Si bien en el arco iris aparecen siete colores, hay más de setecientos matices diferentes: pero sólo nos referiremos a los arquetipos fundamentales: blanco, azul, violeta, rojo, naranja, amarillo, verde, castaño, negro.
Blanco: Es como la luz original existente antes que el Dios del Génesis creara el cielo y la tierra. Puede entenderse como la unión completa de todos los colores del espectro de la luz, como símbolo de la inocencia aún no influída ni enturbiada por la Creación, o como fin definitivo de la persona purificada. Color de la unidad y de la pureza, fue siempre empleado como tal en los ritos de iniciación de todas las religiones. Es unidad porque sólo él refleja todos los rayos luminosos de donde emanan los colores primitivos y la infinita variedad de matices que dan vida a la naturaleza. El blanco es como un espejo que refleja el universo, su vibración nos devuelve a nosotros mismos, nos entrega una imagen de nuestra inocencia perdida, nos purifica de las miasmas de la vida, representando un ideal de claridad y trasparencia.
En los ritos paganos se sacrificaban animales blancos a los dioses celestes, en cambio, a los dioses del mundo subterráneo se ofrecían animales negros.
En la tradición china, el blanco es el color de la vejez, del otoño, del oeste y del infortunio, aunque también el de la virginidad y de la pureza. Lo consideran como el color del luto por los muertos, tal vez a causa de la palidez de la muerte. En los sueños, un caballo blanco puede interpretarse como el presentimiento de una muerte. En muchas culturas aparecen fantasmas o espectros como figuras blancas.
En la alquimia, lo blanco (albedo) es la señal de que, después de lo negro (nigredo), la materia prima se encuentra en el camino que conduce a la piedra filosofal.
Azul: Es el color que más se considera como símbolo espiritual. Se le compara con la trasparencia del aire, del agua, del cristal y del diamante. También con el mar, el cielo, el espacio, puesto que no bloquean la mirada sino que la dejan perderse en ellos. Envía una vibración de equilibrio, de armonía y de alegría de vivir. Agranda el espacio a la vez que lo vuelve luminoso. El azul, todo profundidad y frescura, contiene una promesa de libertad. Simboliza la calma de una mar tranquila, la suavidad de modales, la ternura, el amor a la vida. Representa la plenitud de los más fervientes anhelos de unificación y de comunión con la naturaleza, la verdad y la confianza, el amor y la dedicación, la sumisión y la devoción. Simboliza lo tradicional, los valores permanentes, la eternidad sin tiempo.