- Perfeccionarnos hasta donde sea posible.
- Ayudar a los demás.
- Servir el propósito de nuestra existencia.
Gurdjieff llamaba a los objetivos anteriores, ‘Tres Líneas de Trabajo’. Yo no sé de dónde se originó el esquema, pero durante los ‘cuarenta y tantos’ años en que yo la escuché por primera vez, yo he crecido más y más, en el convencimiento que es la única base sólida para la planificación de nuestra vida.
Es interesante comparar este esquema con las ‘Tres Disciplinas’ de Shivapuri Baba, que juntas forman o constituyen lo que él llamó Swadharma o el Correcto Vivir.
- Disciplina Corporal. Cuidado del cuerpo. El deber hacia uno mismo, hacia nuestra familia y hacia la sociedad a la que uno pertenece.
- Disciplina Moral. Práctica de las virtudes inculcadas en el Bhagavad Gita. Liberarse a uno mismo de la esclavitud del gusto y la aversión. El fortalecimiento y la purificación de la mente.
- Disciplina Espiritual. La búsqueda de la Verdad o Dios. Meditación de la Realidad Última. Abandono de todos los apegos.
En este esquema, la ayuda a los demás y el servicio, ocupan un lugar menor. “¡Piensen solamente en Dios! Saquen todo otro pensamiento de su mente”, era el gran precepto del hombre viejo. Pienso que cuando comparamos con las tres líneas de Gurdjieff, vemos que Oriente y Occidente difieren en su actitud hacia el objetivo de su existencia. El Oriente ve la vida como un mal del cual debemos buscar la liberación. Occidente ve la vida como un campo en cual debemos buscar la plenitud. La contradicción es fuerte, pero no es consecuencia que uno sea válido y que otro sea erróneo. Existe una diferencia muy pequeña, en la selección de posibilidades, que se pueden hacer de acuerdo con el esquema que uno adopta.
No es la filosofía de la vida de uno la que importa, sino la forma que uno lleva a la práctica esa filosofía. Una filosofía de egoísmo puro, que se siga en forma consistente e inteligente, nos llevaría a darnos cuenta que el bien de nosotros es inseparable de aquel de otros y que ni nosotros ni nuestros vecinos podemos encontrar una felicidad duradera que no esté en armonía con el propósito de la existencia. En el otro extremo, ‘la búsqueda de sólo Dios’, nos va a conducir al descubrimiento que Dios se encuentra en nosotros y nuestros vecinos — no ‘en una suerte’ de Nirvana abstracto de la mente.
Nosotros, los hombres, estamos dotados de una cantidad limitada de creatividad libre. Debemos servir a un Gran Propósito pero podemos hacerlo, en parte, a través de una auto – plenitud. Podemos elegir una tarea para cumplir en la vida y una vez que la hemos realizado, tratarla como una obligación sagrada. Se convierte para nosotros en un test de lo correcto y lo erróneo. Lo que nos ayude a cumplir nuestra tarea, está bien y lo que la perjudica, está mal. El Shivapuri Baba llamaba a esto el ‘deber de elección’, es decir, el deber que nos imponemos a nosotros mismos por nuestra propia elección. Gurdjieff lo llamaba un ‘antojo’ y dijo que su antojo era llevar a los hombres a una nueva comprensión de Dios. Orage dijo que su antojo era editar (imprimir) la mejor revista literaria de Londres. Mi antojo es demostrar que es factible llevar todas las experiencias humanas posibles dentro de ‘un esquema consistente’ y yo he intentado esto en El Universo Dramático. No importa que ‘nos quedemos cortos’ miserablemente en nuestra ambición: El punto es que tales objetivos o antojos puedan ser consistentes con el esquema tripartita. Incluso, es posible que un objetivo personal sea una necesidad, sin la cual ‘Las Tres Líneas de Trabajo’ no tomarán forma como un estilo de vida. El ‘deber de elección’ puede ser simplemente aquel de ser una buena esposa, un buen padre o ser ‘un crédito para nuestra profesión’. Todo lo que se requiere es que seamos realistas y que lo tomemos con la más absoluta seriedad, como una ‘obligación sagrada’.
3. ETAPAS DE LA TRANSFORMACION
Uno de los aforismos inscritos en la Casa de Estudio del Instituto Gurdjieff para el Desarrollo Armonioso del Hombre era: “Sólo podemos crear condiciones para trabajo, no podemos hacer su trabajo por Ud.” No era para menospreciar la importancia de las condiciones, sino para darle énfasis a la diferencia entre lo que los demás pueden hacer por nosotros y lo que nosotros debemos hacer por nosotros mismos.
Nosotros ni siquiera podríamos comenzar si no hubiera evidencias en todo nuestro entorno que gente, antes que nosotros, ha buscado y encontrado formas de auto – perfección y así, han dejado para nosotros la imagen del Hombre Perfecto. Nosotros no somos atraídos por principios morales abstractos, sino por un Ideal, como se encarna en héroes y santos de tiempos pasados. De ellos, las reglas morales derivan su autoridad y no al revés. Nosotros que somos Cristianos aceptamos la ética Cristiana, no porque sea lógica o científica, o porque se haya demostrado que funcione bien en la práctica — de hecho, muchos podrían afirmar que la ética Cristiana ha sido un terrible fracaso — sino porque lo vemos ejemplificado en la vida y hechos de Jesucristo, sus apóstoles y santos que Lo siguieron. En la misma forma, los Musulmanes, que están bien conscientes de la ética del Corán (Qur’an) no se aplica en las condiciones de la vida moderna, están dispuestos a aceptar a Mahoma como el Hombre Perfecto — Insan-i Kamil. Los Budistas ven al Hombre Perfecto en Gotama Buddha; los Judíos, en Abraham y Moisés; los Parsees en Zoroastro y los Hindúes en Rama o Krishna.
Estas figuras son lo que Gurdjieff llamaba ‘Sagradas Imágenes’. En torno a cada una de ellas, vemos una doctrina revelada y una forma de vida. Lo que no vemos es que cada uno de ellos es una Fuente, de la cual fluye un torrente de altas energías que hacen posible la transformación para sus seguidores. Todos los hombres están influidos por estas energías, aún si han rechazado las Sagradas Imágenes de las cuales fluyen, y de ésta forma, el potencial interno para la transformación que existe en todo hombre se forma o toma forma en sus mentes. Este es el Ideal que llama a cada uno de nosotros, y si la imagen del Hombre Ideal nos urge a responder, nos encontraremos embarcados en el camino a la transformación.
Esto no es necesario que ocurra conscientemente. En un principio, es seguro que exista mucha fantasía y auto – engaño pero si miramos cuidadosamente, es siempre la atracción del Ideal el que le ha dado una dirección a nuestras vidas.
El paso siguiente es la transición de una condición general a un camino específico y particular. Nosotros leemos o escuchamos acerca de un método. Estamos impresionados por una persona o un grupo de personas a la que podamos conocer. Encontramos una serie de condiciones que hacen posible para nosotros el aprender, luchar y recibir ayuda. Nos enfrentamos a la elección entre seguir el camino que se nos ha abierto y mantenernos en la forma de vida en la cual hemos sido criados. Esto puede involucrar lucha y sacrificio. No estamos lo suficientemente cerca del canal de transmisión de conocimiento y de ayuda para ser capaces de hacer uso pleno de nuestra capacidad de esfuerzo.
Muchas personas se quedan ‘pegadas’ (estancadas) en esta etapa porque les falta la discriminación para distinguir entre enseñanza auténtica y métodos artificiales y poco realistas. Se requiere valentía (coraje), así como discriminación, ‘empujar’ la búsqueda hacia adelante porque va a significar sacrificio de un tipo no acostumbrado. Por ejemplo, puede requerir de nosotros, reconocer que hemos cometido un error y estemos dispuestos a buscar de nuevo, separándonos a nosotros de otros que no pueden comprender la causa de nuestra insatisfacción y lo van a asignar a la impaciencia, celos u orgullo herido. La imagen del Ideal tiene que ser muy fuerte y clara si hemos de tomar el paso siguiente.
Si persistimos, nos podemos encontrar en un nuevo conjunto de condiciones, donde el patrón de oportunidades corresponde al patrón de nuestra propia naturaleza. La acción se vuelve ahora más específica e incluso más fructífera. Podemos estar convencidos que hemos ‘encontrado nuestro camino’ y que todo lo que necesitamos es persistir lealmente en la senda que hemos seleccionado. Hay todavía trampas (escollos) que no son fáciles de reconocer y evitar. De mi propia experiencia, yo podría decir que los riesgos en esta etapa son, principalmente, los siguientes: