Así como a la intuición pertenece el sentimiento, las ciencias pertenecen al intelecto. La fineza forma parte de la intuición; la geometría del intelecto.
El corazón tiene sus razones que la razón desconoce. No sólo con la razón sino también con el corazón, nosotros conocemos la verdad. De este segundo modo conocemos los primeros principios, y el razonamiento, que no tiene nada en común con ellos, intenta combatirlos inútilmente. Su impotencia no debiera servir para otra cosa sino para humillar a la razón, que querría juzgarlo todo, pero que no puede combatir nuestra certeza, como si sólo la razón fuera capaz de proporcionarnos conocimientos.
Es menester saber dudar cuando es necesario, estar ciertos cuando es necesario, y someterse cuando es necesario. Quien no lo hace así no comprende la fuerza de la razón. Hay personas que pecan contra estos tres principios: o afirmando todo como demostrable; o dudando de todo porque no saben cuándo es necesario someterse; o sometiéndose en todo por no saber cuándo es necesario juzgar.
El último paso de la razón es reconocer que hay una infinidad de cosas que la superan. Ella sería sólo debilidad si no lograra ni siquiera reconocer esta verdad. No hay ningún acto tan conforme a la razón como esta desconfianza de la razón.
Los sentidos engañan a la razón con falsas apariencias, y esta misma trampa que ellos le juegan a la razón, la reciben de ella como revancha. Las pasiones del alma turban los sentidos y crean en ellos falsas impresiones. Estas dos facultades se mienten y se engañan en una especie de competencia.
Hay un método más excelente que el de la geometría y que consiste:
a) en no usar término alguno del que no se haya explicado previamente el significado;
b) en no afirmar jamás alguna proposición sin que sea demostrada con verdades ya conocidas;
Es decir, en pocas palabras, en definir todos los términos y probar todas las proposiciones.
La voluntad propia no se satisfaría jamás, aun cuando tuviera poder sobre todo lo que ella quiere. No se está satisfecho sino en el instante en que se renuncia a todas esas cosas. Con ella no se puede quedar
sino descontento; sin ella, no se puede quedar sino contento.