Al unificar la conquista impulsiva del rojo y la sumisión gentil del azul, llega a ser representativo de la identificación. Esta es una especie de unión mística, un alto grado de sensitiva intimidad que conduce a una completa fusión entre el sujeto y el objeto, como si todo lo que se pensara y deseara pudiera transformarse en realidad. Es como un espejismo, un encantamiento, un sueño realizado en la imaginación, un estado mágico en el que la persona pretende fascinar a otros y cree conseguirlo. Existe una incapacidad para distinguir entre los sueños y los hechos reales.
Las personas mentalmente maduras nunca prefieren ese color en un test; pero sí lo hacen los preadolescentes – que todavía viven en el mundo de la lámpara de Aladino- las mujeres embarazadas, los homosexuales (hombres y mujeres), las razas indígenas en las que prevalece aún el animismo. También se ha observado esta preferencia en personas con problemas de la glándula tiroides. En todos estos casos indica inseguridad emocional, la que debe tratarse con especial comprensión, gentileza y afecto.
Cuando este color es rechazado, significa que el anhelo por una intimidad mística con otro ha sido reprimido por su aparente imposibilidad. Esto implica también un rechazo a involucrarse profundamente en cualquier tipo de relación, sea personal o profesional.
Rojo: En forma de óxido de hierro ha acompañado al hombre desde épocas Inmemoriales y se empleó abundantemente en las pinturas rupestres que han llegado hasta nuestros días. En la antigua China era el color sagrado, revitalizador de la dinastía Chou (lO5O-256 AC). Rojo también era el color del dios de la buena suerte que concedía la riqueza. En el arte cristiano tradicional es el color de la sangre del sacrificio de Cristo y de los mártires, del amor fervoroso a Dios y de las llamas del Espíritu Santo en Pentecostés.
En la alquimia, el rojo está relacionado con el blanco para formar un sistema dual en el que simboliza el azufre, el que quema. En la francmasonería, el rojo designa el sistema de altos grados del rito escocés. Se considera que en los sueños significa que la persona está preparada para la acción, se inicia la conquista y los sufrimientos; es entrega y también tribulación; es sobre todo una futura relación sentimental.