Qué es la flexibilidad mental? Es la capacidad para renunciar en el acto si advertimos que la consecución del objetivo será muy costosa en tiempo, energía y en la relación calidad-precio. Si queremos estar a gusto con la acción, a veces hay que saber renunciar a ella y desentenderse. Para esto es necesario lucidez y autoestima: hay que apreciarse a fin de no sentirse disminuido por el cambio de opinión, la renuncia a la acción, etc. Además, los trastornos de la autoestima son agua bendita en manos de los manipuladores, sobre todo gracias a este mecanismo: una vez que la persona se ha comprometido no se atreverá a dar marcha atrás para preservar su imagen social, incluso si cree que está a punto de hacer una tontería.
En diversos estudios sobre este fenómeno se propone a los voluntarios una serie de tareas imposibles de realizar (problemas de lógica y matemáticas) y se observa cuánto tiempo perseveran antes de tirar la toalla o pasar a la prueba siguiente. Todos los trabajos disponibles muestran que una buena autoestima aumenta la flexibilidad en relación a la consecución de objetivos: se insiste un poco ante la dificultad y luego se pasa al problema siguiente. Por el contrario, las dificultades de autoestima incitan a renunciar muy rápido o a no renunciar jamás y pasar todo el tiempo de la prueba obstinándose en el primer problema insoluble.
Ya de por sí complicada, esta capacidad para renunciar y desentenderse es aún más difícil cuando atañe a compromisos adoptados ante los demás: también en este caso todos los trabajos sobre la manipulación muestran que se trata de una trampa eficaz con la que lograr que la gente actúe contra sus intereses. Hay que conocer esta tendencia y concedernos derechos como:
– el derecho a equivocarnos.
– el derecho a abandonar,
– el derecho a cambiar de opinión,
– el derecho a decepcionar,
– el derecho a obtener un resultado imperfecto.
A falta de esto seremos víctimas eventuales de todas las posibilidades de manipulación, así como víctimas de nosotros mismos y nuestra terquedad (No traicionar nunca la palabra dada o la decisión tomada). Los estereotipos sociales sobrevaloran el hecho de no cambiar nunca de opinión. Pongámonos en guardia.