Esta teoría explica los procesos irreversibles que tienen lugar en la naturaleza, el movimiento hacia un orden vital cada vez más perfecto. Prigogine, interesado en un principio en la historia y las humanidades en general, sentía que la ciencia ignoraba esencialmente el tiempo. En el universo de Newton, el tiempo se consideraba únicamente con respecto al movimiento, a la trayectoria de un objeto en movimiento. Pero, como dice Prigogine, el tiempo tiene muchos aspectos: decadencia, historia, evolución, creación de nuevas formas, de nuevas ideas. Dónde habría sitio en el antiguo universo para el devenir?

La teoría de Prigogine resuelve el enigma fundamental de los seres vivientes, que han ido siempre cuesta arriba en un universo donde se supone que todo corre pendiente abajo. Y además, esta teoría tiene aplicación inmediata a la vida cotidiana, a la gente. Ofrece un modelo científico de transformación en todos los niveles. Explica el papel crítico que juega el stress en la transformación, y el impulso transformador inherente a la naturaleza ! Como veremos, los principios revelados por la teoría de las estructuras disipativas pueden ayudarnos a comprender el cambio profundo en el campo de la psicología, del aprendizaje, de la salud, la sociología, e incluso la economía y la política. La esencia de la teoría no es difícil de comprender, una vez superadas ciertas confusiones semánticas. Al describir la naturaleza, los científicos emplean a menudo en su sentido más literal palabras corrientes que tienen también para nosotros un significado abstracto y que pueden ir teñidas de una fuerte carga emocional. Para comprender la teoría de Prigogine, necesitamos dejar de lado los juicios de valor tradicionales aplicados a palabras como complejidad, disipación, coherencia, inestabilidad y equilibrio.

Ante todo, contemplemos de nuevo por un momento algunos ejemplos que nos recuerdan hasta qué punto la naturaleza está saturada de orden y es rica en estructuras: flores y colonias de insectos, interacciones celulares, estrellas del tipo pulsar y quasar, el código genético, los relojes biológicos, los intercambios simétricos de energía en la colisión de partículas subatómicas, los patrones de memoria en la mente humana. Luego, recordemos que en la naturaleza, a un nivel profundo, no hay nada fijo; todos esos patrones están en continuo movimiento. Incluso una roca es un baile de electrones.