La única existencia de la Mente Cósmica es un vasto vacío, y cuando la Mente Universal se encuentra entre dos períodos cósmicos, también se sumerge en ese inconcebible e insondable vacío. Este Vacío trasciende toda la relatividad inseparablemente asociada a la personalidad, sólo puede ser captado por una facultad intuitiva interior y superior.

El significado metafísico de los pensamientos estriba en el Pensamiento. Es una ilusión nuestra el que la Mente parezca una “nada” porque ella es la inconmovible realidad que permanece cuando todo lo demás se ha eliminado. La noción de completa inexistencia es, por lo tanto, ilusoria.
El Vacío es algo único, pues ni siquiera podemos oponer la idea de Plenitud, ésta está contenida en aquél. El Vacío carece sólo de las apariencias individuales y separadas, pero no carece de realidad universal, que es su naturaleza original. Un sabio chino expresa: “La misteriosa cualidad de la Esencia de la mente es que, aunque podemos mirar hacia ella, no podemos verla”.
Psicológicamente, el vacío significa la pureza de la mente, en la cual ésta carece de todo colorido de la imaginación creadora, lo que significa la cesación de toda consciencia terrenal, la desaparición de las apariencias fenoménicas, ya que sólo deja el mundo de la Realidad permanente, inaprehensible para las manos o el pensamiento. Las cosas son las “formas” transitorias que la Esencia Mental permanente asume. Como formas están destinadas a desaparecer, pero como esencia, su destino es durar eternamente.
Tal vez puede añadir algo màs a este en-
foque metafìsico lo que señala el filòso-
fo, sicòlogo y mìstico Krishnamurti: “La
esencia del ser es el no-ser pero para
ver la profundidad del no-ser uno debe
estar libre del devenir”