El tiempo nos parece largo o corto, dependiendo de si lo consideramos lleno o vacío. Podemos compararlo con un hilo en el que están ensartadas una serie de cuentas. Cuando ellas están muy juntas, no vemos el hilo. Cuando están separadas, por ser pocas, veremos trozos del hilo que las une.
A la vez que nos quejamos de estar aburrido por tareas pesadas, también lo hacemos de tener poco tiempo disponible. Cuando estamos conscientes del paso del tiempo, nos aburrimos. Cuando no estamos conscientes de ello, por la gran cantidad de acontecimientos que ocurren, el tiempo pasa muy rápido.
Por lo general, las cuentas están enhebradas en nuestro hilo del tiempo por accidente. No escogemos, ni creamos, ni controlamos los eventos que nos suceden. Ellos se ensartan solos, algunos son brillantes y coloreados, tal vez con algo de oro o piedras valiosas, pero la mayoría son de vidrio común. Habitualmente no nos damos el trabajo de colocarnos en las circunstancias en las que se están creando estas cuentas, o sea, en el origen de los eventos. Y lo que es más extraño es que, aun en circunstancias ricas en acontecimientos para algunas personas, otras encuentran que para ellas nada sucede. Un hombre o una mujer pueden vivir una vida aburrida y sin motivaciones aun en las más románticas circunstancias, simplemente porque para ellos nada está sucediendo.
La queja de los perezosos de que nunca tienen tiempo para cumplir todas sus obligaciones es, por supuesto, injustificada. Su remedio sería simple: mantenerse ocupado. Pero para la gente muy activa, cuyas vidas están llenas y que, sin embargo, quisieran todavía hacer más, sus quejas por falta de tiempo son razonables. Quien vive a toda velocidad, teniendo ocupado cada momento de su tiempo, no se queja de que la vida esté vacía, sino de que es demasiado corta. Veinticuatro horas diarias, menos el forzado paréntesis de sueño nocturno, es una disponibilidad de tiempo demasiado pequeña para todas las cosas que el individuo quiere hacer y para las que tiene la oportunidad, pero no el tiempo. Cuál sería el remedio para ese feliz y, a la vez, infortunado estado de cosas? No podemos ampliar nuestro tiempo agregando más horas a cada día.
Muchas gracias por ayudarme a encontrar los hilos que me faltaban para esta interminable frasada de felicidad, colores, sonidos y hermosura que es estar vivo.
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Un abrazo fuerte!