En consecuencia, para aquellos que tenemos fe en el espíritu de la Nueva Era, importa comprender que ella simboliza esencialmente la unión del corazón y del intelecto humano con la divinidad en la construcción de un mundo mejor, donde pueda compartirse el sentido comunitario de integridad y sacralidad. Surgiría de esta manera una conducta social fundamentada en una visión del mundo que estimula la creatividad, la disciplina, la abundancia y la autenticidad.
Los medios de comunicación pueden llegar a identificar hasta tal punto la idea de una Nueva Era con lo irracional, lo mágico, lo paranormal, y los estilos de vida centrados en el engrandecimiento del propio poder, que la imagen pierda su potencia transformadora. Sería de lamentar, pero creo que no alteraría fundamentalmente los hechos. La verdadera transformación que está ocurriendo en nuestra sociedad seguiría su curso. La Nueva Era tiene muy poco que ver con las profecías, imaginaciones y espejismos visualizados en una esfera mágica, pero tiene muchísimo que ver con nuestra capacidad de contactarnos con el mundo de una manera nueva que nos capacite para actitudes y acciones caritativas y transformadoras. Recordando esto, podemos olvidarnos de la Nueva Era de las canalizaciones espíritas, de los cristales de cuarzo, y otras hierbas, y trabajar en descubrir y crear un mundo armonioso que nos nutrirá y ayudará a realizar nuestras potencialidades no sólo a nosotros sino también a nuestra descendencia que heredará este planeta en el futuro.
Traducido y extractado por Alberto Carvajal de
The New Age Vision
Findhorn Publications