Luciérnaga en vuelo;
mira! Iba a decir;
Pero estoy solo.
Guardas del templo tocan
Sus caracolas.
La seducción de la sencillez y la burbuja del instante han atraído a cultores de todos los rincones del planeta a intentar expresar la esencia de un contacto consciente con lo que es. Si bien la aparente simplicidad del haikú no hace de este arte algo sencillo de realizar, mayor aún es la dificultad de traducir, por ejemplo un haikú tradicional japonés, a otras lenguas, sin perder la sutileza original. Probablemente en parte por el atractivo de esta forma literaria en sí, y en parte por la imposibilidad de una traducción estrictamente fiel en espíritu, cultores de todo el mundo han buscado reproducir la esencia del haikú en su lengua materna. En lengua castellana, los más conocidos son Benedetti, Borges, Paz. Con más o menos humor, observaciones sociológicas, psicologismo o auto referencia, hay haikús muy logrados.

En él suele predominar el tono nostálgico, tal como si el instante fuera la mejor ocasión para evocar lo ausente o lo perdido, en haikús como:
Algo me han dicho
La tarde y la montaña
Ya lo he perdido.
Los almendros del huerto
Son tu recuerdo.
No he movido las piezas
En el tablero.
En el desierto
Acontece la aurora
Alguien lo sabe.
Que alguna vez tocaba
Tu cabellera
La barba no lo sabe
Crecen las uñas.
Es un imperio
Esa luz que se apaga
O una luciérnaga?
Ella también la mira
Desde otro puerto.
Sigue trazando versos
Para el olvido.

Ola por ola
El mar lo sabe todo
Pero se olvida.
Se cierran y se abren
Todo ha cambiado.
Mi maleta es enorme
Y está vacía.
Pasan las nubes
Y el cielo queda limpio
De toda culpa.
Y en el adiós ya estaba
La bienvenida.
Permiten que uno trate
Consigo mismo.
Cuando lloramos
Las alegres toxinas
Nos abandonan.
interesante y bello.