1.- Estar presente a cada respiración. No dejes vagar tu atención ni por la duración de un simple aliento. Recuérdate siempre en toda circunstancia.

2.- Mantiene tu atención delante de ti a cada paso que des. Tú deseas la libertad y no debes olvidarlo nunca.

3.- Tu marcha va hacia tu hogar. Recuerda que vas viajando desde el mundo de apariencias hacia el mundo de la Realidad.

4.- Soledad entre la multitud. En toda tu actividad exterior permanece internamente libre. Aprende a no identificarte con nada, cualquiera que ello sea.

5.- Recuerda a tu Amigo: Dios. Deja que la plegaria de tu lengua sea la plegaria de tu corazón.

6.- Regresa a Dios. Ninguna otra meta que no sea obtener la Realidad.

7.- Lucha contra los pensamientos intrusos. Mantiene tu mente en lo que estás haciendo, sea exterior o interiormente.

8.- Sé constantemente consciente de la cualidad de la Divina Presencia. Que se te haga un hábito reconocer la Presencia de Dios en tu corazón.

J. G. Bennett.