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La esencia del zen es el despertar. Por eso no se habla de Zen, sino que se experimenta. Pero el despertar es un gran fenómeno que irradia como el sol. Al hombre despierto se le reconoce por signos particulares. Ante todo, la libertad: no se deja influir por las vicisitudes de la vida, por el miedo, la alegría, la ansiedad, el éxito, el fracaso, etc. Después, por la fuerza espiritual, revelada por la calma, por la sonrisa inefable, por la serenidad. Podría decirse sin temor a exagerar que la sonrisa, la mirada, la palabra y la acción de la persona despierta constituyen el lenguaje del despertar.

Ese lenguaje lo emplean los maestros zen para guiar a los practicantes. Un maestro zen se sirve de los conceptos y de las palabras, como todo el mundo; pero no está condicionado ni apresado por esos conceptos ni por esas palabras. El lenguaje del zen tiende siempre a destruir los hábitos de los que no saben pensar más que por medio de conceptos. Tiende a provocar crisis que sirven para hacer que se desencadene el momento precioso del despertar. Examinemos este fragmento de conversación:

Tchao Tcheu: Qué es el camino?
Nan Tsiuan: Nuestra mente cotidiana.
Tchao Tcheu: Entonces, es necesario realizarlo?
Nan Tsiuan: La intención de realizar el camino envuelve una contradicción con el propio camino.
Tchao Tcheu: Y si no se tiene ninguna intención, cómo se puede saber que se está en el camino?
Nan Tsiuan: El camino no depende de lo que se sabe o de lo que no se sabe. Si se sabe, ese saber está constituido solamente por ideas especulativas. Si no se sabe, esa ignorancia no difiere de las cosas inanimadas. Si se llega al estado de no-duda, un universo ilimitado se abre ante uno en el cual las cosas no son más que una. Y qué se puede discriminar en ese mundo indiscriminante?

Esta conversación tiende a mostrar los obstáculos creados por el método conceptual y, al mismo tiempo, empeña al hombre en el camino de la realización no discriminativa. Si la mente del hombre está madura, la iluminación se podrá producir en él inmediatamente.