Más que hablar de trabajar el duelo yo prefiero hablar de soltar presa, de dejar de crisparse sobre algo, o de liberación. Una vez que un apego es arrastrado por el flujo de la vida o de la muerte, se le puede considerar como un saco de piedras que se llevaba sobre los hombros y que se ha desprendido por sí mismo. Es un alivio. Más que hablar de pulsión de muerte yo prefiero hablar de desviación de la pulsión de vida. Establecer una dualidad pulsión de vida-pulsion de muerte es en realidad una vieja tentación. Ella apareció en los primeros siglos de nuestra era con Manes y ciertas formas de Gnosis, y ha reaparecido en nuestra época con Freud. Sin embargo, las tradiciones espirituales en su conjunto evitan caer en este dualismo fácil. Aunque parece corresponder a ciertas apariencias, presenta en verdad un obstáculo a la evolución interior. No estamos obligados a dejarnos atrapar por categorías salidas de la mente de un Freud envejecido y, tal vez, deprimido , sobre todo después de la operación de su cáncer al final de los años 20.
El vocablo psi corriente está lleno de sugestiones negativas. Aun si el terapeuta tiene el buen sentido de no hablar demasiado de psicopatología a su paciente , él no puede impedirse de comprender a éste en términos de patología, ya que esa es su formación profesional. Esto representa una toma de partido que influencia al paciente. Por el contrario, lo propio de muy buenos terapeutas, o de sabios, es tener éxito en extraer algunos elementos positivos de un cuadro psíquico desastroso y valorizarlos, en contra de todo, para estimular al paciente. En este dominio fluido y maleable que es el psiquismo, un vaso medio vacío es realmente lo contrario de un vaso medio lleno. Los terapeutas deben supervisar su lenguaje, incluido también lo que se dicen a ellos mismos a propósito de los pacientes. Si no, a pesar de su buena voluntad, corren el riesgo de perjudicarlos confirmándoles que están limitados dentro de una patología fijada.
Si la psicología occidental tiene límites frente a la depresión puede la filosofía , por ejemplo el existencialismo, ayudar a trascender esos límites? Para ser breve, yo no lo creo: el ambiente general del existencialismo es demasiado depresivo en sí mismo para poder ayudar realmente a un depresivo. A lo más, este último podrá aliviarse un poco sintiéndose menos solo en su abandono. La ventaja es que se sentirá más confortable en su depresión, pero el inconveniente es que, en ese caso, no tendrá aliciente para salir de ella. No hay que olvidar que Sartre ha publicado El Ser y la Nada en 1943 en una época donde un espíritu materialista tenía razones para ser pesimista. En efecto, la creencia tranquilizadora en un progreso continuo de la humanidad estaba seriamente amenazada por los acontecimientos. El simple hecho de desmontar el funcionamiento del ego lleva a un nihilismo real, si este trabajo no es acompañado por un sentido agudo del Absoluto subyacente. Puede ser que el filósofo existencialista y el Buda se encuentren frente al mismo vacío, pero el primero siente náuseas mientras que el segundo sonríe no hay allí una diferencia?