El espíritu es el factor formador de cultura en el hombre y comenzó a manifestarse en la formación de los ritos e imágenes representativas simbólicas. Jung cree que los símbolos no fueron creados en forma consciente, sino han sido creados por el inconsciente, a través de la revelación o intuición. Gran parte de los símbolos proceden de los sueños. Los ritos podrían haber surgido de movimientos involuntarios, especialmente manuales.

Jung define al espíritu “como un complejo funcional que es vivenciado a nivel primitivo como presencia invisible, como a modo de un hálito”. El aspecto espiritual de lo inconsciente, produce imágenes y ocurrencias en el espacio representativo interior y los ordena en forma plena de sentido. Esto se observa en ese “algo” desconocido que produce los sueños. Por eso el espíritu es el autor de los sueños: un principio dinámico y espontáneo que produce y ordena imágenes libremente y por sí mismo.

En una carta Jung expresó “sé que no debería saber más del inconsciente de lo que fluye a través de los sueños e intuiciones. Pues cuanto más se sabe de ello, tanto más aumenta la carga moral ya que los contenidos inconscientes, se transforman en tareas y deberes individuales en cuanto empiezan a hacerse conscientes”.

Jung realizó el viaje al mundo del inconsciente en la mitad de su vida, en diciembre de 1913, cuando tenía 38 años. Opinaba que para un hombre joven, constituye casi un pecado ocuparse demasiado de sí mismo, en cambio para un hombre que envejece constituye un deber y una necesidad dedicar una seria consideración a su interioridad. El inconsciente tiene su propia ruta para revelar el sentido de la vida de una persona y lo hace en el momento en que ésta puede integrarlo.

La Sombra El Anima – el Animus.

Una vez que se han hecho conscientes y se han integrado los aspectos inferiores, se puede desprender la sombra”, de la personalidad del yo. La sombra es todo lo que el sujeto no reconoce en él y, que, sin embargo, una y otra vez lo empuja en su accionar, directa o indirectamente. Por ejemplo, tendencias irreconciliables y rasgos de carácter de valor inferior. Ahora se sabe que también puede tener cualidades buenas, creatividad, etc. Después de que se ha hecho consciente la sombra, surge más en primer plano, el aspecto de lo inconsciente correspondiente al sexo contrario. Si la consciencia manifiesta más bien el aspecto de la vida correspondiente al Logos, como es principalmente en el caso de los varones, el aspecto del Eros aparece personificado en figuras oníricas femeninas. En cambio en las mujeres, el yo consciente muestra más bien el aspecto de la vida correspondiente al Eros, por ello las correspondientes personificaciones oníricas son masculinas. Estas personificaciones correspondientes al sexo contrario de la personalidad inconsciente, Jung las ha llamado “ánima” en el hombre y “ánimus” en la mujer.