Al llegar a este punto podemos comprender que todo fenómeno constructivo manifiesta el juego de la fuerza activa (acción) y que todo fenómeno destructivo manifiesta el juego de la fuerza pasiva (reacción). Por esta razón, el hombre realizado es tan constructivo en cada instante como las circunstancias se lo permiten. Este hombre, en efecto, está liberado de los reflejos condicionados; ya no reacciona más, es activo, y al ser activo es constructor. Su comportamiento es constructivo – sin que eso signifique un fin premeditado – porque procede de una actividad pura y se adapta a las circunstancias de una manera nueva, una manera constantemente inventada.

Hubert Benoit

Traducido y extractado por Carmen Bustos de
H. Benoit.- La Doctrine Suprême.-Le Courrier du Livre.