Aunque la mayoría de los participantes desconocía la teoría, pronto se pusieron de acuerdo sobre la necesidad de proseguir su estudio en busca de la síntesis posible. Parecía probable que estuviera surgiendo todo un nuevo campo de investigación. Tal vez la idea de las estructuras disipativas podría ser clave para un progreso ulterior de la investigación sobre el cerebro, que parecía estar necesitando urgentemente un enfoque distinto del lineal habitual. Se decidió que Katchalsky presidiría otras sesiones futuras, organizaría el trabajo y sintetizaría los resultados.

Dos semanas más tarde, Katchalsky caía abatido por las balas de unos terroristas en el aeropuerto de Tel Aviv. Había estado a punto de conseguir un acercamiento muy prometedor: la aplicación de la teoría de las estructuras disipativas a la investigación de la consciencia y el cerebro humanos. Ello podría explicar el poder transformativo de las psico-técnicas; cómo es que por medio de éstas se pueden romper condicionamientos que en estados ordinarios de consciencia se resisten firmemente al cambio.

Las ondas cerebrales reflejan fluctuaciones de energía. Suponen que hay un grupo de neuronas que están experimentando una actividad eléctrica lo suficientemente fuerte como para aparecer sobre el electroencefalograma (EEG). En estado de consciencia ordinario, el EEG de la mayoría de la gente está dominado por la presencia de ondas cerebrales pequeñas y rápidas (ritmo beta). En el estado beta, estamos más atentos al mundo exterior que a la experiencia interna. La meditación, la ensoñación, la relajación y otras diversas psico-técnicas tienden a aumentar las ondas cerebrales más lentas y más amplias, que se conocen con los nombres de alfa y theta. Dicho de otro modo, la atención interior genera una fluctuación más amplia en el cerebro. En estados alterados de consciencia, las fluctuaciones pueden alcanzar un nivel crítico, lo suficientemente amplio como para provocar el cambio a un nivel superior de organización.

Los recuerdos, que incluyen pautas de comportamiento y de pensamiento profundamente enraizadas en el sujeto, son estructuras disipativas. Son patrones o formas almacenadas en el cerebro. Recordemos que en una estructura disipativa las fluctuaciones pequeñas quedan amortiguadas por la forma existente, y carecen de efecto duradero. Pero las fluctuaciones de energía más amplia no pueden ser absorbidas por la estructura antigua. Instauran ondulaciones que atraviesan todo el sistema, creando en él nuevas conexiones repentinas. De esta forma, es probable que las pautas antiguas cambien en presencia de una perturbación o una agitación máxima, que es lo que sucede en estados de consciencia en los que se produce un flujo energético significativo.