La práctica espiritual conduce a sanar la actitud depresiva. Se trata de un rasgo frecuente del psiquismo humano que se remonta al primer año de vida, cuando el infante comienza a ver alejarse a su madre, aunque sea muy poco, y esto le genera una fuerte reacción. Se podría expresar esta cura espiritual diciendo en términos psicológicos que se debe introyectar el objeto bueno que ya no es la madre física sino, en la India, el gurú o la Madre Divina. Cuando se llega a ser capaz de alucinar la Madre se tiene a la mano la mejor arma para sobrepasar la actitud depresiva.
Ma Anandamay hacía a menudo la distinción entre el vacío y el gran vacío. Esta clase de distinción vuelve
a presentarse en diferentes vías espirituales bajo terminologías variadas. El Shivaismo de Cachemira distingue diez categorías de vacuidad, el budismo tibetano, dieciocho. Esta insistencia sobre la vacuidad
no es nihilismo, los budistas creen en el Absoluto, al que llaman a veces tathagatagarbha , es decir matriz del Buda. Esta imagen de la matriz confirma la concepción de la vacuidad de la que ya hemos hablado: depósito de potencialidades. De ahí que la meditación sobre el vacío sea un medicamento para liberarse de la raíz de las perturbaciones. El que hace meditación puede anular una emoción parásita viéndola como vacía desde su origen. Deja de estar atrapado por circunstancias a las que confiere una importancia relativa. De esa forma sigue la vía del justo camino medio (madhyamika ). Nagarjuna decía: La vacuidad ha sido enseñada como un remedio para desembarazarse de todos los puntos de vista filosóficos, pero aquellos que se aferren a la vacuidad son incurables. No se trata entonces de nihilismo, sino de indicar que el Absoluto sólo puede ser evocado, y no alcanzado por los discursos de la razón. En esto la escuela madhyamika de Nagarjuna es hermana del Vedanta y madre del Chan y del Zen.
En nuestros días, este dinamismo relativo del pensamiento, favorecido por la meditación sobre la vacuidad, debería estimular a los psicólogos a cuestionar las teorías en las cuales se han instalado o, mejor dicho, encerrado. Puede ser que no se atrevan a ello, les da temor caer en el nihilismo, pero debieran saber, al menos intelectualmente, que hay la posibilidad de una vía llamada el justo camino medio. Espero que estas reflexiones ayuden a clarificar ciertas similitudes y diferencias ente el vacío existencial y la vacuidad liberadora. Espero especialmente que ellas proyecten luz sobre la estrecha pasarela que conduce desde el vacío de la depresión a la vacuidad de la mística, ese puente suspendido que se lanza desde la nada hacia la Nada.
Traducido y extractado por Farid Azael de
Dr. Jacques Vigne.- Eléments de psychologie spirituelle
Éditions Albin Michel