La acción como un objetivo en sí mismo?

ActuarLoCambia_4
En su ensayo El mito de Sísifo, Albert Camus se interesa por el estado anímico de éste, condenado por los dioses a arrastrar eternamente una roca hasta la cima de una montaña y ver cómo rueda pendiente abajo justo cuando está a punto de conquistar la cima. Camus intenta comprender cómo Sísifo puede evitar caer en la desesperación. Sísifo enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las piedras Este universo sin señor no le parece estéril ni fútil La propia lucha por conquistar la cima basta para colmar su corazón humano. Hay que imaginar a Sísifo feliz.

Sin pretender el sufrimiento de Sísifo, ni adoptar la pose de una puesta en escena grandilocuente en nuestra vida diaria, esmerémonos, sencillamente, en nuestra labor como seres humanos. No hay que actuar sólo para tener éxito o lograr un resultado. Tenemos que actuar por la acción en sí misma. En cierto sentido, el ser humano ha nacido para actuar y existe una relación indisociable entre el propio bienestar y la vida cotidiana: todos los estudios muestran que actuar mejora el estado de ánimo, pero también que mejorar el ánimo facilita la acción, de una manera discreta e inconsciente. La acción alegra Este modo de pensar se utiliza ampliamente en las terapias meditativas del tipo mindfulness (plena consciencia) y se resume en una fórmula: en todos mis actos, ser uno con lo que hago. Absorberme en la acción y acostumbrarme a no juzgar lo que hago, si tiene éxito o no. Tan sólo hacerlo. O no hacerlo. Pero con toda consciencia y aceptación. Uno de mis jóvenes pacientes me lo resumió un día en la sentencia: Para actuar bien a veces hay que saber no actuar.

Christophe André

 

Extractado por Pablo Cáceres de Prácticas de Autoestima, Editorial Kier.