Cuando uno se encuentra comprometido en un proceso de crecimiento es importante haber clarificado todo lo que sobresale en la infancia, aquello que nos ha marcado dolorosamente. Los sufrimientos del pasado consumen nuestras energías porque estas son necesarias para relegarlos al inconsciente y bloquearlos. Estos sufrimientos enquistados engendran reacciones repetitivas y desproporcionadas que hacen a la persona vivir en desarmonía, siendo un obstáculo para la plena realización de uno mismo.

La necesidad de ser pequeño (a):

Para poder vivir las potencialidades que le habitan y llegar a ser él mismo, el niño necesita recibir un cierto número de cosas de las personas que son importantes para él. Si la recibe, crece como el junquillo en primavera que, recibiendo el sol, el agua, el alimento que necesita, sale de la tierra y se despliega en todo su ser de junquillo. Si el niño no recibe todo lo que necesita, vegeta, o puede experimentar una represión, incluso puede llegar a negar sus necesidades para no sufrir de quienes no las oyen.

Las necesidades no satisfechas, e incluso las necesidades negadas, no por eso están menos vivas. Se despertarán cuando, al llegar a ser joven o adulto, el niño de ayer se encuentre frente a una persona en una relación de ayuda que sea susceptible de responder a ellas. Consciente o inconscientemente, sentirá a esa persona como un padre o una madre, es decir, como un lugar matriz en el que pueda permitirse vivir su necesidad de ser pequeño, es decir, todas esas necesidades que no encontraron entonces una respuesta adecuada.

Es importante dejar que se despierte conscientemente la necesidad de ser pequeño (a) y atreverse a expresar a la persona en cuestión las diversas necesidades que, entonces, están naciendo.

Si esa persona puede acoger esas necesidades sin reírse o burlarse, si las comprende en profundidad y si puede responder a ellas, entonces:

a) se recibe lo que faltó. De ello viene un apaciguamiento , una distensión interior, un
hilillo de vida y, por lo tanto, un crecimiento; y
b) al recibir ese hilillo de vida y ese crecimiento, el sufrimiento de la no-respuesta se
agudizará.