Amor y Compasión
Al profundizar nuestra comprensión de la existencia se abre la puerta de la compasión. El desarrollo del darnos cuenta del dolor y la ignorancia que, igual que todos los demás, experimentamos, estimula la simpatía, de allí la empatía. Esta evolucionante preocupación por los otros inspira un sentimiento de amor; un amor que pierde sus conexiones con nuestros conceptos y sentidos, un amor que es sin sujeto u objeto.
La compasión es la habilidad de experimentar plenamente la situación de otro. Generalmente, tendemos a meternos dentro de nosotros mismos. Dado que encontramos tan difícil relacionarnos con los otros, aun con nuestros buenos amigos, dedicamos nuestros esfuerzos a protegernos. Nuestra preocupación casi nunca va más allá de nosotros mismos, de nuestras necesidades y deseos personales. La preocupación y la responsabilidad por otros, ambos básicos para la compasión, tienen poca oportunidad de crecer.
Una manera de aprender compasión es cultivar el deseo de ayudar a otros. Este simple gesto automáticamente abre el corazón. Ensanchamos nuestra perspectiva y aumentamos nuestra sensibilidad a las necesidades de otros, y esto nos conduce a desarrollar la habilidad de ser de efectiva ayuda. Eventualmente podemos aprender a amar sin ulterior motivo o sentido del ego. Este sentimiento de amor inegoísta estimula una apertura que permite que la compasión surja naturalmente. Podemos entonces actuar con capacidad y compasión en todas circunstancias.
La apertura en último término significa compasión. Mientras más te dejas abrir, más capaz serás de comunicarte con amigos, familia y otros. En vez de suprimir o tratar de evitar tus sentimientos, tanto como puedas, abre tu corazón, tus sentimientos, tu personalidad total. Ábrete a tus más profundos niveles de sentimiento. Tu puedes hacer esto en la relajación, la llave de la meditación.
Quédate muy tranquilo, respira muy suave y gentilmente, y mantiene tu mente alerta. Una vez que la relajación está establecida de esta manera, ella sanará tus sentimientos internos. Entonces vendrá un calor interior. Con él y con la relajación interna, sentirás más apertura, y con esta apertura, mayor comunicación. Porque este calor interno se transforma en sabiduría y, gracias a él, serás capaz de ver la situación de otra gente más claramente, y con esta claridad también puedes aprender más sobre ti mismo, abriendo tu naturaleza interna.