1. OBJETIVOS Y PROPOSITOS
Si en la estación yo pido un boleto, la persona que atiende me dirá: “¿Hacia dónde?”. Si yo le respondo: “A todas partes”, él sacudirá sus hombros y me dirá que visite a un doctor. Esta persona puede no saber que está actuando bajo la Ley de Actualización Selectiva, lo que significa que no se pueden actualizar todas las posibilidades que están abiertas en un momento dado. Aún, si no hacemos la selección conscientemente, algo la hará por nosotros y al final del viaje, habremos llegado a un destino y todos los otros que eran posibles al momento de la partida, serán ahora ‘podrían haber sido’.
Debemos comprender el significado de la actualización selectiva, si queremos hacer un mejor uso de nuestras posibilidades. Cuando era joven, descubrí que tenía un don para los idiomas y aprendí una docena o más sin dificultad. Entonces, comencé a estudiar Chino y puedo recordar vívidamente el momento cuando me quedó claro que si yo quería aprender Chino en forma apropiada, debería abandonar muchas otras cosas que yo deseaba hacer. Yo abandoné el idioma Chino, diciéndome: “Si yo vivo hasta los cien años, nunca voy a aprender Chino”. Alrededor de ese mismo tiempo, tuve la posibilidad de entrar en política y viajar al Este y nuevamente tomé mi decisión, dándome cuenta que nunca llegaría a ser un Ministro de Gobierno. En ese momento, yo había tomado la decisión que yo quería la transformación más que ninguna otra cosa y estaba preparado para abandonar otras posibilidades para lograrlo. Había, sin embargo, mucha vaguedad y demasiada imaginación en mi actitud hacia la transformación y no fue hasta muchos años después, que yo comencé a ver por mi mismo que implicaba realmente la elección. Cuando hice la elección, yo estaba estudiando con P. D. Ouspensky, quien insistía en clarificar nuestro objetivo. El me destacó que no tenemos base para decidir lo que está ‘bien’ de lo que está ‘mal’ para nosotros. Yo no puedo decirle a la persona que vende boletos, que me ha dado el boleto ‘equivocado’ a menos, que yo sepa donde quiero ir. Aún si decimos que existe una moralidad objetiva, que hace que algunas acciones sean buenas y otras malas: Esto me afecta sólo si yo quiero ser un hombre ‘bueno’, o si quiero aparecer bueno a los ojos de mis vecinos. Si no tengo ningún objetivo: “Dios y el Demonio no son para tomarlos en cuenta”.
Habitualmente, los principiantes en el camino a la transformación, formulan sus objetivos en términos demasiado elevados y demasiado vagos, para dar una base de elección. Debemos tener una idea de la conexión entre metas y medios. Si queremos tener una vejez alegre, es casi seguro que debemos estar preparados para trabajar duro. Si queremos ser libres, tenemos que sobreponernos a nuestros gustos y aversiones. Si queremos ser sanos, debemos mantener nuestro cuerpo bajo control. Si deseamos adquirir un alma, debemos cultivar la unidad de propósito. Si aspiramos a la perfección, debemos estar preparados para sacrificar ‘todo lo que esté en el camino’, incluyendo a nosotros mismos. Es mucho mejor elegir un objetivo que podamos comprender y del cual estemos seguros que uno que no sea más que una esperanza piadosa.
La formulación de un objetivo es la primera prueba de sinceridad. Yo he citado el ejemplo de la señora que deseaba ser libre de ella misma pero que no podía sacrificar una taza de té. Nosotros constantemente nos mentimos acerca de lo que realmente queremos: Pero es inútil torturarse a uno mismo con auto – acusaciones. Si no podemos ser sinceros y deseamos serlo, sólo podemos decir que esto es un objetivo a ser alcanzado en el futuro. No podemos ser sinceros ‘a medida’.
No obstante, debemos estar claros en cuanto a lo que realmente queremos y tratar de decidir si estamos preparados para pagar el precio.
2. LINEAS DE TRABAJO
Mucha gente imagina que su meta (objetivo) en la vida es ‘ayudar a la humanidad’ o ‘hacer la Voluntad de Dios’. Como ellos no pueden saber qué es lo que necesita la humanidad y cuál es la Voluntad de Dios, estos objetivos son lo suficientemente seguros; pero habitualmente están impregnados de auto – engaño. Gurdjieff dijo: “Si Ud. desea ser un buen altruista, Ud. debe aprender primero a ser un buen egoísta.” Si queremos ayudar a los demás, primero que todo debemos aprender a ayudarnos a nosotros mismos. La verdad es que la naturaleza humana está construida de tal manera que ni el egoísmo ni el altruismo se pueden lograr separadamente. Nosotros de los demás y ellos necesitan de nosotros.
Esta no es la historia completa. Nosotros podemos no saber qué significa ‘la Voluntad de Dios’; pero podemos estar bastante seguros que la humanidad existe para servir a algún propósito y que no llegaremos muy lejos, si ignoramos nuestro propio lugar en ‘esquema de las cosas’. Así como el egoísmo es limitado en su ámbito, también lo es el perseguir un objetivo estrecho y sectario que aislaría a un grupo del resto de la humanidad. Esto no es obvio en lo absoluto, ni tampoco aceptable para todos, pero si partimos con la esperanza de transformación, debemos suponer que existe un Gran Propósito en nuestra existencia. De otra manera, la transformación no tendría significado.
De tales consideraciones, podemos llegar a la conclusión que una meta objetivamente válida en la vida, debe combinar tres objetivos distintos: