Meta de la Fe Bahái
La Fe Bahá’i – la religión más recientemente aparecida en el mundo hace 150 años – trata fervientemente de unir al mundo, llamando a reconocer lo común que compartimos todos los seres humanos: vivimos bajo un solo Dios (aun con diferentes títulos y nombres), todas las religiones enseñan lo trascendental, lo eterno, lo bueno; y hay una sola raza, la raza humana. La Fe Bahá’i destaca la necesidad esencial de eliminar prejuicios raciales, religiosos, sociales y nacionales, que son barreras a la percepción, límites artificiales al entendimiento humano. En busca de esta armonía, trabajan los bahá’is para establecer un nuevo orden mundial para toda la raza humana, persiguiendo – entre otros postulados básicos – la igualdad de derechos y oportunidades para ambos sexos, educación universal, abolición de extremos de riqueza y pobreza.
Quizás lo más trascendente sea el respeto a todas las Manifestaciones de Dios, reconociendo que cada
una de ellas vino a enseñar lo necesario para una época determinada, de acuerdo con el nivel de madurez
de la humanidad en tal período, propiciando así la no separatividad y acercándonos a una verdadera convivencia y solidaridad espiritual entre los pueblos.
Otro aspecto interesante es que no hay demarcación entre religión y vida diaria, así nos encontramos en presencia de una religión que no contiene ritos creados por el hombre. ni un clero profesional. La responsabilidad de la búsqueda de la verdad queda en manos de cada uno de nosotros, y es un ejercicio diario que puede asegurar la congruencia entre nuestros ideales y acciones.
Bahá ulláh, fundador de esta religión mundial, enseña que cada ser humano es como una mina de piedras preciosas que ni siquiera el dueño mismo reconoce, ni menos los demás, y que es de valor inestimable. La finalidad de la vida es desarrollar estas capacidades en beneficio propio y ponerlas en práctica al servicio de la humanidad. Nuestras capacidades necesitan ser desarrolladas y ejercitadas al compartirlas con los demás. Por ejemplo, si no ofrecemos a otros el agua de que disponemos, llegará a estar estancada y perderá sus cualidades. Pero si se comparte con los demás, se puede llenar de nuevo el vaso con más agua cristalina. De igual manera, el proceso de ejercitar una capacidad en beneficio de otros ayuda a desarrollar aún más la habilidad de que disponemos.