Eso tiene una resonancia en el recuerdo de esos años de participación en el trabajo. Es indudablemente una de las formas del trabajo que se hace en nosotros, cuando no lo esquivamos, sino que seguimos abiertos a lo que todavía no ha sido verdaderamente percibido. Se presiente que aún así, está presente en potencia.
En la mirada del señor Gurdjieff y en la atención con la que seguía nuestras tentativas de comprensión, algo nos estaba midiendo constantemente; Estará preparado o no? Le ofrezco algo o lo dejamos para más tarde? Y en determinados momentos se arriesgaba.
Qué mirada iba poniendo en unos o en otros !… Ah ! Sabía que algunos comprenderían y otros no. Lo tenía en cuenta y se arriesgaba a cada momento. Eran riesgos conscientes. De qué manera lo vivieron unos y otros ?
A veces, cuando uno escribe o contesta a preguntas acerca de la enseñanza del señor Gurdjieff, tiene que vivir una especie de resonancia, aunque muy lejana, de las situaciones en las que él se encontraba; y muchas veces decía cosas por el estilo de Sé que no debería decírselo, pero Y a aquello nos aferrábamos de nuevo, más aún. Y para algunos era origen de despropósitos enormes, y otras veces era como un nuevo nacimiento, nacer de nuevo al trabajo. Como en la parábola del Sembrador había terrenos de todas clases.
En los Relatos de Belcebú hay muchas referencias al proceso de destrucción mutua. Todos los Mensajeros de lo Alto han intentado hacer comprender al hombre que el Cielo reclama un sacrificio.
Esto me hace pensar forzosamente en el esfuerzo consciente y el sufrimiento voluntario. Hablar o escribir sobre esto probablemente no sirva para nada; tal vez haga falta pasar una vida entera junto a otros compañeros de incomprensión, de malentendidos.
Otra alusión que hay que retener: la noción de Purgatorio. Es una cosa que casi siempre se entiende mal: El Purgatorio Qué maldición ! Qué condenación ! Es el prefacio al Infierno. Y pocos son los que descubren en él el inicio de una verdadera transformación. Es evidente que los últimos capítulos de Belcebú arrojan cierta luz sobre todo esto. Pero es curioso: han de transcurrir años después de la primera lectura de Belcebú, para que esos últimos capítulos muestren las perspectivas que van a hallar un eco en el lector.