Todavía deslumbrado, el neófito penetra en una sala oscura, austera. Hay ahí una mujer bella e inquietante (Arcano ll, la Papisa). Ella está sentada sobre un trono y lo tienta. Le dice: Contempla este libro, él contiene la verdad sobre todos los hombres, la moral, la ley. Mira ese velo detrás de mí, él oculta las verdades que conducen por encima de todos los hombres.

Quieres ver entreabrirse el velo? Para ello tendrías que conquistarme. Pero, mirar detrás del velo es ya pasar al otro lado. Y el neófito se une a la Papisa y con ella pasa al otro lado.

Es como un viaje a contrapelo del tiempo, como viajar al origen de las cosas. Los seres se metamorfosean ante sus ojos, dos personajes avanzan hacia él: la Emperatriz y el Emperador (Arcanos III y IV) quienes le hablan respectivamente del tiempo y del espacio. El reconoce a su Madre y a su Padre, se identifica con ellos, comprende el secreto del Génesis, los poderes de lo masculino y los poderes de lo femenino. Se une
a ellos y los iguala.

Se le conduce entonces delante del Papa (Arcano V). Este le dice. Al presente tú eres adulto. Ya no andas errabundo sobre la tierra sin razón y sin meta. Puedes escojer. Qué vía tomarás? La del mago? El es hábil, pero la fortuna que te ofrece, el poder y la gloria no son más que ilusiones, se sirve de ellas para atraerte. 0 la del conocimiento? Tú conoces los secretos de los hombres, pero no así los de la Tierra. Deseas ir más lejos? 0 deseas regresar, propagar la ilusión, a tu vez, entre los hombres?

Sí el neófito persevera sobre la Vía, pasa por una segunda prueba, (la primera era la Papisa) e inaugura un segundo ciclo de estudios y búsqueda. Llega a ser el Enamorado (Arcano VI) delante del cual se abren dos vías simbolizadas por dos mujeres tan bellas como diferentes. Las dos lo atraen. El permanece frente a ellas indeciso, en tanto que un ángel armado de un arco y flechas se mantiene por sobre su cabeza, como una espada de Damocles presto a aniquilarlo si él se equivoca en su elección.