Las enseñanzas del lado izquierdo, eran impartidas durante la consciencia acrecentada. En ese estado se puede enfocar la mente con una claridad meridiana; la desventaja es que no se puede traer a la memoria normal lo que aconteció.

Hubo tres conceptos importantes en la enseñanza del lado izquierdo: estar conscientes de ser, la maestría del intento y la maestría del acecho. Estar conscientes de ser se refería a la acción del momento, una tradición de los antiguos videntes toltecas. Eran los maestros de la libertad total. Los maestros de estar conscientes de ser eligen el momento en que dejan este mundo. En ese momento se consumen en un fuego interno, como si nunca hubieran existido. Ellos eran brujos y podían inmovilizar la atención de sus víctimas.

El acecho consiste en elementos que tienen influencia recíproca: control, disciplina, refrenamiento, habilidad de escoger el momento oportuno. Estos elementos pertenecen al mundo privado del guerrero que lucha por perder su importancia. El otro elemento pertenece al mundo exterior y es el “pinche tirano”: alguien que hace la vida imposible al guerrero.

En relación al intento, don Juan decía que uno debía concebirlo como una fuerza invisible que existe en el universo y que afecta a todo, no es una condición de ser, pero sí una fuerza que usamos como llave. Los “no- haceres” sirven para interrumpir el intento. Es un proceso, un flujo, una corriente de energía que eventualmente puede detenerse o reorientarse. Es capaz de concentrar las emanaciones del Águila dentro de cierto marco. Cuando los guerreros hablan de poder personal, se refieren al intento que les llega voluntariamente. El resultado se manifiesta en la facilidad de encontrar soluciones o de afectar a la gente o a los acontecimientos. Cuando el intento se funde con el guerrero, lo transforma en una fuerza pura, que los videntes llaman voluntad.

Nuestro ser total consiste en dos segmentos. El primero, es nuestro cuerpo físico que todos percibimos, el segundo es nuestro cuerpo luminoso, el capullo que sólo los videntes pueden ver y que nos hace aparentar como si fuéramos enormes huevos luminosos. Una de las metas más importantes era alcanzar el capullo luminoso, esta meta se conseguía con el uso del sueño y mediante un esfuerzo riguroso y sistemático del “no-hacer”.