En consciencia normal se lleva a mover el punto de encaje a la posición en la que aparece el cuerpo de sueño. Este es el que viaja a cualquier distancia. El punto se debe mantener en la posición de sueño en el límite conocido.

Una fuerte emoción o un intento inflexible o un gran interés sirven como guías.

El punto de encaje queda poderosamente fijo en la posición de sueño durante el tiempo suficiente para arrastrar hasta allí a todas las emanaciones interiores del capullo. Si el punto de encaje se mueve, el mundo deja de ser lo que es para nosotros. Todo lo que hemos aprendido a percibir en el mundo está inevitablemente unido a la posición en que se localiza el punto de encaje. La fuerza de la alineación da la estabilidad y la substancialidad que parece tener el mundo que percibimos. La solidez del mundo no es un espejismo, el espejismo es la fijeza del punto de encaje en cualquier lugar.

Cuando los videntes mueren, sus puntos de encaje no confrontan una ilusión, confrontan otro mundo. Ese mundo nuevo es tan real como el que ahora contemplamos, pero la nueva fijeza de sus puntos de encaje en el nuevo sitio que produce ese nuevo mundo, es también un espejismo.

En su entrenamiento, los guerreros y muy especialmente los naguales, deben mover su punto de encaje a tantos sitios como sea posible. A medida que los recuerdan los integran en un todo coherente.

Romper la barrera de la percepción
Una de las enseñanzas usadas como término del adiestramiento, se refería a que el guerrero debía, desde
la consciencia normal, alinear las emanaciones de otro mundo. Consistía en romper la barrera de la percepción, sin ayuda. El éxito dependía de cada guerrero, era un acto de vida o muerte. Consistía en lanzarse a un abismo y antes de llegar al fondo cancelar las emanaciones que hacen percibir este mundo y alinear con el intento el punto de encaje a otra posición. Luego intentar que se fije allí en ese mundo que puede ser cualquiera de los siete.

La necesidad vital de mover el punto de encaje catapulta el cambio. El manejo del intento, comienza con un comando dado a uno mismo. El comando se repite hasta que se convierte en el comando del Águila. El punto de encaje se mueve en cuanto se consigue el silencio interior. Los nuevos videntes movieron sus puntos de encaje a una posición de sueño llamada libertad total.