Por ejemplo, nada es más cierto que en cada momento de nuestra vida de vigilia recibimos cientos de impresiones sensoriales, efectuamos cientos de movimientos más o menos obvios, y estamos sujetos a cientos de sensaciones internas, como contracciones musculares, respiración, cambios de temperatura y de presión sanguínea, entre otros. Al producirse algún motivo particular que nos lleve a observar y ser consciente de alguno de ellos, los aislamos del resto y le prestamos atención. Pero ordinariamente ni siquiera hacemos eso. Para la consciencia que tenemos de la maravillosa vida de sensación de nuestro cuerpo, igual daría que no tuviéramos cuerpo en absoluto o que fuéramos sonámbulos. Excepto en ocasiones especiales en que nuestro cuerpo insiste en atraer nuestra atención sobre él – a través de alguna dolencia – lo tratamos como una mera máquina sin un real valor que merezca que nos preocupemos de él.
Podría suponerse que el caso seria diferente con nuestra vida de sentimientos y con la de pensamientos. Pero un análisis objetivo demuestra que estamos tan dormidos respecto a nuestra vida emocional e intelectual como lo estamos para nuestra vida física. Es verdad que algunas personas están más conscientes – y otras menos – de una de ellas más que de las otras dos. La gente intelectual está más consciente de sus pensamientos que de su vida emocional y física. La gente emocional está más consciente de sus sentimientos. La gente sensual está más consciente de su vida física. Pero hay que considerar, en primer lugar, que ninguno de estos especialistas está consciente de más de una fracción de la vida en la cual se especializa. El intelectual está consciente de solamente algunos procesos de su mente; el artista está consciente de sólo algunas de sus afluencias emocionales; el sensual sólo percibe algunas de sus sensaciones físicas. En segundo lugar, muy poca gente puede ser consciente simultáneamente de dos de estos aspectos, aun en forma intermitente y parcial. Y aún más, pocos todavía podrían llegar a ser simultáneamente conscientes de los tres.
Muchas gracias por ayudarme a encontrar los hilos que me faltaban para esta interminable frasada de felicidad, colores, sonidos y hermosura que es estar vivo.
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Un abrazo fuerte!