- Demasiada dependencia en una persona, antes que se establezca la verdadera relación maestro – discípulo. Esta relación pertenece a la etapa siguiente, pero demasiado a menudo, quien realiza la búsqueda imagina que no solo ha encontrado a su ‘verdadero’ maestro, sino que también ha sido aceptado como un discípulo. La verdad es que, en la etapa de las enseñanzas generales — la etapa exotérica, como se la llama a veces — no existe una responsabilidad personal ni hacia el maestro ni hacia quienes realizan la búsqueda.
- Métodos que son demasiado limitados en su alcance y, a la vez, aplicados con demasiada rigidez. El fracaso en comprender que ninguna técnica es de una validez universal y que los resultados que den, van a depender de la etapa que ha alcanzado la persona que realiza la búsqueda y lo apropiado de las condiciones. Un método puede, por un tiempo dado, dar resultados alentadores, incluso asombrosos y hacer surgir la convicción en la mente de la persona que realiza la búsqueda que es el único y correcto método para él. Después de un tiempo, dejará de dar resultados y quien realiza la búsqueda frecuentemente va ha ser informado que ésta es su propia culpa — porque no se ha esforzado lo suficiente o porque ha hecho fracasar su trabajo por una falta de lealtad y persistencia. El puede reconocer la considerable verdad en tales admoniciones y, sin embargo, ‘fallar en ver’ que él no puede intentar más esforzadamente y que las dudas que se le ha dicho que suprima, son consecuencias legítimas de su propia discriminación.
- La inhabilidad o la falta de voluntad o la falta de voluntad que está bloqueando el camino. Esto puede ir desde el sacrificio material de posesiones hasta los más sutiles sacrificios de auto – voluntad o de auto – amor. Si la primera etapa se ha desarrollado normalmente, la persona que realiza la búsqueda va adquirir suficiente profundidad de visión, dentro de su propia naturaleza y debilidades, para reconocer sus apegos y comprender por qué es necesario un sacrificio. Este riesgo surge cuando ‘el buscador’ ha encontrado el camino apropiado para él y aparece ante él la posibilidad de forjar ante él el lazo alumno – maestro y aún él no puede dar el paso mismo que permitirá al maestro ayudarlo. El maestro, frecuentemente, está obligado a aparecer como exigiendo algo que no es razonable o estar perdiendo interés en quien realiza la búsqueda. La desilusión y resentimiento pueden segar ‘al buscador’ a la oportunidad que está delante de él.
Es característico este ‘al revés’ del camino a la transformación, que cuando quien realiza la búsqueda está listo para culparse a sí mismo y se siente obligado a persistir, a pesar del fracaso, él, probablemente, debería cambiarse a un nuevo entorno; mientras que, cuando él siente que la culpa está en el maestro y que él no está siendo bien entendido, es recomendable que él debería sacrificar sus propios sentimientos y someterse, sin ninguna reserva, a lo que se requiere de él.
La cuarta etapa es, creo yo, marcada principalmente por el tipo de ayuda que puede recibir ‘el buscador’. Para comprender esto, debemos volver al concepto de una Fuente. La energía puede fluir de una fuente, pero debe tener un canal o ésta será disipada y perdida. Los canales para las energías psíquicas son las personas. Tales personas son correctamente llamados Iniciados. Ellos no son, necesariamente, hombres o mujeres perfeccionados y pueden cometer errores, e incluso, extraviar su camino; pero, porque han permitido que les ocurra una acción específica, ellos se han convertido ‘en canales’ para transmitir energías superiores que pueden ayudar a la transformación de otros.
Existen docenas de formas en las cuales pueden operar los canales de transmisión. Yo he conocido varias y cada una es distinta. Esta es una de las características de la cuarta etapa: Ya no hay un patrón estereotipado reconocible. Todo está hermosamente ordenado y efectivo, pero es siempre específico a un momento dado, a un lugar determinado y a una serie de circunstancias. Cuando éstas cambian, el patrón se disuelve.
Yo les voy a describir un ejemplo inocuo. En una oportunidad, viajando por el Noroeste de Persia, encontramos con una Comunidad Sufi, de la Orden Jellali, cuyo centro principal está ubicado en Turkestán. Fuimos bienvenidos y yo no podía dudar que ellos poseían la auténtica cualidad de un ‘canal’ de transmisión y estaban abocados a una tarea específica. Las circunstancias evitaron que nos quedáramos el suficiente tiempo como para hacer un verdadero contacto, pero en años posteriores, varios de mis amigos, a quienes yo les había contado del encuentro, trataron de ubicarlos nuevamente, pero ellos había desaparecido sin dejar huella. Con el transcurrir del tiempo, supe que la Comunidad Sufi estaba conectada con una hermandad, muy ampliamente extendida en el Medio Oriente, en la cual, inesperadamente, comencé a interesarme y de quienes yo recibí una ayuda muy valiosa.
Un punto de la historia, es que tales oportunidades están disponibles en un momento en dado y en un lugar en particular y deben tomados en la forma peculiar requerida. Una vez que ha pasado el momento, la puerta se cierra o más bien, deja de existir. Un segundo punto es que para reconocer la oportunidad, uno tiene que haber alcanzado la etapa del propio despertar, en la cual la ayuda puede ser dada. Estos no son principios teóricos o abstractos: Yo he visto, una y otra vez, cuan cerca la gente ha estado de un maravilloso paso hacia adelante y ha desperdiciado su oportunidad. A menudo, estas mismas personas han estado convencidas de estar listas para hacer cualquier ‘sacrificio razonable’, para realizar un real paso adelante y, no obstante, no podían ‘ver’ que lo que se requería de ellos era, no solamente razonable, sino también obviamente necesario para su propio bien.
Esto no quiere decir que las exigencias que se nos hacen cuando entramos a la cuarta etapa sean fáciles de prever o de prepararse. Por el contrario, siempre son inesperadas e incluso contrarios a lo que nos enseñaron a buscar. En el Capítulo 2, me referí a La Ley de Riesgo (Law of Hazard). Nuestra ‘comprensión’ común nos dice que el riesgo es algo a ser evitado por el cuidado y la previsión. En realidad es superado únicamente si la persona toma más riesgos. Muy pocas veces la ayuda consiste en hacer las cosas más fáciles sino más bien, en crear lo que parecen dificultades gratuitas e incluso absurdas. Nosotros nos apoyamos en una ‘muleta’, la cual se nos quita para obligarnos a caminar. Ponemos nuestra confianza en una persona, la que nos traiciona (delata), para enseñarnos a confiar en nosotros mismos. Hemos ‘probado y demostrado para nosotros’ que algún método o técnica es confiable y nos ayuda a progresar: Se nos ha dicho que este es un impedimento que debe ser desechado. Si en cada caso, encontramos la respuesta adecuada, descubrimos que una exigencia ‘no razonable’ era precisamente la forma correcta para proporcionarnos ayuda. Lo anterior no es difícil de comprender una vez que uno ha visto la operación de las leyes de riesgo. Solamente la interacción de procesos en conflicto, puede romper el círculo vicioso de repetir lo que ya no está cumpliendo ningún propósito. En la cuarta etapa todo es nuevo, no ensayado y la ‘creación de condiciones’ es un arte especial que nadie puede dominar, sin la ayuda de una energía muy alta.
No intentaré describir ninguna de las etapas posteriores, porque una vez que se ha pasado la cuarta, el proceso es completamente individual y no hay ningún relato general que tenga algún valor. He sido muy afortunado en conocer a varios hombres y mujeres que han ido más allá de la cuarta etapa de transformación y he visto que ellos son completamente diferentes. La gente común es más o menos parecida. Incluso aquellos que han alcanzado la cuarta etapa, están dentro de distintas categorías o tipos que, aunque son relativamente pocos en número, permiten algún grado de generalización. Por esta razón, las ‘escuelas’ de cuarto grado seleccionan a sus alumnos para permitir la combinación de tipologías más efectiva. Más allá de esta etapa, no se aplica ninguna de las reglas anteriores. Mientras más avanza la persona hacia la perfección, más se vuelve el mismo — único e individual. Tiene una tarea a cumplir, que él y solamente él tiene las cualidades necesarias para llevar a cabo. Si tal persona se hace conocido como Santo o Sabio, su unicidad se pasa por alto, y son recordados como imágenes idealizadas que conforman patrones que la gente común reconocer y emular (imitar). Nadie más cercano a ellos puede saber, quién o qué realmente era.
4. GUIA Y PROGRESO
Todos queremos mejorar de alguna forma u otra: Aún si el ‘progreso’ (progreso interno) no llega a ser una transformación, como ya les he descrito. Todos, en consecuencia, necesitamos conocimiento y tal vez, ayuda y consejos. Podemos esperar obtener la ayuda de libros o escuchando charlas pero, cuando se trata, de ayuda y guía, necesitamos una persona real. ¿Qué tipo de persona es más probable que sea un experto(a) en lo que queremos aprender y cómo hemos de encontrarlo(a)?
Conoceremos varios grados de pericia entre psicólogos profesionales y también entre teólogos y filósofos, pero supongo que buscamos algo que ninguno de los profesionales que mencioné, nos dé. Queremos un experto en los métodos de auto desarrollo y transformación. Si viviéramos en Oriente, podríamos encontrar Gurus Hindúes, Sheikhs Musulmanes o Bhikkus Budistas; pero también sabemos que la gran mayoría de ellos tienen un repertorio muy limitado y cumplen, más o menos, la misma función que los curas párrocos de siglos pasados en Europa. Algunos vienen a Occidente, con un prestigio de santidad, sabiduría o poderes mágicos y adquieren una correspondiente cantidad de seguidores pero, ¿Cómo hemos de saber si ellos nos van a dar lo que necesitamos?
¿Qué necesitamos? Supongamos que hemos leído varios libros y estamos lo suficientemente interesados como para haber probado algún método descrito o practicado alguna forma de meditación recomendada en alguno de estos libros. Esto, casi con total seguridad, nos ha llevado al punto de percatarnos que algo falta. Hemos hecho un buen comienzo y después nos hemos quedado ‘pegados’. Habiendo escrito una cantidad de libros en estos temas yo mismo y siendo conocido como ‘un pupilo de Gurdjieff’, ‘un miembro de Subud’, ‘un devoto de Shivapuri Baba’ o ‘un seguidor del Sufismo’, yo recibo cartas de todo el mundo de gente que, en su mayor parte, quieren que yo les diga cómo encontrar un maestro o la forma para ser iniciados en algunos de estos caminos. De alguna forma, este libro es una respuesta general a tales cartas y a otras que nunca llegaron a ser escritas.
El primer consejo que yo le daría a cualquiera es que se pregunte a sí mismo, qué es lo que realmente busca. Si desea que alguien más tome sus decisiones por él y que le alivie de esta responsabilidad, él debe buscar un profesional en tales materias — un psicólogo o un sacerdote — de acuerdo a su preferencia, por consejos de índole científica o religiosa. Sería poco astuto, acudir a una persona no calificada y no sujeta a un código de conducta especificado por un cuerpo profesional o por una iglesia. Hay demasiados hombres y mujeres sin una experiencia real o una comprensión de la gravedad de tomar de decisiones para o por otros. El verdadero maestro o guía espiritual, se preocupa de ayudar a otros a aprender a tomar sus propias decisiones y aceptar sus propias responsabilidades.
Si el maestro ‘propuesto, dice representar una tradición o una doctrina, entonces, esto debería ser estudiado. Si dicho profesor o maestro, quita responsabilidad y pide una aceptación ciega o confianza en una persona entonces, yo aconsejaría fuertemente ’al buscador’ que tenga cuidado. Solamente la gente fuerte, con un sentido de discriminación bien desarrollado, puede tomar riesgos de este tipo. Recuerde que Ud. está todavía en la primera etapa: Ud. no tiene la suficiente la suficiente experiencia para adquirir ningún tipo de compromiso. Ud. no se conoce a sí mismo o sus verdaderas necesidades y tiene muy poco para guiarle en decidir que grupo de personas en particular o un grupo de gente, puede ayudarle. Si Ud. prueba algo, prométase a si mismo que no será por un lapso superior a seis meses. Este es el tiempo suficiente para que Ud. se forme algún tipo de opinión. Puede que se le exija un período probatorio. No ponga reparos ante esto: Por el contrario, recíbalo buenamente como una forma de encontrar todo lo que Ud. quiera sin haber adquirido un compromiso. No desperdicie un momento. Frecuentemente, he visto gente que trata el período probatorio como una pérdida de tiempo y que no piensan en sí mismos como que han ‘comenzado’ hasta que concluyen el proceso.
Aún si no se le exige un período probatorio, ‘el buscador’ mismo debería fijarlo. Yo he sugerido seis meses. Existe una razón fundamental para fijar un tiempo limitado para cualquier operación: Está relacionada (conectada) con la Ley de Riesgo. Cualquier proceso ‘atemporal’, perderá su dirección, a menos que esté conscientemente regulado. Un período definido asegura la introducción de un factor independiente: a saber, una nueva (fresca) decisión. Esta debe ser, en la medida que Uds. sean capaces, una decisión verdadera. Uds. deben comprender que son libres y están tomando una decisión en forma libre. Si deciden no comprometerse más, ‘corten del todo’ y prueben nuevamente en algún otro lugar: La experiencia será de gran valor.
La seriedad de tales actos libres de elección, no se aprecia lo suficientemente en nuestro mundo moderno, cuando vivimos en medio de condicionamientos y el propósito mismo de nuestra sociedad parece ser sacar (remover) de las personas la responsabilidad para su vida y sus actos. El camino a la transformación debe ser lo opuesto exacto de esto. Adonde sea que nos conduzca, debe convertirnos en individuos libres y responsables, capaces de dirigir nuestras propias vidas, de acuerdo con el bien objetivo máximo.
Cuando el momento de compromiso — todavía provisional y limitado en tiempo — realmente llega y nosotros vamos a aceptar a una persona o un grupo de personas para que nos guíe: ¿Qué debemos buscar? No debemos esperar un hombre perfeccionado, totalmente ‘iluminado’ y absolutamente desinteresado. Tales personas tienen tareas más serias que enseñarles a los principiantes. Más aún, de acuerdo a mi creencia, incluso el más alto y más perfecto Guía o Maestro es falible: El universo completo existente está ‘impregnado de lado a lado’ con riesgo e incertidumbre. Debemos mantenernos firme a este principio o nos meteremos en problemas, al esperar de una persona que puede ser manifiestamente superior en sabiduría, poder y bondad, un grado de infalibilidad en juicio y acción que es contrario a la ley universal de riesgo. En otras palabras, debemos recordar ‘a toda costa’, admitir un margen para los errores y las limitaciones que estamos seguros de encontrar en nuestros maestros.
Esto pareciera contradecir el principio que uno debe confiar en su maestro y estar preparado para hacer cualquier cosa que él nos pida. Este principio está relacionado con el sacrificio y con la ayuda: No es una ley universal. Debemos estar preparados a sacrificar nuestra auto – voluntad y aprender a ‘permitirnos’ ser ayudados. Debemos hacer lo anterior sin reserva, pero sin embargo, con los ojos abiertos.
En la segunda etapa, debemos estar satisfechos si podemos aprender métodos que son útiles para nosotros y que están puestos en circunstancias que nos ayudan a saber más acerca de nosotros mismos. Aún esto requiere un grado de compromiso que puede ser difícil de aceptar. Nosotros estamos demasiado acostumbrados a permitir que seamos empujados de un lado al otro y nunca decidir someternos voluntariamente a disciplinas, con el propósito de ganar fuerza.
Es muy importante recordar que el tiempo es medido. La segunda etapa no nos debe tomar mucho tiempo. Demasiada gente está contenta con el hecho de continuar aprendiendo las mismas cosas o usar las mismas técnicas, mucho después que estas ya han cumplido su propósito. En mi opinión, tres años es lo máximo que una persona debería permitir para esta etapa. Si encontramos que no hemos llegado a una acción muy específica y personal en este período, hay algo que está mal. Ya sea que hemos estado demasiado pasivos o el entorno no es el apropiado para nosotros. Puede ser muy agradable y estimulante: Podemos haber hecho buenos amigos y sentir que estamos realizando un trabajo útil. Ninguna de estas cosas nos conducirá a la tercera etapa, sólo los cuatro factores: El aprendizaje, la lucha, el sacrificio y la ayuda están inequívocamente funcionando.
Desafortunadamente, rara vez podemos encontrar, en el momento preciso, las condiciones adecuadas, para dar un paso adelante. Podemos estar obligados a esperar; pero no debemos quedarnos estancados. La responsabilidad es propia y de nadie más. No podemos esperar del maestro o del grupo lo que ellos no son competentes para dar. Ellos pueden creer, muy sinceramente, que los métodos que ellos transmiten proveen todo lo que requiere y, no obstante, todo puede estar moviéndose en ‘circulo’, sin conducir a ninguna parte. Yo he visto tanto de esto que puedo escribir sobre ello con sentimiento. La ilusión de progreso es creada por la realidad de la lucha. Al alumno se le hace trabajar duro en tareas imposibles y siente satisfacción debido a la energía consciente involucrada en la lucha.
Otro tipo de auto – engaño viene del aprendizaje. Existen grupos que se dedican al estudio de temas esotéricos, recurriendo a los casi ilimitados recursos de las diversas tradiciones. Tales estudios son útiles sólo en la medida en que ellos abren canales en la mente y permiten desarrollar nuevas formas de comunicación. Si no se entiende esto, el estudio se vuelve un fin en sí mismo y aquellos que están dedicados a él ‘dan vueltas y vueltas en círculo’, sin llegar a ninguna parte y aún así, convencidos que ese aprendizaje les dará poder.
Una tercera trampa está conectada con la iniciación. En este momento, hay en mundo muchos grupos y hermandades que poseen el secreto de la iniciación; es decir, de la transmisión de ayuda a través del contacto, alguna ceremonia o ritual. Uno puede ser, como Subud, contacto con una de las Energías Universales. Otro, como el Movimiento de Regeneración Espiritual, puede usar mantras especiales o frases para repetición. Yo me refiero aquí a acciones que yo creo son perfectamente genuinas y benéficas y no a ninguna de las iniciaciones mágicas más dudosas, que involucran el secreto y frecuentemente, contacto sexual. Los sistemas de iniciación genuinos son necesariamente restringidos en ámbito. Ellos en sí mismos, no transmiten un conocimiento ni proveen la organización de una lucha. A menudo, ellos repudian la sola idea de sacrificio como innecesario para aquellos que han recibido la iniciación. El resultado, nuevamente, es que la acción comienza a repetirse a si misma produciendo la ilusión de progreso porque aquellos que la practican en forma honesta, se sienten mejor por ello y pueden observar una mejoría en salud, estabilidad emocional o la desaparición de defectos. Lo que ellos no notan es que no hay una transformación real, excepto por aquellos pocos que encuentran la forma de combinar lucha y sacrificio, dentro del marco de la iniciación particular que ellos han elegido.
Finalmente, existen movimientos (grupos – hermandades) casi exclusivamente basados en el sacrificio. El líder de uno, por ejemplo, diciendo ser una encarnación de Deidad, requiere de sus seguidores el sacrificio completo de posesiones y la devoción completa hacia su persona. Esto también puede absorber tanto el interés de los devotos, que ellos no observan que se han vuelto dependientes en la relación con el maestro y, ya que esto no puede progresar, ellos tampoco pueden avanzar.
El punto es que todos estos movimientos pueden ser buenos y honorables. Los métodos y técnicas son genuinos y efectivos. Cada uno atrae a cierto tipo de persona que responde a ese enfoque en particular. Pero el problema es que tienden a ‘fijar a la gente en sus propias características’, en vez de permitirles liberarse de ellos mismos. Son útiles por un tiempo — es por esta razón que he sugerido un tiempo límite de tres años. Se produce una terrible pérdida de potencial porque decenas de miles de hombres y mujeres excelentes, en todo el mundo, están ‘amarrados’ a grupos y movimientos de los cuales reciben un beneficio real al comienzo, pero los cuales, producto de lealtad mal entendida o tal vez simple ignorancia de las leyes de transformación, continúan años después que el proceso de transformación ha llegado a su fin.
Es obvio que se requiere un distinto tipo de conocimiento experto y destreza para permitir la transición de una etapa a otra. El guía que puede crear la situación necesaria para la transformación personal de la cuarta etapa, debe ser, en todo caso, más versátil que el maestro que puede producir las condiciones para la tercera etapa. En un sentido, la demanda crea la oferta. Existen épocas — y la actual es una de ellas, cuando el mundo necesita gente ‘transformada’ más abundantemente que lo usual y en tales momentos, guías o ‘maestros más elevados’, son enviados desde los centros que los pueden preparar. Pero también debe existir una demanda de parte de aquellos capaces de ser ayudados. No es asunto de un guía el convencer a las personas que lo necesitan: Esta necesidad la deben descubrir por sí mismos. Sólo en esta forma pueden estar preparados para asumir los compromisos que se requiere en las etapas cuartas y posteriores.
Hasta ahora, yo me he referido solamente a maestros y guías que están directamente involucrados en transmitir enseñanza y ayuda. También hay lo que yo podría llamar ‘Directores Espirituales’, que no enseñan, ni dirigen grupos lideran movimientos. Son hombres sabios, con experiencia y santos que son canales para la transmisión de la Energía Unitiva (E2) y pueden, por ende, hacer una inmensa cantidad de bien en el mundo, generalmente sin ser reconocidos por lo que realmente son. Yo he conocido dos o tres de tales hombres en mi vida y la deuda que tengo con ellos es inmensa. Sin embargo, nunca he estado conectado con ellos como un alumno con su profesor o he ‘pertenecido’ al orden espiritual del cual ellos eran miembros.
Al buscar el patrón de nuestras vidas, debemos tomar en cuenta la extrema complejidad de la sociedad invisible de gente ‘transformada’ y personas en proceso de transformación.
A estos (*) los he llamado Grupos Psicoteleios y Psicokinéticos. Hay muchos caminos, buenos y legítimos, que forman parte de esta compleja estructura. Frecuentemente, los miembros e inclusive los líderes, de los diversos grupos no saben cuan necesarios son todos ellos. Existen celos estúpidos que parecen ser la causa de un gran desperdicio y esfuerzo. En realidad, las tensiones y conflictos son medios necesarios para superar La Ley de Riesgo. Cualquier cosa, demasiado bien y excesivamente bien organizada, siembra la semilla de su propia destrucción. Existe una sabiduría ‘muy elevada’, que sabe cómo usar el caos para la creación y como sacar la armonía de un conflicto. Debemos tener cuidado de no criticar aquello que no nos es posible comprender.
Mientras más nos movemos por el camino de la transformación, más evidente se hace que nuestra pequeña sabiduría y nuestra ciencia moderna, están muy lejos de ser capaces de comprender cómo la historia humana está siendo dirigida. No obstante, todos tenemos nuestro lugar en ella y nunca deberíamos estar satisfechos hasta haberla encontrado — y saber que la hemos encontrado.
(*) En El Universo Dramático, Volumen III, Capítulo 41
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“Una tarde, el Mayor Pinder, un ex oficial de inteligencia Británico que había conocido a Gurdjieff en Tiflis, 1919, y quien sabiendo el idioma Ruso muy bien, actuaba como su intérprete, anunció que se iba a realizar una charla.
Todos fuimos a la Casa de Estudio, como siempre, pero en vez de practicar los ejercicios, nos sentamos en nuestros cojines, en el hall, expectantes.
El tiempo transcurrió: Las diez, las once, medianoche.
Finalmente Gurdjieff llegó — evidentemente habiendo viajado desde París — acompañado de Madame Ostrowska, Madame Ouspensky y el Mayor Pinder. Nos miró a todos por un largo rato y luego nos dijo en Inglés: “La Paciencia es la Madre de la Voluntad. ¿Si Ud. no tiene una madre, cómo podrá Ud. nacer?” Luego, se retiró de la Casa de Estudio.”
TESTIGO (Witness la autobiografía de John Bennett)