Releer y reflexionar sobre las diferentes personalidades que puede asumir un niño. Recordar la infancia y procurar ubicarse en una de esas divisiones. Hay que tomar en cuenta que no se dan tipos puros que sean l00% una personalidad determinada, sin retoques de otra u otras. Esto tiene que ver con los cambios de ambiente que haya experimentado el niño, ya sea en forma alternativa o paralela, por padrastros, madrastras, abuelos, padres neuróticos o histéricos, vicisitudes económicas, etc., con toda la ambivalencia emocional que eso haya significado.

Observación de Sí:

Es como una flecha de dos puntas: YO <————–> NO YO, y significa estar atento a un hecho externo y a uno interno a la vez. No se da espontáneamente, salvo en la niñez. Es un esfuerzo consciente, un ”darse cuenta” simultáneo: veo el hecho externo y me veo yo por dentro al mismo tiempo, tomando nota de mis reacciones frente a ese hecho.

Para podernos observar, tenemos que comprender que lo que llamamos YO no es de una sola pieza. Si fuera así, sería imposible observarnos. Para efectuar un trabajo se necesita un sujeto – trabajador – y un objeto u objetos – el material sobre el cual se trabaja – Si yo fuera un Uno indivisible quién observaría a quién? El ojo no puede verse a sí mismo.

Tenemos que observarnos sin juzgar, sin criticar, lo más objetivamente posible, como si se observara a un extraño, como si fuéramos un detective al que se le encarga que vigile a un sospechoso y que emita un informe diario de todo lo que haga el sujeto observado. Es obvio que no le corresponde al detective calificar la conducta del sujeto, sólo informar.

Al principio todo está en la oscuridad, no se puede discernir nada sobre uno mismo. La observación de sí, consciente y objetiva, deja entrar un rayo de luz y así empezamos a ver confusamente. Es como entrar a una bodega a oscuras, llena de trastos, con una linterna. El haz de luz nos va mostrando de a poco: esta es una mesa, esa es una silla…

Esa luz creada por la observación, con la práctica se volverá gradualmente más intensa hasta que nos permita ver con claridad y fuera de toda duda aquellos rasgos negativos que están dentro de nosotros. No debemos olvidar nunca que esa negatividad la tenemos, no somos nosotros, y es por eso que, con esfuerzo, podemos librarnos de ella.