El resultado podría ser que la persona sutilmente percibiera que el soñador estuviera allí. Éste podría percibir pequeños detalles particulares del sitio porque la segunda atención estaría fija en ellos.

La voluntad, para don Juan, es el control de la luminosidad del cuerpo, en cuanto a campo de energía, un estado de ser al que se puede llegar. Se le experimenta como una fuerza que irradia de la parte media del cuerpo después de un momento de silencio absoluto, temor extremo o profunda tristeza. La felicidad no permite la concentración requerida para usar la luminosidad del cuerpo y convertirla en silencio.

El silencio permite que surja el “intento” de dirigir la segunda atención. El intento y el efecto son la voluntad. El intento de volar produce el efecto de volar.

La voluntad pertenece al otro yo, cuando soñamos entramos al otro yo, y conocemos muy poco de él. Nuestra tarea es recordar el resto. La única manera de recordarlo es disparando el cuerpo de sueño. El cuerpo de sueño puede hacer el intento de atravesar una pared, porque conoce el intento de desaparecer en el aire.

Acechar
Es un conjunto de procedimientos y actitudes que permiten extraer lo mejor de cualquier situación concebible.

El guerrero acechador siempre recuerda los siguientes principios:
l.- Todo lo que nos rodea es un misterio insondable.

2.- Debemos tratar de descifrar el misterio pero sin tener la menor esperanza de lograrlo.

3.- Él es un guerrero consciente del insondable misterio que lo rodea y consciente de su deber de descifrarlo, que toma su legítimo lugar entre los misterios y él mismo se considera uno de ellos. Por consiguiente, el misterio de ser no tiene fin, aunque ser signifique ser una piedra, un insecto o un hombre. Esa es la humildad del guerrero. Uno es igual a todo.

4.- No tener miedo a nada, sólo así los poderes que guían a los acechadores, les abren el camino y los auxilian. Cuando se enfrentan a una fuerza superior, con la que no pueden lidiar, los guerreros se retiran por un momento. Dejan que sus pensamientos corran libremente. Se ocupan de otras cosas, cualquier cosa puede servir. Los guerreros comprimen el tiempo, todo cuenta aunque sea un segundo. En una batalla por
su vida, un segundo es una eternidad, una eternidad que puede decidir la victoria.