La acción como un objetivo en sí mismo?

Sin pretender el sufrimiento de Sísifo, ni adoptar la pose de una puesta en escena grandilocuente en nuestra vida diaria, esmerémonos, sencillamente, en nuestra labor como seres humanos. No hay que actuar sólo para tener éxito o lograr un resultado. Tenemos que actuar por la acción en sí misma. En cierto sentido, el ser humano ha nacido para actuar y existe una relación indisociable entre el propio bienestar y la vida cotidiana: todos los estudios muestran que actuar mejora el estado de ánimo, pero también que mejorar el ánimo facilita la acción, de una manera discreta e inconsciente. La acción alegra Este modo de pensar se utiliza ampliamente en las terapias meditativas del tipo mindfulness (plena consciencia) y se resume en una fórmula: en todos mis actos, ser uno con lo que hago. Absorberme en la acción y acostumbrarme a no juzgar lo que hago, si tiene éxito o no. Tan sólo hacerlo. O no hacerlo. Pero con toda consciencia y aceptación. Uno de mis jóvenes pacientes me lo resumió un día en la sentencia: Para actuar bien a veces hay que saber no actuar.
Extractado por Pablo Cáceres de Prácticas de Autoestima, Editorial Kier.