Se considera agresivo, vital, cargado de energía, afín al fuego, y sugiere tanto el amor como la lucha entre
la vida y la muerte. Es como la sangre y la pasión. Excita y estimula la mente, aumenta la tensión muscular y la capacidad de la respiración. Caliente e irritante, se desaconseja a los enfermos, para estados de ánimo introvertidos y melancólicos su efecto es inoportuno y repelente. Se dice que exalta los impulsos eróticos
y el entusiasmo. Es excitante para los sanguíneos, estimulante para los linfáticos o los convalecientes, levanta la actividad psíquica en la neurastenia depresiva. Acrecienta la actividad sexual del hombre, es el color del calor y del movimiento. Esencialmente dinámico, es necesario poner atención en su potencia, la que conviene saber dosificar. Despierta la energía vital y el deseo, la voluntad de conquista y el apetito de aventuras riesgosas.
El rechazo al rojo acompaña frecuentemente a la fatiga psíquica y nerviosa, a la falta de vitalidad, inquietud, impotencia o pérdida de apetito sexual. Por el contrario, un gusto demasiado pronunciado por este color atestigua un temperamento exorbitante, que puede llevar a la ninfomanía o satiromanía, estados en los que es imposible hallar la satisfacción y el aplacamiento sexual que esas personas buscan en vano.
Naranja: Este color evoca la luz, el fuego, el calor del sol. Goethe dijo que representa la exaltación extrema tanto como el suave reflejo del sol poniente. En efecto, el naranja estimula más de lo que excita, Símbolo de la intuición, de la alegría serena, de la fuerza equilibrada, induce al optimismo. Es un estimulante emotivo que acelera ligeramente las pulsaciones del corazón y da una sensación de bienestar y de júbilo, regocijando el alma.
Amarillo: Como el oro o la luz del sol. Considerado a menudo como el color más alegre, evoca en cierta forma la riqueza y la abundancia. En un matiz intenso produce actividad; pálido, descansa, relaja. Su efecto luminoso da vitalidad, es el color que más aumenta la tonicidad neuromuscular general. Agudiza el intelecto e incita a los trabajos del espíritu. Según Goethe: en su matiz más puro lleva siempre en sí la naturaleza de la claridad y posee un carácter de serena jovialidad y de dulce estimulación. Todo luz, el amarillo agranda los espacios exaltándolos e irradiando un alegre júbilo.