La humanidad se encuentra ahora en el arco ascendente de su evolución. Tras haber descendido hasta lo más profundo de la materia, ahora está subiendo lenta y fatigosamente hacia el espíritu, hacia su patria eterna.
El hombre, tras haber alcanzado el máximo de la separatividad, de la auto limitación y del egocentrismo, ahora debe ir ampliando gradualmente los confines de su propio yo personal, restableciendo la comunicación armónica con sus semejantes, con el universo y con lo Supremo.
Cuando empieza a sentir esta íntima necesidad y este deber, se inicia en él una ardua e intensa lucha: el impulso y la tendencia a la ampliación y a la expansión chocan contra las rígidas y duras barreras de la separatividad y del egoísmo.
El alma se siente entonces como un pájaro enjaulado: prisionera en una estrecha celda; en consecuencia, se debate y sufre. Este es el estado critico y doloroso que precede necesariamente a la liberación – o mejor dicho, a una primera liberación – del alma.
En el actual período de despertar espiritual, muchas personas se encuentran atravesando precisamente esta fase. A la luz de esta exposición sintética, la cual nos demuestra que el sufrimiento es algo necesario e inevitable para nuestro proceso de evolución, podremos comprender más profundamente y aceptar con más facilidad los distintos significados particulares y las diferentes funciones específicas del dolor.
En primer lugar, podemos darnos cuenta de que el sufrimiento constituye una expiación ligada a la inevitable ley de causa y efecto. Pero dicha expiación no constituye la única función del sufrimiento, ni es tampoco la más importante o esencial. El sufrimiento ayuda poderosa y directamente al ascenso y liberación del alma: la purifica, quemando con su benéfico fuego muchas de las escorias terrenas; y la esculpe, liberando del bloque de materia informe al dios que estaba encerrado. Como dice la bella expresión: Los dioses se forman a golpe de martillo.
Así pues, el sufrimiento templa y refuerza, desarrollando en nosotros este difícil y admirable poder de resistencia interior que es condición indispensable para el crecimiento espiritual. Muchas personas no se dan cuenta que el espíritu es algo tremendamente poderoso y que carecemos todavía de la suficiente fuerza y resistencia para acogerlo y soportarlo. Ambas cosas se desarrollan sobre todo mediante el dolor.
excelente disertación sobre el sufrimiento, realmente es un hecho y un concepto que nosotros hemos cargado de emocionalidad, el dolor, es consecuencia de nuestra incomprensión para afrontar la prueba, como mencionas en el momento en que aparece la aceptación y por tanto el aprendizaje, entonces, aparece también lo que el ser humano ha denominado como dicha o calma.
¿El dolor y el sufrimiento son la misma cosa? ¿O el sufrimiento viene cuando re-
sistimos el dolor, cuando escapamos o
conflictuamos con èl? Cuando uno aprende
a fluir con el dolor, prestàndole total
atenciòn ahì llega naturalmente a su fin
sin dejar cicatrices. Buda señala que el
dolor es inevitable pero que el sufri-
miento es opcional y justamente tiene que
ver con esto.