3.- Este proyectar, cargar y restituir la Fuerza, volverá a ocuparnos más adelante. Pero desde ya te digo que el mismo mecanismo sigue operando aún en sociedades desacralizadas donde los líderes y los hombres de prestigio están nimbados de una especial representación para aquél que los ve y quisiera hasta tocarlos, o apoderarse de un fragmento de sus ropas, o de sus utensilios.

4.- Porque toda representación de lo alto va desde el ojo hacia arriba de la línea normal de la mirada. Y altas son las personalidades que poseen la bondad, la sabiduría y la fuerza. Y en lo alto están las jerarquías y los poderes y las banderas y el Estado. Y nosotros, comunes mortales, debemos ascender en la escala social y acercarnos al poder a toda costa. Qué mal estamos, manejados aún por esos mecanismos que coinciden con la representación interna, con nuestra cabeza en lo alto y nuestros pies pegados a la tierra. Qué mal estamos, cuando se cree en esas cosas (y se cree porque tienen su realidad en la representación interna). Qué mal estamos, cuando nuestra mirada externa no es sino proyección ignorada de la interna.

Pérdida y represión de la Fuerza

1.- Las mayores descargas de energía se producen por actos descontrolados. Estos son: la imaginación sin freno, la curiosidad sin control, la charla desmedida, la sexualidad excesiva y la percepción exagerada (el mirar, oír, gustar, etc., de manera desbordada y sin objetivo). Pero debes reconocer también que muchos proceden de ese modo porque así descargan sus tensiones, que de otro modo serían dolorosas. Considerando esto y viendo la función con que cumplen tales descargas, convendrás conmigo en que no es razonable reprimirlas sino más bien ordenarlas.

2.- En cuanto a la sexualidad debes interpretar correctamente esto: tal función no debe ser reprimida porque en este caso crea efectos mortificantes y contradicción interna. La sexualidad se orienta y concluye en su acto pero no es conveniente que siga afectando la imaginación o buscando nuevo objeto de posesión de modo obsesivo.