
Gould y Eldredge, cada uno por su lado, han propuesto para resolver este problema una teoría que concuerda con los datos geológicos. Los paleontólogos soviéticos han propuesto una teoría similar. El puntuacionismo o equilibrio puntuado sugiere que el equilibrio de la vida viene puntuado de vez en cuando por serias tensiones. Si se aísla una pequeña porción de una población ancestral fuera de su hábitat normal, ello puede dar lugar a la aparición de una especie nueva. Por otra parte, la población sufre un intenso stress cuando vive al límite de su tolerancia. Según Gould, las variaciones favorables se extienden rápidamente. Las pequeñas porciones periféricas aisladas constituyen el laboratorio del cambio evolutivo. La mayoría de las especies no cambian de dirección mientras perduran sobre la tierra. En los restos fósiles presentan una apariencia muy semejante a cuando desaparecen, dice Gould. De acuerdo con las evidencias geológicas, la nueva especie surge de golpe. No evoluciona gradualmente a partir de un cambio constante operado en sus antecesores, sino que aparece de una vez y completamente formada.
El antiguo paradigma veía la evolución como un continuo trepar por una escala, mientras que Gould y otros la asemejan al proceso de continua división y subdivisión de las ramas de un árbol. Por ejemplo, los antropólogos han descubierto en los últimos años que en un tiempo hubo al menos tres formas de homínidos coexistentes, esto es, de criaturas que habían sobrepasado el estadio evolutivo de simios. Anteriormente se pensaba que esos diversos especimenes formaban una secuencia. Hoy en día se sabe que algunos de los presuntos descendientes vivía al mismo tiempo que sus presuntos ancestros. Del trono parental primates primitivos – se separaron varias ramas diferentes. Algunas sobrevivieron y continuaron evolucionando, mientras que otras desaparecieron. El Homo, con su cerebro desarrollado, apareció totalmente de repente.
El nuevo paradigma atribuye la evolución a saltos periódicos efectuados por pequeños grupos. Esta idea del cambio es significativa al menos por dos razones: de una parte, porque requiere un mecanismo de cambio biológico más poderoso que la mera mutación al azar, y de otra, porque abre la posibilidad de una rápida evolución en nuestra propia época, en la que el equilibrio de la especie está puntuado por el stress. En la sociedad moderna, el stress se experimenta en las fronteras de nuestros límites psicológicos más que en las de nuestros límites geográficos. El ser pionero constituye una aventura cada vez más psicoespiritual, ya que las fronteras físicas están más que agotadas, ya no queda espacio por explorar.