Aun actualmente nos resulta difícil creer que el mundo imaginal ejerce un efecto de causación sobre el mundo real. Por otra parte, nos cuesta poco trabajo creer que el mundo material influye sobre el mental. Al fin y al cabo, sabemos que las drogas y los medicamentos que alteran la mente pueden hacer cambiar los estados de ánimo, hacer que el dolor se disipe aparentemente e incluso aliviar las enfermedades. La medicación puede transformar el cerebro de una persona que padece esquizofrenia de manera que produzca una mente de funcionamiento aparentemente normal.

La locura de los alquimistas.

Hoy día no está muy clara la frontera que separa al loco del ingenioso. También los antiguos alquimistas tenían que cargar con la etiqueta de locos. Todo lo que tocaban los alquimistas quedaba rodeado de una aureola de locura. De hecho, para muchos que presenciaban sus actos, ser alquimistas era estar loco. Esto se debía a que para conseguir sus aparentes milagros los alquimistas debían viajar a lugares de la mente a los que pocos se atrevían a llegar. Y según la leyenda, al llegar allí tenían que hacer frente a un embaucador, a un engañador, que estaba en la frontera que separa la realidad de la imaginación, iluminada por la Luna.

Pero cómo conseguían realizar los antiguos alquimistas su aparente magia? Cómo cruzaban la frontera, sorteando al embaucador que estaba siempre presente en el límite? No cabe duda de que, metafóricamente, debían dejarse guiar por la luz de la Luna. Y tenían que esperar ver al embaucador, que los dejaría pasar cuando ellos lo hubieran reconocido como a una imagen de sí mismos.

Su visión del mundo iluminada por la Luna, toda su manera de ver el mundo, suponía que:

Cielo arriba
Cielo abajo
Estrellas arriba
Estrellas abajo
Todo lo que es arriba
También es abajo
Capta esto
Y regocíjate.

Los alquimistas veían los mundos superior e inferior como analogías de los mundos interior (personal) y exterior (externo), de lo que hoy llamamos lo subjetivo y lo objetivo. En nuestra nueva alquimia, estos mundos están conectados por líneas de relato múltiples, por historias de posibilidad relacionadas con la idea de la física cuántica de los caminos de acción. Resulta que podemos alterar estas líneas de relato con sólo que nos arriesguemos a plantarnos cara al embaucador en cada uno de los puntos del camino.