
Pero si al amar no podeis evitar tener deseos, que sean éstos: fundiros con el ser amado y ser como un arroyo que canta su melodía en la noche; conocer el sufrimiento de la extrema ternura; ser heridos por la propia comprensión del amor y sangrar gustosa y alegremente; despertar al alba con alado corazón y dar gracias por un nuevo día para amar; reposar al medio día, meditando en el extasis del amor; volver a casa con gratitud al atardecer y luego dormir – en el corazón una plegaria por el ser amado – y un himno de alabanza en los labios.
Jalil Gibrán