A continuación extractamos y comentamos los párrafos más explicativos del capítulo 16 de “El Fuego Interior”:

“Después del almuerzo, don Juan y yo nos sentamos a hablar. Comenzó sin preámbulo alguno. Anunció que habíamos llegado al final de su explicación. Dijo que ya había discutido conmigo todas las verdades del estar consciente de ser, descubiertas por los antiguos videntes. Recalcó que ahora yo conocía el orden en el que los nuevos videntes las dispusieron. Dijo que en las últimas sesiones de su explicación me dio una relación detallada de las dos fuerzas que ayudan a mover nuestros puntos de encaje: el levantón de la tierra y la fuerza rodante. Explicó también las tres técnicas desarrolladas por los nuevos videntes, acecho, intento y ensueño, y sus efectos sobre el movimiento del punto de encaje.

– Ahora –prosiguió-, lo único que te queda por hacer para completar la explicación de la maestría del estar consciente de ser es romper por tu cuenta la barrera de la percepción. Sin ayuda de nadie, tienes que mover tu punto de encaje y alinear otra gran banda de emanaciones. Si no llegas a lograr esto, todo lo que has aprendido y has hecho conmigo será mera plática, simplemente palabras. Y las palabras valen poco.

Explicó que al moverse el punto de encaje y al alcanzar cierta profundidad, rompe una barrera e interrumpe momentáneamente su capacidad para alinear emanaciones. Experimentamos esa ruptura e interrupción como un vacío perceptual. Ese momento era llamado la pared de niebla por los antiguos videntes, porque aparece un banco de niebla cada vez que el alineamiento de emanaciones da un traspié.”

Nota: El procedimiento de alineación es conocido por todos los practicantes de meditación, quienes también buscan ampliar su consciencia a realidades más amplias y sutiles. La “ruptura de barrera” también puede interpretarse como un cambio de dimensión.

“Dijo que hay tres maneras de tratar con esto. Se lo puede considerar de manera abstracta, como una barrera de percepción; se lo puede sentir como el acto de romper con el cuerpo entero un apretado tambor de papel; o se lo puede ver como una pared de niebla. A lo largo de mi aprendizaje con don Juan, me había orientado incontables veces para ver la barrera de la percepción. Al principio, me gustó la idea de una pared de niebla. Don Juan me advirtió que los antiguos videntes también prefirieron verlo de esa manera. Dijo que aportaba gran comodidad y holgura el verlo así, pero que también existía el grave peligro de convertir algo incomprensible en algo sombrío y agorero. Por lo tanto, él recomendaba dejar que las cosas incomprensibles siguieran siendo incomprensibles, en vez de convertirlas en parte del inventario de la primera atención.