Rice terraces, Lonji, China

Rice terraces, Lonji, China.

Hablemos del sentido de la vida. A menudo hemos escuchado esta pregunta: “Qué puede hacer uno cuando la vida no tiene sentido?” Según Viktor Frankl, hay cuatro factores que le dan sentido a la vida, (basta con uno, por supuesto):

– realizar una vocación
– superar un destino adverso
– un gran amor
– una fe religiosa

Realizar una vocación es lo que está más a nuestro alcance, sin que se trate de una circunstancia habitual. Es realmente afortunado quien puede trabajar en aquello para lo que está dotado por la naturaleza y que llena los íntimos anhelos de su ser. Esto puede cubrir todos los ámbitos del quehacer humano: arte, ciencias, comunicaciones, comercio e industria, educación, salud… A algunos médicos les hemos oído decir: “Yo no podría haber sido otra cosa que médico. Nunca se me ocurrió siquiera suponer otra posibilidad”.

El superar un destino adverso lo vemos con frecuencia en los minusválidos. Podemos citar a Helen Keller, ciega y sordomuda por una meningitis a los dos años de edad; o al notable físico Stephen W. Hawking, paralítico y mudo, que sólo logra comunicarse a través de un artefacto ideado especialmente para él, y que podrá accionar mientras sea capaz de mover el pulgar de su mano derecha.

Y sin ir tan lejos, recordemos al chileno que perdió ambas piernas por el estallido de una bomba olvidada en una de nuestras fronteras. Tuvimos la gran satisfación de verlo en TV practicando futbol gracias a su esfuerzo por rehabilitarse. O al nadador, también chileno, que ganó una medalla en la última de las Olimpiadas para discapacitados. O, más cerca todavía en la noticia, a aquellos niños que procuran superar sus deficiencias físicas, innatas o adquiridas.

Ambas motivaciones tienen en común que dependen de nuestro esfuerzo, decisión y voluntad y, desde luego, de la ayuda que puedan prestarnos quienes nos rodean. En las vocaciones vemos que pueden frustrarse promisorios talentos juveniles por no disponer de medios para costear sus estudios. Y en el caso de los minusválidos, todos tenemos aún en la memoria la última Teletón.