
La primera crea y mantiene este Universo a través de las leyes kármicas de causa y efecto. La segunda
nos permite acceder a la cuarta dimensión, donde todo es posible y no existen ni barreras ni límites. La tercera es la entrada a los mundos reales del Espíritu que trascienden toda dualidad y nos convierte en servidores del Plan Divino sobre la Tierra.
Hijos del Sol