente las unas de las otras. Sin embargo, uno de los descubrimientos mayores de la física contemporánea fue el darse cuenta que no existían entidades físicas independientes. La realidad era un conjunto de correlaciones, un tejido de eventos interconectados, un intercambio entre el observador y lo observado. Uno de estos tipos específicos de correlación que llamamos partícula no es un grano de arena o una bola de billar, sino una transferencia permanente de energía y de información.
G. P.- De qué manera esta nueva concepción de la materia puede evocar ciertas nociones de la filosofía oriental?
F. C.- Creo poderlo ilustrar con un cuento taoísta del sabio Chuang Tzu. Un día, prometió a sus discípulos que les haría conocer el secreto último del universo. Y les dijo: No existe algo llamado cosa, he aquí la naturaleza fundamental de la realidad. Tal es la base filosófica del taoísmo, del budismo y de otras tradiciones místicas. La mayor diferencia que existe entre la actitud científica y la tradición mística reside en el hecho que, en tanto que científico, yo diría que un objeto es una noción aproximativa muy útil en la vida cotidiana, pero que, fundamentalmente, el objeto no existe, que es una idealización. En tanto, el místico oriental diría que es una iIusión. Para él todos los fenómenos son interdependientes, y una manifestación de una sola y misma realidad fundamental.
G. P.- Cree usted que esta realidad última pueda ser la energía?
F. C.- Lo dudo. Desde ya, la realidad última no puede ser expresada en palabras. Ella transciende nuestras concepciones intelectuales y, según los místicos, puede ser vivida pero no narrada. Mientras que la ciencia – cuando ensaya describir sus experiencias – no puede sino recurrir al dominio racional que, en sí mismo, es restringido y aproximativo.
G. P.- Acaso la tradición mística no buscaría transmitir su mensaje?
F. C.- La diferencia esencial entre un científico y un maestro místico consiste en el hecho de que este último no está particularmente interesado en explicar los fenómenos. Él busca más bien hacer experimentar a su discípulo la realidad fundamental, poniendo el acento en la iniciación a la experiencia, en tanto que el científico busca ante todo analizarla y describirla.
G. P.- De qué manera la teoría cuántica sería apta para revelar, a semejanza de los filósofos orientales, la unidad fundamental del universo?
F. C.- Hemos constatado que esta unidad y esta interdependencia recorren la física moderna, cualquiera sea la teoría o el modelo utilizado, comprendida tanto la teoría cuántica como la relatividad. Einstein había construido esta última concibiendo la acción de los campos en términos de modificación de las estructuras del espacio y del tiempo. Pensaba poder modificar más estas estructuras a fin de incluir en ellas las otras interacciones, pero fracasó. Desde entonces, otros sabios han tenido éxito en asociar la teoría de la relatividad con la de la mecánica cuántica, hasta llegar a la teoría cuántica de los campos. Esta nueva concepción evoca las imágenes de la tradición oriental, porque el campo cuántico se puede condensar en materia. Una partícula formando parte de este campo especialmente denso evocaría una ola emergiendo del océano, metáfora clásica de la tradición oriental.
G. P.- Heráclito pensaba ya que todos los cambios en el universo provenían de la interacción de los contrarios, de los que él subrayaba, por lo tanto, la complementariedad. Por qué el pensamiento occidental ha dejado pasar dos mil quinientos años antes de redescubrir esta verdad?
F. C.- El espíritu racional tiende a ver la verdad de manera estática y es incapaz de reconciliar los contrarios; en tanto que el pensamiento dinámico parece más apto para unificarlos. Los filósofos como Heráclito o los seguidores del Tao, que favorecen la realidad dinámica, subrayan esa unidad: el Yin y el Yang no hacen más que uno. En occidente, ciertos filósofos como Hegel, por su dialéctica: tesis, antítesis, síntesis, han compartido esta visión del mundo.
Esta óptica dinámica resurge hoy día en las ciencias, particularmente en física. Niels Bohr había ya unificado la onda y la partícula en su ley de complementariedad. Y actualmente la nueva teoría de estructuras disipativas introducida por Ilya Prigogine, así como la teoría de sistemas recalcan que la comprensión de la vida – a todos sus niveles – procede por esta unificación de los contrarios.
G. P.- Por lo tanto subsisten dos concepciones contrarias, la de Albert Eínstein : Lo real existe, y la de Niels Bohr: Todo juicio de existencia es abusivo. A cuál de los dos los hechos le darán la razón?
F. C.- Este fue, en efecto, un debate histórico que tuvo lugar entre Bohr y Einstein. El último creía en la existencia objetiva de la realidad. Fue esta creencia la que le había impedido asumir las últimas consecuencias de la mecánica cuántica de la cual era uno de sus fundadores. Si fue incapaz de aceptar las interpretaciones vanguardistas de Heinsenberg y de Bohr, la causa esencial de este rechazo provenía de su carácter fundamentalmente determinista. Había basado su visión – una realidad objetiva compuesta de pequeñas partículas separadas – sobre la de Descartes.
G. P.- Diría usted que Einstein fue un profeta que no supo asumir sus propias profecías?
F. C.- De una cierta manera, sí. Yo estoy por lo demás fascinado de ver que Descartes es más fundamental que Newton, y esa es la razón por la cual Einstein ha podido sobrepasar al segundo sin lograr sobrepasar al primero. El único capaz de hacerlo fue Bohr, lo más próximo a un místico que pueda ser un científico .
G. P.- Sería la filosofía china la que lo ha inspirado?
F. C.- Él adoptó en su blasón el símbolo del yin y del yang, tan impresionado quedó por el principio chino de complementariedad.
G. P.- Lo habría estado también por la complementariedad entre la estabilidad y el cambio ?
F. C.- En efecto, porque puede haber una estabilidad dinámica que implicaría fluctuaciones. Es desde luego una tal estabilidad la que fue evocada por Heráclito y los taoístas en su visión de un mundo en perpetuo movimiento. Un proceso de cambio teniendo, sin embargo, una cierta estabilidad. Es una cosmología de la auto regulación, de la auto organización, análoga a la estabilidad concebida por Prigogine en su concepción del orden por fluctuaciones.
G. P.- Justamente, estos recientes descubrimientos no podrían restablecer el fundamento que la revolución científica del comienzo del siglo había quebrantado?
F. C.- Asistimos, en efecto, a la emergencia de nuevas teorías, ya se trate de las estructuras disipativas de Ilya Prigogine, de la auto organización de Von Förster o del azar organizador de Henri Atlan. Estos son los elementos complementarios de un puzzle complejo que está progresivamente en camino de constituir este nuevo fundamento buscado por Einstein. Se trata de una visión holista, sistemática y dinámica, que pueda aplicarse a una gama extensa de fenómenos y de campos científicos. No es sólo en la física donde observamos actualmente lo que podríamos llamar una revolución dramática del pensamiento científico.
G. P.- Por qué considera esta revolución como dramática?
F. C.- Ella lo es intelectualmente, pues cuando Bohr y Heinsenberg, durante los años 20 debieron modificar sus ideas y sus conceptos, se encontraron en un estado de crisis profunda: intelectual, existencial y aun emocional. Creo que nosotros vivimos una crisis análoga hoy día.
G. P.- Entonces, asistiremos a la emergencia de un nuevo paradigma?
F. C.- Así lo creo, y yo lo llamaría paradigma ecológico, pues la ecología insiste sobre la interdependencia fundamental de todos los fenómenos y sobre la naturaleza intrínsecamente dinámica del universo.
G. P.- Se podría suponer que el debate sobre Desorden – Orden, que reunió a eminentes sabios, marcaría una bifurcación en la investigación científica?
F. C.- Mi libro El Tiempo del Cambio trata precisamente de esta importante bifurcación que tiene lugar actualmente en el dominio científico, comparando la visión universalista y mecanicista de Descartes y de Newton con la visión holista y dinámica de Prigogine.
G. P.- Así, usted parece estar atraído por la concepción dinámica del budismo que sostiene que no debemos apegamos a formas fijas, objetos, personas, ideas, sino aceptar un mundo moviente y cambiante…
F. C.- Esta es la razón principal de mi atracción por las filosofías orientales y particularmente por el budismo, pues siempre he considerado el aspecto moviente del universo como esencial. Aun de nuestra terminología se desprenden connotaciones dinámicas: el término physis, por ejemplo, de donde deriva físico, significaba en la época presocrática – cuando la filosofía, la religión y la ciencia no estaban todavía separadas – realidad fundamental. Esta misma raíz, en las lenguas indo-europeas, ha llegado a ser brahman que en sánscrito significa también realidad fundamental. Una misma raíz da entonces nacimiento a la ciencia en occidente y al misticismo en oriente.
Guitta Pessis
Traducido y extractado por Farid Azael de
Question de N 76
Editions Retz
París.
por fernanda | Radiestesia
Comencé mi búsqueda como un técnico, espero terminarla como ser humano
(Patrick Drouot)
Testimonio de un caso actual de progreso personal en el periplo de búsqueda, desarrollo y aumento de la sensibilidad radiestésica y del correspondiente poder que ésta confiere al ser humano.
Qué es un Zahorí?
El Diccionario de la Real Academia Española define al Zahorí como la persona a quien se atribuye la facultad de descubrir lo que está oculto, especialmente manantiales subterráneos. Lo anterior también incluye las radiaciones que son invisibles al ser humano.
Qué es la Radiestesia?
El Diccionario indicado define la Radiestesia como la “sensibilidad especial para captar ciertas radiaciones, utilizado por los zahoríes para descubrir manantiales subterráneos, venas metalíferas, etc.”
La Energía en el Cosmos y la Tierra
En el Universo todo, absolutamente todo, es energía, la cual se presenta en diversos estados de condensación. La energía constituye un estado vibratorio. Vivimos sobre un planeta envueltos en un magma de energías, de las cuales no siempre estamos conscientes.
Tanto en el Cosmos como en la Tierra – y el hombre – la energía siempre se presenta como vórtices que giran alrededor de un centro fijo o móvil. Así, es frecuente y fácil observar remolinos de viento y agua. Otro tipo de vórtice como las chimeneas cosmotelúricas, no se detectan tan fácilmente.
El entorno vibratorio del hombre
Desde siempre se ha sabido, a través del aporte de diversas culturas, que el hombre está constituido y estructurado – además del cuerpo denso visible – por otras seis envolturas sutiles invisibles, las cuales están inmersas en planos universales de idéntico nivel vibratorio, Así se tiene un cuerpo físico con sus partes densa y etérica; un cuerpo astral con sus partes afectivo-emocional y energética; un cuerpo mental con sus partes concreta y abstracta, y un cuerpo causal, denominado Atman, que constituye la parte evolutiva del hombre. Los siete cuerpos del hombre están relacionados e intercompenetrados, pese a lo cual no se interfieren, pues actúan en planos vibratorios disímiles.
por fernanda | Cuarto Camino - Gurdjieff
La atención da energía y la intención transforma. Cualquier cosa a la que prestemos atención crecerá con más fuerza en nuestra vida. Cualquier cosa a la que dejemos de prestar atención, se marchitará, se desintegrará y desaparecerá. Por otra parte, la intención estimula la transformación de la energía y de la información. La intención organiza su propia realización.
El acto de dirigir la intención sobre el objeto de la atención desencadenará una infinidad de sucesos espacio-temporales orientados a producir el resultado buscado. Esto se debe a que la intención, dirigida sobre el campo fértil de la atención, tiene un infinito poder organizador, lo que significa poder para organizar una infinidad de sucesos espacio-temporales, todos al mismo tiempo.
La intención es el verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es atención con apego.
La intención combinada con el desapego lleva a una consciencia del momento presente centrada en la vida. Y cuando la acción se realiza teniendo consciencia del momento presente, su eficacia es máxima. La intención mira hacia el futuro, pero la atención está en el presente. Mientras la atención esté en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente. Aceptemos el presente y proyectemos el futuro. El futuro es algo que siempre podremos crear por medio de la intención desapegada.
El pasado es recuerdo, memoria; el futuro es expectación; el presente es consciencia. El tiempo es el movimiento del pensamiento. Tanto el pasado como el futuro nacen en la imaginación; sólo el presente, que es consciencia, es real y es eterno. Es la potencialidad para el mundo del espacio y del tiempo, la materia y la energía. Cuando nos liberamos de la carga del pasado, la acción en el presente se convierte en suelo fértil para la creación del futuro.
La intención, apoyada en esta libertad indiferente del presente, actúa como catalizador para la mezcla correcta de materia, energía y sucesos espacio-temporales para crear cualquier cosa que deseemos.
La intención focalizada es la atención que no se aparta de su propósito. Tener una intención focalizada significa mantener nuestra atención en el resultado que perseguimos, con un propósito tan inflexible que impida completamente que cualquier obstáculo consuma o disipe la concentración de nuestra atención. Se eliminan de la consciencia todos los obstáculos, de manera total y completa. Así podemos mantener una serenidad inconmovible, a la vez que mantenemos con pasión intensa el compromiso con nuestro objetivo. Este es, simultáneamente, el poder de la consciencia sin apego y la intención focalizada.
Aprendamos a aprovechar el poder de la intención, y podremos crear cualquier cosa que deseemos. Al seguir los cinco pasos para poner en práctica la Ley de la Intención y el Deseo, la intención generará su propio poder:
1.- Entremos en el espacio de la consciencia pura. Esto significa ubicarnos en medio de ese espacio silencioso que hay entre los pensamientos, entrar en el silencio, en ese nivel de sólo ser que es nuestro estado esencial.
2.- Una vez establecidos en ese estado de sólo ser, liberemos nuestras intenciones y nuestros deseos. Cuando uno está realmente en ese espacio, no hay pensamiento, no hay intención; pero cuando se sale de él – en esa unión entre el espacio silencioso y un pensamiento – es posible introducir la intención. Si tenemos una serie de metas, escribámoslas y concentremos nuestra intención en ellas antes de entrar en el espacio silencioso. Debemos entrar en el espacio silencioso con una intención, y así ella ya estará allí como una tenue llama vacilante en nuestra consciencia. Liberar las intenciones y los deseos en este espacio significa sembrarlos en el suelo fértil de la potencialidad pura y esperar que florezcan en el momento propicio. No es conveniente desenterrar las semillas de los deseos para ver si están creciendo, o aferrarse rígidamente a la manera como deberán desarrollarse. Lo único que hay que hacer es dejarlas libres.
3.- Permanezcamos en el estado de auto-referencia. Esto significa permanecer establecidos en la consciencia de nuestro verdadero yo, nuestro espíritu, nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura. También significa no vernos a nosotros mismos a través de los ojos del mundo, o dejarnos influir por las opiniones o críticas de los demás. Una buena manera de mantener el estado de auto-referencia es no divulgar nuestros deseos; no compartirlos con nadie, a menos que la otra persona tenga exactamente los mismos deseos que nosotros y entre los dos exista una unión fuerte.
4.- Renunciemos a nuestro apego al resultado. Esto significa renunciar a nuestro rígido interés por un resultado específico y vivir en la sabiduría de la incertidumbre. Significa disfrutar cada momento de la jornada de la vida, aunque desconozcamos el desenlace.
5.- Dejemos que el universo se encargue de los detalles. Nuestras intenciones y nuestros deseos, una vez liberados en el espacio silencioso, tienen un infinito poder organizador. Confiemos en que ese infinito poder de la intención orquestará todos los detalles por nosotros.
Recordemos que nuestra verdadera naturaleza es el espíritu puro. Llevemos la consciencia de este espíritu a donde quiera que vayamos, liberemos suavemente nuestros deseos, y el universo manejará los detalles por nosotros.
Mi Talento Unico.- Es nuestra capacidad más importante, la que nos hace más valiosos. La usamos para nuestro crecimiento personal y para ayudar a los otros a crecer. Cuando estamos desarrollando esta actividad, perdemos la noción del tiempo. La expresión de este talento único nos introduce en un estado de consciencia atemporal.
Como Aplicar la Ley de la Intención y del Deseo:
l.- Haré una lista de mis deseos, y la llevaré a donde quiera que vaya. Miraré la lista antes de entrar en mi silencio y mi meditación. La miraré antes de dormir por la noche. La miraré al despertar en la mañana.
2.- Liberaré esta lista de mis deseos y la entregaré al seno de la creación, confiando en que cuando parezca que las cosas no están saliendo bien, hay una razón, y es que el plan cósmico tiene para mí unos designios mucho más importantes que los que yo he concebido.
3.- Recordaré practicar la consciencia del momento presente en todos mis actos. No permitiré que los obstáculos consuman o disipen la concentración de mi atención en el momento presente. Aceptaré el presente tal como es, y proyectaré el futuro a través de mis intenciones y mis deseos más profundos y queridos.
Deepak Chopra
Extractado por Farid Azael de
Deepak Chopra.- Las Siete Leyes Espirituales del Exito
Edaf.
por fernanda | Medicina Alternativa
La manipulación del embrión.
a) La fecundación in vitro:
Disponiendo de un stock de óvulos y de espermatozoides se hace muy simple obtener la fecundación en un medio sintético, eventualmente bajo control microscópico. No hay que olvidar que es así como se produce en forma natural la fecundación de numerosas especies acuáticas, sin conjunción de los individuos.
En los animales estas experiencias son fáciles. Ratones concebidos in vitro y en seguida implantados en una madre adoptiva se han desarrollado perfectamente bien.
En el hombre esta técnica ha sido aplicada con éxito durante estos últimos años. Incluso es posible el diagnóstico del sexo en un embrión de pocos días. Esto facilitaría la eliminación de embriones con probabilidad de enfermedades hereditarias ligadas al sexo, como proponen algunos. Por ejemplo, los embriones varones en el caso de una familia con hemofilia, lo que constituiría una selección eugenésica ultra precoz.
En un medio apropiado, el huevo así fecundado se divide hasta el estado de 16 a 32 células y comienza a organizarse normalmente hasta el 5 o 7 día, que es cuando el huevo se implanta en la mucosa uterina . Más allá de ese plazo, es necesario encontrar esta mucosa nutritiva, que ningún producto sintético puede reemplazar actualmente, o el nuevo ser degenera y muere en algunos días.
b) Las nodrizas uterinas:
Mediante una preparación hormonal adecuada, toda mujer en edad de procrear podría ser puesta en estado de recibir uno de estos jóvenes embriones. Esto se efectúa en forma relativamente fácil en la rata.
Teóricamente destinada a superar una imposibilidad de concepción, por bloqueo de las trompas, por ejemplo, esta implantación, después de la fecundación in vitro, está a nuestro alcance.
Esta manipulación rompe la última atadura entre el niño y aquella que lo porta. Sucede en efecto, que una mujer deseosa de tener un hijo confíe a este último, algunos días después de la fecundación – no sólo efectuada in vitro – a una nodriza uterina. Se puede, en efecto, ir a buscar la mórula en la trompa, mediante una muy pequeña incisión de la pared abdominal (celioscopía) e implantarla en seguida en una receptora preparada.
Después de nueve meses la nodriza uterina traería al mundo a un niño, que no es el suyo, y lo devolvería entonces a la madre genética (eventualmente a cambio de una retribución monetaria).
Las consecuencias afectivas serían aún más graves que las de la inseminación artificial ya evocadas.
c) La hibridación contra natura:
La barrera genética entre las especies está constituida, como se sabe, por las diferencias entre estructuras cromosómicas pero no por una incompatibilidad entre los patrimonios genéticos propiamente dichos.
De esta manera, de la burra y del caballo se produce como híbrido el mulo (o la mula si se trata de una yegua y de un burro). El híbrido es perfectamente viable y bien constituido, pero estéril. De ahí la imposibilidad de hacer pasar un gen de asno a los caballos y viceversa. Desde hace poco se sabe que la similitud de genes es muy grande entre el hombre y el chimpancé y que sus diferencias cromosómicas son tal vez menos marcadas que entre el asno y el caballo.
La tentativa de confeccionar híbridos contra natura por fecundación in vitro e implantación uterina secundaria no ha sido publicada hasta aquí. Nadie sabe a priori qué estado de desarrollo podría ser alcanzado, pero se ve que la tesis de Vercors sobre los animales desnaturalizados corre el riesgo de transformarse en materia de discusión científica, sin omitir las consideraciones filosóficas y morales implícitas no sobre el eventual resultado, sino sobre la manipulación en sí misma.
d) Los cultivos celulares híbridos:
Muy distinta es la técnica de hibridación forzada entre células comunes, es decir, no reproductoras. Ayudada por una infección viral (virus de Sendhai), la manipulación consiste en cultivar lado a lado células de dos especies diferentes. Tal como lo ha descubierto Sorieul, las células se fusionan y ponen en común sus dos lotes cromosómicos.
En el curso de generaciones sucesivas, esta descendencia es inestable y poco a poco los cromosomas de una de las especies son rechazados uno a uno (o poco menos). Los genetistas han sacado provecho de este rechazo para descubrir qué cromosoma (el 1, el 2, etc.) porta un gen determinado.
En efecto, basta con escoger al principio una descendencia humana, por ejemplo, y hacerla fusionarse con una descendencia animal portadora de un gen anormal, haciéndola incapaz de una cierta reacción química. La descendencia híbrida efectúa normalmente la reacción, pero si ella pierde el cromosoma humano portador del gen bueno, llega a ser incapaz de realizar la reacción estudiada. Basta, entonces, vigilar la evolución de la cepa, establecer que en presencia de tal cromosoma la reacción se efectúa – mientras que ésta es imposible cuando este mismo cromosoma es eliminado – para localizar el gen estudiado sobre el cromosoma que interesa.
De este modo muchas decenas de genes ha podido ser localizados, lo que representa un progreso muy importante que avanza a un ritmo acelerado desde hace unos años.
e) La manipulación de los embriones:
La conservación de embriones muy jóvenes al frío intenso no pone particulares dificultades y son posibles muchas manipulaciones, por ejemplo, cortar un embrión en varios trozos, según un proceso que recuerda el de la fabricación de verdaderos gemelos . Se obtendría de este modo camadas de 2, 4, 8 o 16 individuos estrictamente idénticos para implantarlos en nodrizas uterinas diferentes.
Hay quienes proponen la conservación de un doble del embrión bajo frío intenso, como reservorio de repuestos plenamente compatibles, para utilizarlos cuando el individuo envejeciera, o sufriera de alguna enfermedad degenerativa o destructiva de cualquier tipo, como, por ejemplo , el mal de Parkinson, como se ha sugerido.
También sería posible hacer colaborar dos o varios embriones en la creación de un solo individuo. La capacidad de regulación embrionaria es sorprendente en este estado tan precoz, y se ha podido de este modo confeccionar ratas multiparentales, con un récord de cuatro padres y cuatro madres.
Espontáneamente, existe una anomalía de este tipo en forma excepcional en nuestra especie. Ciertos enfermos, llamados hermafroditas, portan lado a lado células masculinas XY y células femeninas XX, y por este hecho están simultáneamente premunidos de caracteres masculinos y femeninos. Resultan de la colaboración de dos huevos fecundados gemelos.
Nadie sabe si la mezcla de un embrión de niño negro y uno de niño blanco daría un sujeto de color mestizo
o realizaría un tablero pigmentado , como el que se ve en la rata. Así tan incierta sería la cooperación de un embrión de atleta y de un embrión de matemático, y nadie sabe si el niño resultante acumularía las capacidades de sus dos ancestros inmediatos.
f) La multiplicación vegetativa:
Sin que el injerto o el mugrón, tan apreciados por los arboricultores, puedan ser exactamente aplicados a los organismos superiores, diversas manipulaciones permiten una multiplicación asexuada , conocida como clonación. En los anfibios, por ejemplo, desde los trabajos de Gordon y King se sabe que es posible quitar el núcleo de un huevo y reemplazarlo por el de otro. El sujeto que resulta de esto lleva los caracteres de la raza donadora del núcleo, y no de la donadora del huevo.
Supongamos que el método ya esté a punto y que el donante sea buen esposo, buen padre, bello, fuerte, inteligente y – para hacer bien las cosas – eminente biólogo especialista en crecimiento celular . De sus millares de células se podrían extraer millares de núcleos, poner cada uno de ellos en un huevo fecundado
y previamente enucleado, y por interposición de millares de nodrizas uterinas asistir al nacimiento de millares de pequeños ciudadanos, todos idénticamente bellos, fuertes, inteligentes y eminentes biólogos.
Ninguna ciencia resistiría la formidable esclerosis resultante del advenimiento de semejante cohorte. Portadores simultáneos de los títulos de nacimiento y de los dotes personales, esta hornada canalizaría en un molde único la evolución intelectual de toda una generación. El esfuerzo por el descubrimiento sería rápidamente reemplazado por un nuevo conformismo.
Qué sucedería si hubiésemos escogido tal o cual personaje histórico? Hay nombres que podrían evocarse, cuya multiplicación en millares de seres no podría ser considerada sin terror.
g) La partenogénesis:
Otro peligro, indirecto también, es aquél de la partenogénesis, fenómeno prácticamente inexistente en nuestra especie (estadísticamente hablando al menos), aunque el clásico quiste dermoide del ovario en la joven probablemente sea una forma muy inferior de este tipo de reproducción.
Como producto del determinismo cromosómico del sexo, la descendencia partenogenética estaría compuesta estrictamente por niñas.
Según si la anomalía descansa sobre la ausencia de toda reducción cromosómica o sobre la reintegración secundaria del 2 glóbulo polar, las niñas serían todas idénticas entre ellas, o al menos representarían todas las variantes posibles alrededor del tipo común llevado por su madre.
Estas manipulaciones del embrión – juzgadas con sano sentido común – no representan ningún interés para nuestra especie. La reproducción en serie presentada por Aldous Huxley en su obra Un Mundo Feliz es más una angustia que una esperanza, y la manipulación pura para ensayar , sean cuales sean los fracasos, es una tentación del espíritu de curiosidad, no un medio de conocimiento razonado.
Lo temible del asunto es que la vida humana supuestamente a salvo de tener precio, no lo está del todo en nuestros días, para algunos al menos.
La manipulación del feto
a) El feto humano, material experimental:
Desde que numerosos países civilizados han admitido que la vida de algunos de sus ciudadanos no estaba protegida por la ley, los fetos humanos pueden ser eliminados si su madre rechaza su rol de nodriza uterina legítima. Son entonces posibles diversas manipulaciones, que lamentablemente se practican, ya sea en el útero o fuera de é1. Es posible, por ejemplo, administrar a la madre ciertas drogas al comienzo del embarazo para saber si pueden ocasionar malformaciones al feto. Fuera del útero – por los abortos a los 3, 4 o 5 meses – son posibles diversas experiencias de neurología o de fisiología. Podría decirse, probablemente, que estas vivisecciones serían útiles a la ciencia, puesto que ciertos fenómenos no pueden estudiarse más que sobre el hombre mismo. Por los medios empleados, esta explicación es falaz. La verdadera razón, por exorbitante que parezca, es mucho más sórdida. Un feto de chimpancé cuesta caro (es necesario costear
la crianza), mientras que un feto humano no cuesta nada.
Por este simple hecho se puede medir los peligros de la biología desnaturalizada para el intelecto y la moralidad, regida sólo por la eficacia y el dinero.
b) La salud por la muerte:
Gracias a múltiples técnicas, el destino biológico del niño puede ser conocido muy tempranamente, aun en el vientre de su madre. Por extracción de una porción del líquido amniótico en el cual está bañado el feto,
es posible examinar las células del niño, y detectar numerosas enfermedades, ya sea cromosómicas o genéticas.
Aquí la investigación se inclina por la eliminación deliberada de las enfermedades . Y esta práctica ha llegado a ser tan rutinaria en los Estados Unidos, que uno de sus partidarios ha concluido en que toda investigación para sanar eventualmente las enfermedades, se ha vuelto inútil merced a esta solución definitiva.
En realidad, la posibilidad del aborto plantea un grave problema moral para la investigación de métodos terapéuticos más conservadores. El éxito de estos últimos no estaría garantizado desde el comienzo y significaría necesariamente una pérdida considerable de niños afectados, debido a la imperfección del tratamiento de la enfermedad, o por un efecto secundario de este tratamiento.
Por estas razones, el diagnóstico prenatal y el aborto tomarían probablemente la delantera sobre todo otro progreso en la terapéutica genética (Lederberg).
Imaginar que un progreso técnico (el diagnóstico precoz) impone una conversión a la solución final (el aborto) y bloquea todo avance de la medicina genética, es probablemente un juicio erróneo, pero constituye una condenación , quizás involuntaria pero terrible, del proceso emprendido por la biología desnaturalizada.
La manipulación del adulto
Con la potencialidad siempre creciente de los medios de acción tanto químicos como quirúrgicos, el adulto mismo puede ser manipulado . No discutiremos aquí los trasplantes de órganos y sus posibles cuestionamientos, debido a que responden a la inquietud de sanar al semejante, muy conforme a la tendencia más noble de la naturaleza humana y a la razón de ser de la medicina. Existen otros dos peligros dignos de ser señalados.
a) Las manipulaciones del sexo:
Seguramente, es imposible transformar a un hombre en mujer, o viceversa, y las pretendidas revelaciones de hombres engendrados como del sexo masculino y luego educados como niños del sexo femenino pertenecen al periodismo sensacionalista. Por el contrario, los cócteles hormonales unidos a la cirugía mutilante pueden trastornar el aspecto y la psicología del sujeto. La feminización hormonal del hombre joven, seguida de la castración con invaginación de la piel del escroto en el perineo para formar una pseudo-vagina, es una intervención codificada y de subida tarifa efectuada por algunos médicos. Una inyección secundaria de una. resina especial en los senos termina la transformación. El cambio inverso: exéresis de los senos e injerto de un falso pene, no da más que una imitación aún más horrorosa. Por excepcionales que sean estas mutilaciones, que a los ojos del profano pueden pasar por proezas técnicas, tienen por efecto el negar todo respeto a la constitución sexual, que pasa a ser modificable a voluntad.
b) Las manipulaciones de la sexualidad:
Entre todos los peligros que presenta el uso de los contraceptivos hormonales, algunos han sido exagerados, otros subestimados, y es difícil hacer un balance exacto. Parece evidente a los ojos del menos especialista, que esta manipulación no puede ser indiferente . Un punto muy particular sobre el cual nuestra ignorancia es total es la píldora en las muchachas. Nadie sabe lo que este trastorno químico puede realizar sobre un organismo de doce o trece años, aún muy lejos de haber alcanzado una maduración completa. Cuando se observa que una porción importante de cohortes femeninas será sometida a esta impregnación , no se puede impedir temblar ante tal imprevisión.
Uno de los aspectos menos evidentes – al lado de un efecto exagerado sobre el desarrollo de los caracteres sexuales primarios o secundarios, o de un efecto posible sobre la fecundidad ulterior – es aquél de la relación entre la maduración del sistema hipofisiario, hipotalámico y límbico y el equilibrio hormonal de la joven.
Probablemente se trate de una imprudencia inaudita, ampliada a toda una generación , que nos revelaría , por una verdadera experimentación masiva, los temibles efectos sobre la regulación del humor, la constitución del carácter y la maduración del sentimiento y de la consciencia en condiciones químicas perturbadas.
c) Las manipulaciones del mecanismo del intelecto:
Se saldría completamente de nuestro objetivo discutir los desarrollos recientes de la bioquímica y de la farmacología del sistema nervioso central. Que se trate de descubrir el centro de la sensación de bienestar cuya estimulación eléctrica provoca un nirvana relativo, o incluso del uso de drogas de cuya extensión se conoce el riesgo de impacto directo al intelecto, esto no puede ser silenciado.
Por una parte, estamos razonablemente próximos a sanar químicamente ciertas afecciones mentales muy graves, comprendidas en ellas ciertos estados de debilidad congénita de la inteligencia . Para varias enfermedades , estas conquistas, localizadas por cierto, pero casi totales, son ya parte integrante de la práctica médica. Por otra parte, sería asombroso que no fueran descubiertos alucinógenos más poderosos, y más específicos que el L.S.D., o euforizantes más estupefacientes que la heroína misma. De este modo nuestro poder para aliviar los problemas del intelecto como para provocar deliberadamente la vacilación de la razón en el afán absoluto del deseo de placer, no puede sino acrecentarse en un futuro próximo. Aldous Huxley denominó admirablemente la droga deliciosa que traía el goce artificial total, por el vocablo griego soma, es decir, cuerpo. Por lo tanto, al parecer la voluptuosidad continua de la sensación pura parece ser la antítesis de la actividad del intelecto. Y es ahí donde está el peligro.
La ciencia en sí misma no es de temer, pero ella engendra lo mejor y lo peor según cómo es utilizada . Las manipulaciones de las que acabamos de hablar no son más que un peligro para más adelante, si consideramos el conjunto del planeta. Pero el verdadero peligro está en el hombre, en su desequilibrio cada vez más inquietante entre su poder que se extiende cada día y su sabiduría que parece a veces retroceder. Es sabio ser aprendiz, es la suerte de todo científico, pero es demencial jugar al hechicero: no se lo es nunca completamente . Más allá de la inteligencia está una ley de vida que comanda también la razón . Es
el afecto por el semejante , la protección del desposeído, la compasión por los que sufren y el respeto sin restricciones tanto por los que son lejanos, extranjeros, diferentes, como por los desconocidos que nos sucederán sobre esta tierra. Las manipulaciones fuera de los caminos de la naturaleza no están de ningún modo malditas. Sólo si el corazón del hombre se encontrara extraviado, se podría temer en justa medida la biología desnaturalizada.
Jérôme Lejeune
Traducido y extractado por Eduardo Cucurella de
Question de, N 13
Editions Retz.
París