
Crece como crece la flor, ardiendo en ansias por entreabrir su alma a la brisa.
Así es como debes avanzar abriendo tu alma a lo eterno.
Pero debe ser lo eterno lo que debe desarrollar tu fuerza y tu belleza,
y no el deseo de crecimiento.
Porque entonces floreces con la lozanía de la pureza, y no te endureces
con la avasalladora pasión de la importancia personal.
Mabel Collins